Uno de cada cuatro menores vive por debajo del umbral de la pobreza

La precariedad económica castiga especialmente a las familias inmigrantes
Por EROSKI Consumer 9 de septiembre de 2008

A pesar de haber transcurrido casi una época de pujanza económica, las políticas públicas no han conseguido reducir los índice de pobreza infantil. Así se desprende de los datos del Informe 2008 de la Inclusión Social elaborado por Caixa Catalunya y en el queniños y ancianos destacan como la cara de la pobreza en el estado español.

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Imagen: CONSUMER EROSKI

España presenta grandes lagunas en la lucha social contra la pobreza, con tasas de precariedad infantil que se elevan hasta el 24%, en compraración con los quince países que conformaron la originaria Unión Europea. Su capacidad para reducir la pobreza disminuyó entre 1999 y 2006 y el actual contexto de crisis económica puede acentuar aún más las carencias del sistema público de bienestar.

Uno de cada cuatro menores vive por debajo de los umbrales de la pobreza, pero esta proporción alcanza a uno de cada dos en el caso de aquellos que más padecen la exclusión socioeconómica: los inmigrantes.

Diferentes niveles

El estudio distingue entre la carencia moderada, la de quienes viven con menos de 6.860 euros anuales, pobreza media, cuando se subsiste con rentas inferiores a los 4.573 euros al año y pobreza extrema, cuando tan sólo se cuenta con menos de 3.219 euros. Alrededor del 20% de la población, unos 9 millones de españoles se encuentra en alguno de estos tres estadios y de ellos, más de 1,7 millones son menores.

España presenta tasas de precariedad infantil que se elevan hasta el 24%

Las personas mayores de 65 años también viven en entornos de pobreza, un 31% en carencia moderada, un 7,5% padece una pobreza media, mientras que un 1,9% padece una pobreza severa. Este retrato empeora a partir de los 75 años, en especial en el caso de las mujeres, ya que muchas de ellas son viudas que deben apañárselas con bajas pensiones.

En muchos casos la pobreza se muestra como un estado de carencia del que se entra y se sale, en función de circunstancias como perder el empleo o separarse de la pareja, lo que lleva a muchas personas que nunca se lo imaginaron a estar incluídos en este grupo. En el caso de los niños pobres los factores que les conducen a esta situación son diversos pero con frecuencia se debe a que viven en hogares en los que sólo se percibe un salario, son hijos de familias monoparentales o inmigrantes.

Inmigrantes, los más castigados

Precisamente las familias inmigrantes son uno de los sectores más castigados por la precariedad económica. El 52% de los hijos menores de 16 años vive en situación de pobreza moderada, lo que multiplica por más de dos el número de menores españoles. Si se observan los cuadros de pobreza alta y severa, la desproporción se mantiene con tasas del 32 y el 28%. Como resultado de la discriminación socioeconómica y laboral que se produce en origen, se trata de niños cuyos progenitores acceden a empleos peor remunerados y con altos índices de temporalidad, lo que hace que padezcan una pobreza más intensa que puede llegar a afectar a sus oportunidades vitales. Los extranjeros de países no comunitarios se encuentran entre los afectados por la pobreza más severa. Las tasas de precariedad alta (13%) doblan a las de los españoles (6,5%) y en los casos de pobreza extrema las triplican (10%) frente a los estatales (3%).

Los extranjeros de países no comunitarios se encuentran entre los afectados por la pobreza más severa

A la hora de realizar el estudio se han tenido en cuenta tanto los ingresos económicos como el coste de la vida, con lo que las diferencias por territorios se atenúan. Tomando como referente la media del 20% que vive con escasos o nulos recursos, el porcentaje se reduce al 9,8% en el caso del País Vasco y Navarra, mientras que en el lado opuesto se encuentran Canarias (28,3%), Castilla La Mancha (29,3%) y Ceuta (37,3%).

El informe subraya el trato desigual que las políticas públicas han dispensado en España a la infancia y a la vejez. Mientras que la mejora progresiva de las pensiones ha servido para proteger a la tercera edad de las peores formas de pobreza, a pesar de no haber rebajado los niveles de carencia moderada, en el caso de los menores, no han sido una prioridad en las políticas de inclusión, ni se ha aprovechado el ciclo expansivo para reducir los niveles de pobreza.

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