Dispareunia: cuando el coito duele

El dolor asociado a las relaciones sexuales afecta al 15% de las mujeres y al 4% de los hombres
Por Montse Arboix 28 de junio de 2013
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Imagen: James Lee

La dispareunia o coitalgia, como su nombre indica, es sufrir dolor en el coito. En el 95% de los casos, esta disfunción sexual está provocada por causas psicológicas. Aunque los síntomas son variados y de distinta intensidad, pueden afectar a la relación de pareja y disminuir la calidad de vida. Ante la diversidad de síntomas y distintos grados de intensidad que pueden manifestarse, en este artículo se apuntan las señales que, según los especialistas, pueden sugerir dispareunia y cuáles son las mejores pautas que se deben seguir.

La dispareunia o coitalgia es sentir dolor durante el coito, aunque en realidad abarca las molestias que se padecen antes, durante y después de la relación sexual. Afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque ellas se llevan la peor parte. En algunos estudios, la tasa de hombres se cifra en un 4%. En contraposición, cerca del 15% de mujeres siente dolor mientras mantiene relaciones, ya sea desde una pequeña irritación vaginal postcoital hasta un dolor intenso.

Pero, si muchas experimentan dolor en alguna ocasión durante sus actividades sexuales, ¿cuándo se considera de manera indiscutible que una mujer sufre dispareunia? Para Gema García Gálvez, ginecóloga y responsable de la Unidad de Suelo Pélvico del Hospital Quirón, de Madrid, y asesora experta de Centrada en ti de TENA Lady, ocurre «cuando en la mayoría de las veces el coito supone dolor, y me atrevería a decir, que limita tener una sexualidad satisfactoria».

Pese a que los síntomas de la dispareunia en las mujeres no siguen un patrón estándar, hay algunas características que pueden poner a las afectadas sobre la pista:

  • Ligera molestia o especial sensibilidad en la vulva.
  • Sensación de picor o quemazón en la zona genital externa.
  • Dolor o presión en la zona pélvica o abdominal.
  • Sensación de sequedad o irritación vaginal.
  • Malestar, que puede manifestarse como dolor intenso o sensación de ardor, en la parte más externa o la parte media de la vagina, durante la entrada y salida del pene, durante el orgasmo, después del coito o, incluso, al ponerse un tampón.

Dolor asociado al coito: causas más frecuentes

La dispareunia, en la mayoría de las veces, está asociada a problemas de vaginismo
Este trastorno puede manifestarse después de un parto vaginal asistido con fórceps o ventosa o en los que se ha practicado una episiotomía (incisión quirúrgica en la zona del perineo femenino). Dentro de las causas orgánicas están las infecciones genitourinarias o irritaciones por el uso de anticonceptivos de barrera (preservativos, diafragma, dispositivo intrauterino o espermicidas).

Sin embargo, en la mayoría de las veces, este dolor está asociado a problemas de vaginismo, una disfunción sexual de origen psicológico que sufre entre un 2% y un 4% de la población femenina. El vaginismo es una contracción involuntaria de los músculos pélvicos y de la zona exterior de la vagina que obstaculiza la penetración durante el coito y dificulta el acto, hasta hacerlo casi imposible.

Otros motivos psicológicos que pueden provocar dolor durante la relación sexual son la pérdida de interés por la pareja sexual, que puede entorpecer la lubricación vaginal, o la falta de excitación en el momento de la penetración, haber tenido una educación sexual inadecuada o sufrir ansiedad.

Abordaje y pronóstico del dolor coital

Si ante una disfunción sexual, la mujer no aborda el tema y no acude al especialista, es muy posible que «termine por asociar sexo con un evento desagradable y negativo; y ello afectará de manera seria a la relación de pareja así como a su autoestima», asevera esta especialista. «Ante una disfunción de origen psicológico se hace necesario un abordaje en pareja. Aunque, como sucede en todas las disfunciones, no son válidas las generalizaciones, hay que descartar primero aspectos de patología orgánica que puedan justificarla, como una endometriosis o vaginitis atrófica, y realizar el tratamiento adecuado. No tiene por qué ser un trastorno crónico en absoluto; aun si es algo con marcada influencia psicológica, se dispone de terapias eficaces», añade.

García recomienda hablar del tema con la pareja y consultar con un ginecólogo para que realice una exploración. Si se descartan anomalías físicas que lo justifiquen, hay acudir al sexólogo para descubrir en qué momento surge el dolor y cómo abordarlo. La experta lanza un último consejo: «Si es una dispareunia propia de etapas de la vida, como postparto o menopausia, es beneficioso ayudarse con sustancias hidratantes o regeneradoras vaginales, así como hacer ejercicios específicos para fortalecer el suelo pélvico».

Dispareunia masculina

La mayoría de hombres con dispareunia refiere dolor durante la eyaculación. Las razones más habituales son fimosis, infecciones en la uretra (conducto que va de la vejiga al exterior del cuerpo y que permite el paso del semen) o en las glándulas seminales, en la próstata o en la vejiga urinaria.

A veces, el origen de la disfunción masculina hay que buscarlo en los métodos anticonceptivos, como los productos espermicidas o el DIU (dispositivo intrauterino), que pueden producir problemas por contacto.

El factor psicológico en la población masculina es poco común, a pesar de que una educación sexual inadecuada o sufrir ansiedad por la relación de pareja pueden ser desencadenantes del dolor.

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