Guía contra la discriminación por motivos de discapacidad

Una publicación del CERMI ayuda a las personas discapacitadas a autodefenderse ante situaciones que vulneren sus derechos
Por Azucena García 24 de febrero de 2009
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Imagen: Elena A.

Las personas con discapacidad cuentan con derechos comunes y especiales. Protegerlos es una necesidad y, para ello, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) ha editado una guía de autodefensa. Cuando los mecanismos generales fallan, la maquinaria individual ha de ponerse en marcha.

La discapacidad es, de manera injustificada, motivo de discriminación. Quienes padecen alguna minusvalía se enfrentan, en ocasiones, a situaciones que les ocasionan un perjuicio. Deben superar barreras que vulneran sus derechos o les impiden ejercerlos. ¿Cómo actuar en estos casos? El CERMI ha editado una Guía para la autodefensa que pretende resolver dudas. Su finalidad es conseguir que cambien «algunas cosas» para que «todas las mujeres y hombres con discapacidad se sientan ciudadanos y ciudadanas en igualdad de condiciones». Advierte, eso sí, de que el proceso de autodefensa puede ser largo y con un resultado diferente al que se espera, pero recuerda que los esfuerzos nunca son en balde y que en el camino se pueden cambiar «muchas cosas».

Identificar la discriminación

En la Guía del CERMI, su autora, Ana Sastre, destaca cómo la autodefensa consiste en hablar por uno mismo, por los derechos individuales y en contra de la discriminación. Sólo a partir de ahí, las personas con discapacidad podrán tomar sus propias decisiones, dirigir y controlar sus condiciones y calidad de vida y creer en ellas «como personas con igual valor, con la misma dignidad y los mismos derechos».

Hay que respetar las opiniones de otras personas, aunque no se esté de acuerdo con ellas

Diferencia no ha de ser sinónimo de exclusión. Por ello, para evitarlo, Sastre rechaza la agresividad a la hora de reclamar justicia y se muestra favorable a escuchar y respetar las opiniones de otras personas. Aunque no se esté de acuerdo con ellas. En cualquier caso, la clave para asegurarse de que se produce una situación de discriminación está en seguir los siguientes pasos:

Identificar la actitud, acción o circunstancia menos favorable. La misma situación puede implicar consecuencias diferentes para una persona con discapacidad y otra sin minusvalía. No obstante, hay que determinar cuándo una actitud, acción o circunstancia ocasiona un perjuicio o desventaja motivado por la existencia de la discapacidad y cuándo responde a una razón objetiva, que se daría aunque la discapacidad no existiera.

Informarse sobre las leyes y normas que se podrían estar incumpliendo. Los derechos de las personas con discapacidad están recogidos en leyes comunes como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Constitución, el Código Civil o el Estatuto de los Trabajadores. Por ello, «cuando en una misma situación te traten de forma menos favorable que a una persona que no tenga discapacidad, te estarán discriminando», advierte la Guía. Por otro lado, hay que tener en cuenta que algunas leyes están especialmente dirigidas a las personas discapacitadas, como la Convención Internacional para los Derechos de las Personas con Discapacidad, la Ley 13/1982 de Integración Social de Minusválidos, la Ley 51/2003 de Igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad y diversos reales decretos y leyes autonómicas.

Identificar los recursos y usarlos. En primer lugar, es aconsejable intentar cambiar la situación de discriminación con la persona responsable de la misma. Si esto no es posible, se puede recurrir a quien jerárquicamente pueda solucionar el problema, presentar una reclamación por escrito o tramitar quejas y denuncias de carácter administrativo. En este último caso, hay que informarse de cuál es el organismo al que se debe enviar la queja.

Buscar ayuda. Las organizaciones que representan a personas con discapacidad y a sus familias prestan apoyo ante cualquier situación de discriminación. También se puede acudir a otras personas que se encuentren en la misma situación.

Crear opinión pública. Las conductas de trato desfavorable que tienen su origen en una discapacidad se pueden dar a conocer a la opinión pública para «prevenir futuras discriminaciones» y obtener el apoyo social «que ayude a solucionar el caso».

Ser persistente. Por ultimo, la Guía del CERMI anima a hacer un seguimiento del caso, «por teléfono, solicitando reuniones o a través del correo», ya que algunas situaciones pueden tardar en resolverse.

Casos concretos

Para ayudar en la identificación de situaciones de discriminación, Ana Sastre recoge varios ejemplos. Uno de los más llamativos, por el éxito con que concluyó, es el caso de una persona que, tras pasar las pruebas de selección para ocupar un puesto en el Metro de Madrid, denunció a la empresa por negarle el empleo “basándose en su situación física, que consideraban no adecuada para trabajar”. El hombre, que había seguido un tratamiento para el cáncer, recabó la ayuda necesaria del CERMI y consiguió su readmisión.

Otros casos de discriminación se producen cuando:

  • Se niega la entrada a un restaurante por una discapacidad intelectual.
  • Se cobra más dinero que a otro cliente por contratar el mismo servicio.
  • Se exigen requisitos que no se piden a otras personas para formar parte de un club.
  • Se niegan las adaptaciones al puesto de trabajo.
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