Entrevista

Mercè Vilaseca, presidenta de la Federación de Asociaciones para la Adopción de Cataluña (FADA)

Los hijos adoptados siempre deben saber que son adoptados
Por Azucena García 24 de enero de 2008
Img mercefoto4 ent
Imagen: FADA

Mercè y su marido fueron la primera pareja catalana que obtuvo el certificado de idoneidad para adoptar en Marruecos. Después de intentar ser padres en España, hace siete años se decidieron a buscar lejos de casa la oportunidad que aquí se les resistía. “Nos dijeron que la lista de espera era de, al menos, siete años”, rememora Mercé. Hoy, casi son familia numerosa y Mercè preside la Federación de Asociaciones para la Adopción de Cataluña (FADA), desde donde presta su apoyo a las familias que pasan por la misma experiencia de la adopción. Además, es fundadora de la asociación IMA (Amics dels Infants del Marroc), ha escrito el libro ‘Un mar d’amor’ y mantiene un blog sobre adopción y postadopción.

Cada año miles de familias españolas recorren miles de kilómetros para adoptar a un menor, pese a que en nuestro país hay cientos de niños y niñas que viven en centros de acogida, sin una familia. ¿Por qué se da esta paradoja?

Lo que ocurre en España es que hay muchos niños y niñas bajo la custodia de las administraciones. Según los últimos datos que conocemos, son más de 33.000 menores. Sin embargo, no todos pueden ser adoptados, ya que la patria potestad reside en su familia biológica y éste es un impedimento muy grande. Los niños se ven abocados a vivir toda su infancia en instituciones sin poder disfrutar de una familia. Tenemos una ley muy “biologista”, que prima el derecho de los adultos por encima del derecho de los menores a tener una familia. Por otro lado, algunas parejas no se deciden por el acogimiento familiar preadoptivo porque no confían demasiado en el sistema judicial español. Se han dado casos de niños que han estado con familias de acogida y, diez años después, la familia biológica ha impugnado este acogimiento. Por ello, mientras esto no se modifique, es muy difícil que una familia que quiera tener un hijo lo intente por esta vía.

“Tenemos una ley muy “biologista”, que prima el derecho de los adultos por encima del derecho de los menores a tener una familia”

¿También influye el factor tiempo? En España el proceso de adopción puede durar varios años mientras que, según datos del Ministerio de Justicia, el proceso de adopción en los países del Este suele durar de 8 a 20 meses, en Latinoamérica de 8 a 30 y en Asia de 8 a 15 meses.

Está claro que el tiempo va ligado a la situación jurídica. En este sentido, se tendrían que fijar unos plazos razonables porque, incluso, hay comunidades autónomas que tienen cerrada la adopción nacional. Hay tan pocas posibilidades que enseguida se cubre el máximo de solicitudes. Respecto a los plazos para la adopción internacional, cada país es diferente. Algunos tienen el proceso muy centralizado y los trámites están muy claros, pero otros países tienen el proceso de adopción regionalizado y cada región puede tener unas condiciones diferentes. La adopción no es una foto fija. Por eso, cuando las familias preguntan cuál es el país más rápido para adoptar no les podemos contestar.

Sin embargo, la burocracia en el proceso de adopción es una necesidad ¿o se puede decir que es más bien una traba?

Es las dos cosas a la vez, porque resulta absolutamente necesario que se exija toda una serie de papeles que acrediten que la familia está en condiciones de adoptar a un menor, de educarle, de quererle, pero muchas veces la Administración no pone todo de su parte para que el proceso sea ágil. Es absolutamente imprescindible seguir unos pasos legales, pero hay comunidades autónomas que tardan 18 meses en expedir el certificado de idoneidad y esto es una tomadura de pelo. Es una traba para las familias.

Otra traba son las sospechas de corrupción que se vierten en ocasiones sobre la adopción internacional. En este sentido, la acusación a seis cooperantes de la organización El Arca de Zoé por intento de secuestro de 103 niños en Chad supuso que la República del Congo suspendiera todas las adopciones.

Sin duda, hechos como éste hacen mucho daño a la adopción, no sólo por la suspensión de los procesos por parte de otros países, sino porque se crea una opinión muy fuerte en contra de la adopción y se empiezan a oír barbaridades, como si todas las adopciones estuvieran bajo la sospecha de haber sido realizadas de manera fraudulenta. Las familias adoptantes somos las primeras interesadas en que todas las adopciones sean claras, transparentes, legales y ajustadas a la normativa, pero siempre hay personas que se aprovechan de estas situaciones y se lucran con ellas, aunque suponga dar una gran bofetada a la adopción, que es una manera tan lícita como la biológica de ser madre o padre.

“Hay comunidades autónomas que tardan 18 meses en expedir el certificado de idoneidad y esto es una tomadura de pelo”

Volviendo al acogimiento familiar, la nueva Ley de Adopción limita el plazo de las familias naturales para revocar este acogimiento. ¿Es suficiente esta medida o hay que ir más lejos todavía?

Sin duda, creemos que éste es uno de los puntos más favorables de la Ley porque supone una mayor protección para los menores, pero lo consideramos insuficiente. Por muy bien atendidos que estén los niños en las instituciones, éstas no son un lugar para crecer. Los menores deben vivir en una familia, no en una institución. Tiene que haber cambios en la Ley, más acordes con el bienestar de los menores.

¿Cuáles serían esos cambios?

Sería necesario que se estableciera muy claramente el plazo que tiene una familia para recuperar a su hijo. Cuando una familia biológica deja a su hijo a cargo de la Administración es porque tiene problemas. Por ello, es fundamental que se establezcan unos plazos para que se puedan solucionar estos problemas y, si pasado este tiempo la situación no ha mejorado, la familia debería perder la patria potestad para que el menor pudiera ser dado en adopción. Ahora no hay plazos y esto supone que un niño puede entrar en un centro de acogida con dos años y pasarse allí hasta la mayoría de edad. Es paradójico y frustrante pensar que algunos menores españoles tienen que pasarse toda su infancia en un centro de acogida porque no hay una ley que establezca que las familias tienen un tiempo para arreglar sus problemas.

Sin embargo, está a favor de que, tal y como establece la Ley, los menores adoptados tengan derecho a conocer la identidad de sus padres biológicos cuando lleguen a la mayoría de edad.

Esto es básico, no lo tiene que decir la Ley porque es de sentido común. Los orígenes de una persona son muy importantes para conformar su personalidad y su autoestima. Por ello, negar los orígenes de un hijo o escondérselos es un flaco favor que se le hace en su desarrollo como persona. Los hijos adoptados siempre deben saber que son adoptados porque no es nada malo, no es ninguna cuestión que se deba esconder.

“Un niño puede entrar en un centro de acogida con dos años y pasarse allí hasta la mayoría de edad”

Además en algunos casos es difícil esconderla. ¿Cómo deben afrontar las familias adoptantes los posibles problemas de racismo que puedan surgir?

Cuando esto ocurra, la familia tiene que acompañar a su hijo, explicarle por qué sucede, ayudarle a tener autoestima y a ubicarse en nuestra sociedad, que es su sociedad. Éste es un trabajo que los padres adoptantes debemos estar dispuestos a realizar porque, en un momento u otro, lo tendremos que hacer. El hecho de ser adoptados ya implica una diferencia, pero además, algunos niños tienen un aspecto físico diferente al nuestro y son susceptibles de ser discriminados por este motivo.

¿Puede haber padres y madres que se sientan desbordados ante esta situación?

Por supuesto, esto ocurre siempre. Los números lo dicen. Siempre hay un cupo de familias que se echan atrás en la adopción porque las razones por las que querían adoptar no eran de peso, porque han visto que los plazos son larguísimos y no están dispuestos a esperar o porque no se ven suficientemente capacitados para educar a un niño adoptado. Hay familias que se retiran antes de tramitar todos los papeles en el país.

¿Cómo se prepara a quienes siguen adelante con el proceso?

En este sentido hay mucho que hacer. Las comunidades autónomas tienen transferidas las competencias en materia de adopción y son las responsables de la formación e información a las familias, pero esto se hace muy poco y se hace mal. No hay suficientes recursos para atender esta demanda. La adopción en España es un fenómeno que no se está abordando como se debería abordar. No se están poniendo los recursos necesarios. Por ejemplo, no se recurre a las asociaciones de familias adoptantes, que podemos ayudar a reflexionar sobre problemas reales porque los hemos vivido. Éste es un gran déficit que se debería corregir.

“El hecho de ser adoptados ya implica una diferencia, pero además algunos niños son susceptibles de ser discriminados por su aspecto físico”

En cuanto a la adaptación de los pequeños, ¿es frecuente el denominado ‘síndrome del orfanato’ o son pocos los niños y niñas que, tras pasar mucho tiempo en un orfanato, tienen problemas de adaptación por la dificultad para crear vínculos afectivos?

En realidad, esta situación no es tan frecuente. Cualquier menor institucionalizado presenta unas carencias por el simple hecho de haber estado en un orfanato, pero incluso en esta situación es capaz de crear un vínculo afectivo con alguien. Lo que debemos tener presente los padres adoptantes es que los niños tienen esta carencia y necesitaremos un tiempo para establecer un vínculo afectivo con ellos.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube