Diabetes y salud mental

La estrecha relación entre cuerpo y mente provoca, en el caso de la diabetes, que las personas afectadas padezcan complicaciones mentales como depresión o angustia
Por Blanca Álvarez Barco 18 de julio de 2006

¿Hasta qué punto puede una enfermedad mental influir en una dolencia física? ¿Es posible que, por el contrario, un problema físico desemboque en un mal de índole psicológica? En el caso de la diabetes, ambas cuestiones tienen una respuesta afirmativa. Aunque no existen estudios sistemáticos sobre la compleja relación entre salud mental y diabetes, un reciente trabajo realizado por expertos de la Universidad de Washington asegura que los esquizofrénicos que padecen diabetes ven agudizados sus problemas físicos debido a su enfermedad mental y al tratamiento que reciben para controlarla. Por otra parte, los diabéticos (entre el 5% y el 6% de la población) son propensos a padecer trastornos mentales menores, tales como depresión o angustia, especialmente derivadas del carácter crónico de su enfermedad, aunque posiblemente también debido al desarrollo de la misma.

Azúcar en la sangre

Azúcar en la sangre

Su presencia en el organismo es fundamental, pero en las dosis justas. Un exceso o un defecto de este elemento puede provocar problemas de índole físico o psicológico de gran envergadura. Se trata de la glucosa, del azúcar, la principal fuente de energía del cuerpo humano. Tras consumir alimentos, el organismo los descompone convirtiéndolos en glucosa, elemento que toman las células para fabricar energía. ¿Qué sucede en la diabetes? Que la glucosa no puede entrar a las células y permanece en la sangre debido a que el páncreas no segrega la suficiente insulina, o a que el cuerpo se resiste a la misma por lo que son necesarias grandes cantidades de ésta para mantener la cantidad normal de glucosa en la sangre. El nombre de la enfermedad hace referencia a este exceso de dulzura, ya que diabetes mellitus -la más común y cuya incidencia en la población es de entre el 5% y el 6%- debe su nombre al griego y significa literalmente ‘miel (mellitus) que pasa a través (diabetes)’.

En las personas que no tienen diabetes los niveles normales de glucosa en sangre se mantienen entre 70 y 140 mg/dl

Dos de las dolencias más importantes asociadas a la diabetes son la hiperglucemia (exceso de azúcar en sangre por las deficiencias de secreción y acción de la insulina) y la hipoglucemia. En las personas que no tienen diabetes los niveles de azúcar en sangre se mantienen entre 70 y 140 mg/dl. Quienes reciben insulina o toman pastillas para la diabetes pueden tener niveles de azúcar en la sangre demasiado bajos (inferiores a 70mg/dl), lo que se conoce como hipoglucemia. Tanto una como otra pueden provocar en quien las padece complicaciones mentales, aunque según asegura Mikel Urretavizcaya, psiquiatra del hospital de Bellvitge de Badalona, la atención psiquiátrica a la diabetes ha sido muy esporádica hasta el momento y la relación diabetes-salud mental aún se encuentra en fase de investigación. En general, señala, las complicaciones psiquiátricas son derivadas de la adaptación a la enfermedad y al curso crónico de la misma, o bien secundarias a la propia diabetes mellitus. Coincide con esta opinión Ricardo Crisóstomo Pizarro, jefe de Psiquiatría III del hospital Gregorio Marañón de Madrid, quien afirma que entre los diabéticos son frecuentes, «más que entre la población general sana», trastornos menores como depresión y ansiedad.

Aceptar la enfermedad

Aceptar la enfermedad

Depresión, irritabilidad, hipocondría? Milagros Otegui, psiquiatra con larga experiencia en el Instituto de Diabetes, asegura que en gran medida los problemas mentales de los diabéticos tienen su origen en la no aceptación de su enfermedad, tanto del enfermo como de su familia, ya que no es fácil aprender a convivir con posibles hospitalizaciones o tener que asumir una enorme responsabilidad, pues en la diabetes es fundamental la intervención activa del paciente en el control de su enfermedad (inyecciones diarias de insulina y dieta estricta, entre otros). De hecho, el 64% de los pacientes que padecen episodios depresivos, lo hacen durante el año siguiente a haber conocido el diagnóstico.

La evolución de la enfermedad, la certeza de su cronicidad o de posibles complicaciones graves, así como la dificultad para mantener el control dietético esencial en esta enfermedad pueden contribuir también al desarrollo neurótico de la personalidad, según indica Urretavizcaya. «Aparecen actitudes hipocondríacas, muchos pacientes tienen tendencia a la inestabilidad emocional, la irritabilidad, o bien actitudes de soledad y desesperanza», explica el psiquiatra. La explicación a estos desórdenes, sin embargo, no entra sólo en el campo de la psicología, sino en el de la biología. Un ejemplo de la estrecha relación entre cuerpo y mente queda de manifiesto al comprobar científicamente que las situaciones estresantes producen fluctuaciones de los valores de glucosa. Estos cambios son de mayor magnitud entre los diabéticos que entre las personas que no padecen la enfermedad.

El 64% de los pacientes que padecen episodios depresivos, lo hacen durante el año siguiente a haber conocido el diagnóstico

La aceptación de la diabetes cobra especial relevancia entre los adolescentes, quienes a menudo derivan en un proceso psicopático de rebeldía ante la situación que le ha tocado vivir. Otegui explica que la dificultad para llevar el mismo ritmo de vida que el resto de jóvenes crea enormes complicaciones entre los chicos diabéticos. «Algunos dejan el tratamiento, y ello lleva a consecuencias terribles, que además son irreversibles, como problemas de crecimiento, vasculares y oculares». El experto de Bellvitge va más allá y señala que se pueden desencadenar episodios de rebelión explosiva, que desembocan en el abandono personal, abandono que a veces encubre una conducta suicida. No sólo los jóvenes, también muchos adultos pasan por situaciones complejas, como problemas en la relación de pareja debido a las alteraciones sexuales que provoca la diabetes.

Además de las alteraciones sexuales, los principales trastornos psiquiátricos que pueden sufrir las personas que padecen diabetes son dificultades para concentrarse, inestabilidad emocional, trastornos de ansiedad (crisis de angustia con miedo extremo sin causa real que lo provoque), depresión, así como trastornos amnésicos y psicóticos. Por ello, los expertos conceden especial relevancia al tratamiento psiquiátrico en la diabetes, cuyo objetivo es ayudar a conseguir el mejor control metabólico posible y contribuir a mejorar la calidad de vida. A pesar de la existencia de estos problemas, Crisóstomo señala también que hay que tener en cuenta que los enfermos somáticos crónicos son, en un gran número de casos, personas tan adaptadas a su enfermedad que no sufren un daño muy elevado, teniendo en cuenta las consecuencias que podría ocasionarles el padecer una enfermedad tan grave como la diabetes.

Problemas en esquizofrénicos

Problemas en esquizofrénicos

Quienes no se adaptan del mismo modo a convivir con una enfermedad que requiere tantos cuidados son los enfermos mentales. Según numerosos estudios, la diabetes es una patología que aparece con mucha frecuencia entre pacientes que padecen esquizofrenia. De hecho, se estima que uno de cada cinco esquizofrénicos padece diabetes o puede llegar a desarrollarla, el doble que entre el resto de la población. Para poder explicarse estas cifras Crisóstomo asegura que hay que tener en cuenta el estilo de vida de estos pacientes, caracterizado por el sedentarismo y por un régimen alimenticio inadecuado en la mayoría de las ocasiones.

«La diabetes descontrolada puede arruinar la vida de una persona tanto como la esquizofrenia descontrolada»

Más que la enfermedad física en sí, lo que agrava la situación de un paciente esquizofrénico que padece diabetes es el descontrol que preside su vida, que le impide en ocasiones cumplir las rutinas que impone la enfermedad y que le llevan a cuidarse peor que una persona diabética que no padece enfermedad mental, según explica Crisóstomo. Y no se trata de una cuestión baladí, porque no hay que perder de vista que «la diabetes descontrolada puede arruinar la vida de una persona tanto como la esquizofrenia descontrolada», según un reciente estudio realizado por expertos de la universidad americana de Washington. La situación es tal que en Estados Unidos mueren ya más enfermos mentales a causa de problemas cardíacos o de diabetes que a causa de un suicidio, lo que ha llevado a los psiquiatras a replantearse el modo de actuación frente a estos enfermos y prestar más atención al aspecto físico de sus enfermos mentales.

Sin embargo, la situación no es tan sencilla. Al menos, así lo asegura el jefe de Psiquiatría III del hospital Gregorio Marañón de Madrid, quien explica que no basta con un cambio de actitud y una mayor vigilancia al aspecto biológico del enfermo mental. El médico mete el dedo en la llaga de otro de los grandes problemas en este aspecto, que no es otro que la evidencia de que muchos de los fármacos que deben ingerir los esquizofrénicos para poder combatir su enfermedad mental favorecen la aparición de la diabetes o agravan alguno de sus síntomas. «Los neurolépticos (fármacos antipsicóticos) resultan muy efectivos para tratar la esquizofrenia, pero provocan otras consecuencias en el organismo de quien lo ingiere. Es la cruz de la moneda», señala.

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