Programas de acompañamiento a personas sin hogar

Estos programas pretenden que las personas sin hogar logren un trabajo y cuenten con un lugar donde vivir
Por Azucena García 10 de febrero de 2012
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Las personas sin hogar merecen una oportunidad. Por ello, los programas de acompañamiento les ayudan a buscar un trabajo, encontrar alojamiento y adquirir una rutina que confiere normalidad a su día a día. Los beneficiarios adquieren el apoyo necesario para mejorar su calidad de vida, ganar autoestima y tomar conciencia de su situación.

Una de las organizaciones mas comprometidas con estos programas es Cáritas. Cuenta con varios servicios, que definen el trabajo de inserción. Las propuestas se dividen en tres grupos. Unos servicios se centran en la toma de contacto y reducción del daño, con alojamientos inferiores a una semana o indefinidos para situaciones cronificadas, comedores o servicios de higiene; otros persiguen la recuperación personal, mediante centros de día, talleres y alojamientos donde permanecer hasta seis meses; y también se llevan a cabo servicios para la normalización, que buscan niveles de autonomía mayores y actuar sobre la capacitación profesional y la inserción laboral.

En primer lugar, se intenta establecer contacto con las personas para que tengan confianza en la entidad y faciliten el proceso individual. A continuación, el objetivo es que el usuario «descubra otros estilos de vida que pueden facilitar su integración en la sociedad». De este modo genera inquietudes laborales, entre otras, y es capaz de adquirir habilidades o mejorar las que ya tenía para facilitar su inserción laboral, en coordinación con los programas de empleo. Una vez que tienen un trabajo, las personas ganan autonomía y desarrollan capacidades personales y sociales para mejorar su integración a todos los niveles.

Los itinerarios son individuales para responder a las necesidades de cada persona sin hogar

Los itinerarios son individuales para responder a las necesidades de cada persona y a su propia situación. Se da prioridad a quienes carecen de una vivienda digna y lazos familiares que les presten el apoyo necesario en este caso. Las personas sin hogar se caracterizan por la inestabilidad en la mayor parte o en todos los ámbitos de su vida, por lo que este es el primer factor que se intenta paliar.

Los programas de acompañamiento buscan, ante todo, su integración, ya sea social, laboral, e incluso familiar, cuando la relación con los seres queridos se ha roto. Cáritas apuesta por estos programas «con dignidad, calidad y respeto a los procesos personales individuales», según explica la Cáritas Diocesana de Ciudad Real, una de las delegaciones que desarrollan el Programa de Atención a Personas Sin Hogar.

Esta iniciativa tiene como objetivo acompañar a las personas sin hogar para su recuperación y reinserción, favorecer su crecimiento personal y el acceso a derechos sociales, fortalecer la coordinación con otros programas de Cáritas Diocesana y con instituciones, realizar una evaluación continua de cada caso y «sensibilizar, denunciar e incidir para erradicar las causas de la exclusión social hacia las personas sin hogar».

Otra propuesta son los programas llevados a cabo por personas voluntarias. En este caso, Cáritas desarrolla «Café y calor», gracias al cual, varias personas recorren los lugares donde duermen personas sin hogar para proveerles de una bebida caliente y compartir con ellos un tiempo de conversación.

Además de Cáritas, otros miembros de FACIAM, la Federación de Asociaciones de Centros para la Integración y Ayuda a Marginados, también cuentan con programas para personas sin hogar, tanto para reconstruir su proyecto vital, como en el caso del Albergue San Juan de Dios de Madrid, como para tomar parte en proyectos de acogida y terapia ocupacional, adquirir autonomía o formarse en talleres, entre otras opciones.

Sensibilizar sobre las personas sin hogar

Su situación preocupa durante todo el año, pero es sobre todo en los días más fríos cuando el recuerdo es más intenso. Las bajas temperaturas dificultan la vida en la calle y, en algunos casos, llegan a causar incluso la muerte. A finales de diciembre, se registraron sendos fallecimientos en Bilbao y en Burgos, debido al frío y a las duras condiciones que imponen las vías urbanas.

En un contexto de crisis, las personas sin hogar han destacado entre las más perjudicadas. La cuestión ha llegado al Parlamento Europeo, que el pasado mes de septiembre exigió más iniciativa para encontrar una solución a la falta de vivienda de miles de personas en todo el continente.

Personas sin hogar, personas invisibles

La campaña “Nadie sin derechos” llevada a cabo durante el año pasado por Cáritas Española, FACIAM y la Federación de entidades de apoyo a las Personas Sin Hogar (FEPSH) recordaba cómo estas “viven de forma extrema y cotidiana la pobreza y la exclusión social”. Destacaba que la discriminación a la que se enfrentan “les limita el acceso a los derechos fundamentales” y lamentaba que la mayoría de los ciudadanos se hayan acostumbrado a esta situación pese a que, de este modo, “les hacemos invisibles” y por tanto:

  • No pueden acceder a formación.
  • Han de facilitar sus datos siempre en los centros de acogida.
  • Deben entregar “decenas de papeles” de los que carecen para solicitar la tarjeta de salud.
  • Al carecer de una vivienda, no pueden empadronarse.
  • Las personas exreclusas no son derivadas a un servicio social.
  • Nunca ven a su abogado.
  • No entienden los documentos que se les entregan.
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