Entrevista

María Die Trill, presidenta de la Sociedad Española de Psicooncología

Si él quiere saberla, hay que decirle la verdad a un enfermo de cáncer
Por Clara Bassi 17 de marzo de 2009
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Imagen: CONSUMER EROSKI

El cáncer no tiene por qué conducir de forma necesaria a la depresión u otro trastorno psicológico, y viceversa; no se ha demostrado que la depresión favorezca el desarrollo de un cáncer. No obstante, el 50% de los pacientes que sufren una enfermedad oncológica cumple los criterios que se tienen en cuenta al diagnosticar trastornos psicológicos o psiquiátricos. Además, se experimentan distintos momentos difíciles desde el punto de vista psicológico a lo largo de todo el proceso de superación de la enfermedad. Por todo ello, la figura del psicooncólogo es de gran ayuda. Lo explica en esta entrevista María Die Trill, presidenta de la Sociedad Española de Psicooncología, SEPO.

El psicooncólogo atiende al paciente desde el inicio de la enfermedad o sólo en determinados momentos?

En teoría hace un seguimiento desde el principio hasta el final. El psicooncólogo debería estar presente en todo el proceso oncológico, pero se le demanda sobre todo en momentos puntuales, en el momento del diagnóstico, en el inicio del tratamiento, o ante la aparición de una metástasis, de una recidiva o de la supervivencia de la enfermedad, ya que el paciente puede deprimirse cuando termina el tratamiento.

¿Por qué se viene abajo un paciente si el tratamiento ha sido efectivo y ha superado el cáncer?

Al paciente le suceden demasiadas cosas a las que debe enfrentarse desde el inicio de la enfermedad debido al desconocimiento del sistema sanitario, de la enfermedad y del tratamiento. Tiene que invertir tanta energía en adaptarse al proceso oncológico que de por sí es muy duro; no tiene espacio psicológico para tomar conciencia de que está gravemente enfermo. Una vez que remite la parte médica, el paciente dispone de más tiempo y espacio psíquico para tomar conciencia de ello y sentir lo que implica la enfermedad.

¿El cáncer se asocia a algún trastorno psicológico concreto, como la depresión?

No se puede asociar a una enfermedad psicológica, el cáncer no es la causa orgánica de ningún trastorno psicológico. No se ha demostrado que por tener cáncer una persona vaya a desarrollar depresión, aunque los enfermos de cáncer son un grupo de riesgo, más propenso a sufrir recaídas y estar más tristes. Pero no todos los enfermos de cáncer se deprimen. Y, al contrario, una persona deprimida no tiene por qué desarrollar cáncer.

No me refería tanto a una relación de causa-efecto, sino a qué proporción de los enfermos de cáncer sufre al mismo tiempo depresión.

También hay trastornos ansiosos con mucha frecuencia. Lo que sí sabemos es que el 50% de los pacientes con cáncer cumplen los criterios de sufrir trastornos psicológicos-psiquiátricos. La mayor parte son trastornos del ánimo, como los de adaptación del ánimo deprimido o la alteración de la ansiedad.

Está claro que la figura del psicooncólogo está más que justificada pero, ¿cuál es su grado de extensión en España?

Está muy poco extendida. La Administración Pública no acaba de dar importancia a la figura del psicooncólogo y hay pocas plazas de esta especialidad. De todas formas, en los grandes hospitales cada vez hay más presencia de psicooncólogos en los servicios de Oncología o a través de vías diferentes. Pero a pesar de que esta presencia es creciente, no es suficiente para la demanda actual. En el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, por ejemplo, estoy yo sola prestando atención psicológica a los pacientes con cáncer y sus familias.

¿Qué diferencia hay entre un psicooncólogo y un psicólogo normal?

El impacto psicológico difiere en función de la terapia, de la cirugía oncológica y de la quimioterapia que se aplique

Debe tener una formación específica en cáncer, mientras que un psicólogo no tiene por qué saber de la enfermedad ni de sus factores. El psicooncólogo conoce las implicaciones psicológicas de las distintas localizaciones tumorales que se asocian al cáncer de cabeza y cuello o el cáncer de mama. El impacto psicológico difiere en función de la terapia, de la cirugía oncológica y de la quimioterapia que se apliquen. Un psicooncólogo debe saber todo esto y cómo afecta el cáncer en las diferentes fases evolutivas, en los niños, adultos y ancianos. Hay factores psicológicos asociados a cada fase del proceso oncológico, las preocupaciones propias que siente el paciente en el diagnóstico, el comienzo del tratamiento, su administración, su finalización, la etapa de supervivencia, la recidiva y la terminal.

¿Dónde se forma un psicooncólogo?

Yo me formé diez años en EE.UU., donde ha nacido la psicooncología. En la actualidad hay muchas actividades y cursos que se imparten e, incluso, en la Universidad Complutense de Madrid hay un postgrado que tiene una duración de dos años.

Además de EE.UU., ¿hay algún otro país que destaque en esta especialidad?

Los países del norte de Europa.

¿Se le debe decir siempre la verdad al paciente con cáncer?

Sí, siempre y cuando quiera saberla. Ahora tenemos la Ley de Autonomía del Paciente que defiende la toma de decisión del enfermo, pero seguimos viviendo en un país que se ha caracterizado por el proteccionismo y donde la gente muestra un desconocimiento de la realidad médica. La información médica se debe poner a disposición de los pacientes de forma que la puedan entender y asimilar de forma fácil, hasta donde quieran saber.

El trabajo del psicooncólogo es admirable, pero debe ser muy duro. ¿Cómo se protege y cuida el profesional como cuidador de los pacientes con cáncer?

La experiencia es importante. En mi caso, hace veinticinco años que trabajo en este campo. Pero tanto cuando se empieza como cuando se lleva muchos años es bueno tener algún tipo de supervisión, alguien que tenga más experiencia y que te oriente no sólo para valorar la eficacia de lo qué haces y cómo lo haces, sino para apoyarte cuando te identificas con un paciente o te angustias por su deterioro. La supervisión es fundamental. Los años también ayudan a tomar una distancia razonable para trabajar con el paciente de manera cercana y empática pero sin una sobreimplicación. Además, es muy importante gozar de un buen sistema de apoyo externo, ya sea en la familia, los amigos o a través de las actividades de interés.

¿Cuáles son las prioridades de la SEPO para mejorar la atención psicooncológica en España?

Difundirla, que la población esté más concienciada con esta necesidad y su importancia en los servicios oncológicos, lograr que se contrate a más psicooncólogos y mejorar la formación de estos profesionales para que sigan practicando la psicooncología de forma adecuada.

Diagnóstico: cáncer. ¿Qué es lo primero que le diría al enfermo?

Ante la recepción del diagnóstico le diría que se muestre esperanzado, porque hoy en día los indicadores de supervivencia en cáncer son cada vez mayores y es una realidad que los oncólogos están más concienciados con la necesidad de mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer. Si sumamos las dos cosas, la mejora en la supervivencia del cáncer y en la calidad de vida, sufrir un cáncer hoy no es lo mismo que haberlo sufrido hace diez o quince años.

En el caso de haber recibido el diagnóstico de un cáncer, ¿por qué debe un paciente apoyarse en un psicooncólogo?

No siempre es necesario. Lo que sí debe hacer es tener conciencia de lo que necesita y pedir ayuda durante el proceso. Hay personas que, al inicio, deciden enfrentarse a la enfermedad sin ningún tipo de ayuda, pero llega un momento en que no es posible. El proceso se vuelve más duro. Más que apoyarse en un psicooncólogo, deben buscar apoyos sólidos, incluso usar los que conozcan y les vaya mejor. No hay por qué recurrir de manera continuada al psicooncólogo, pero es importante que la persona que lo precise sea capaz de reconocer que necesita ayuda y la busque.

¿QUÉ APORTA LA PSICOONCOLOGÍA?
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Imagen: Chris Dodson

¿Hasta qué punto es útil la psicooncología en el proceso de curación de los pacientes? María Die Trill explica que no se ha demostrado que la participación de un psicooncólogo en la atención al paciente oncológico haya aumentado las tasas de curación, es decir, no se ha visto que la intervención del psicooncólogo se traduzca de forma directa en una prolongación de la supervivencia de los pacientes. Sí se ha constatado que puede favorecer este extremo indirectamente en el sentido de que el psicooncólogo puede animar a determinados pacientes reticentes a recibir un tratamiento oncológico o a aquellos que quieren abandonarlo a que lo acepten y contribuir a que ciertos grupos de población con riesgo de cáncer participen en los programas de cribado –detección precoz– de esta enfermedad y se sometan a los tratamientos que necesita.

En cambio, se ha demostrado que la presencia del psicooncólogo en la atención al paciente oncológico mejora notablemente su calidad de vida en varios aspectos: alivia la depresión, disminuye su ansiedad, su angustia y sus síntomas físicos, favorece la relación médico-paciente y la integración de los pacientes con cáncer, reseña la presidenta de la SEPO.

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