Entrevista

María Jesús Vega, portavoz de ACNUR en España

Desde el genocidio de Ruanda, no habíamos visto un éxodo masivo de refugiados tan grande y en tan corto tiempo como el de Siria
Por Azucena García 28 de septiembre de 2013
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Imagen: ACNUR

Repasa los conflictos más crudos con tanta serenidad como puede. Responde con emoción contenida cuando se le pregunta por la situación en Siria o en República Democrática del Congo. Es duro hablar de miles de fallecidos, millones de desplazados y un sinfín de mujeres violadas, en ocasiones a la vez, tras ser acorraladas en aldeas por grupos armados. Referirse a los niños tampoco es sencillo. Hay que citar reclutamientos forzosos, huidas a otros países sin la compañía de sus padres o menores que son testigos de asesinatos, en ocasiones de sus propios familiares. María Jesús Vega, portavoz de ACNUR en España, acumula experiencias, relatos narrados en primera persona en los campos de refugiados custodiados por la Agencia de la ONU, el hogar de cientos de miles de personas cuya existencia, en su opinión, “debería golpear nuestras conciencias”. En 2013, las cifras de desplazamientos seguirán en aumento y se podría superar un nuevo récord.

La crisis en Siria deja ya miles de muertos y dos millones de personas desplazadas, ¿es la peor de las crisis a las que ha hecho frente ACNUR?

“En apenas 12 meses, han cruzado la frontera de Siria 1,8 millones de refugiados”

Sin duda, es la peor crisis del siglo XXI. No habíamos visto un éxodo masivo de refugiados tan grande y en tan corto tiempo desde el genocidio de Ruanda. En apenas 12 meses, 1,8 millones de refugiados han cruzado la frontera de Siria hacia países vecinos como Líbano, Jordania, Turquía, Irak o Egipto. Dentro del país, más de cuatro millones de personas se encuentran también desplazadas y se han visto obligadas a abandonar sus hogares para salvar sus vidas.

El Alto Comisionado de ACNUR, António Guterres, ha advertido de que los niños sirios están perdiendo su futuro, “traumatizados y deprimidos” por lo que han vivido.

“Muchos niños sirios han vivido bajo las bombas durante meses y algunos han sido testigos de asesinatos”

Desde que comenzó el conflicto en marzo de 2011, se ha alcanzado el millón de niños refugiados. Muchos han vivido bajo las bombas durante meses, huyendo con su familia de un lugar a otro, escondidos en refugios subterráneos. Algunos han sido testigos de asesinatos, han perdido a sus padres o hermanos. Se han paralizado las escuelas y muchos menores entre 6 y 12 años trabajan para ayudar a sus familias. Nos podemos encontrar ante una generación perdida, a menos que se ponga fin al conflicto y se apoyen los programas de asistencia que ACNUR y otras organizaciones tenemos en marcha, de los que no hemos recibido ni el 50% de lo que necesitamos.

La situación de las mujeres y las niñas no es mejor. Son víctimas muy vulnerables en los conflictos. Es el caso de la violencia sexual en República Democrática del Congo. ¿Qué secuelas dejan en las víctimas estos episodios?

“En República Democrática del Congo, los grupos armados cometen violaciones múltiples y reclutan de manera forzosa a mujeres y niñas para utilizarlas como porteadoras o esclavas sexuales”

Las secuelas son tanto físicas como psíquicas. Muchas mujeres violadas son luego rechazadas por sus familias, por sus esposos o por la propia comunidad donde viven. Acarrean un estigma muy grande y muchas no se atreven a reconocer o a denunciar que han sido violadas. En el plano físico, la recuperación dependerá del grado de violencia o la crueldad con la que se haya cometido la agresión, de que hayan quedado o no embarazadas, de un posible contagio de alguna enfermedad venérea o SIDA y de los recursos que tengan.

En ocasiones, cuando los grupos armados cercan una aldea y acorralan a las mujeres, se cometen violaciones múltiples o reclutan de manera forzosa a mujeres y niñas para utilizarlas como porteadoras o esclavas sexuales. En varias regiones del país, que se conoce como “la capital mundial de las violaciones”, ACNUR trabaja en el ámbito de la prevención y asistencia temprana a mujeres desplazadas víctimas de violencia sexual y de género. Estos programas, además de atención médica inmediata y apoyo psicosocial, facilitan los mecanismos para denunciar las agresiones y llevar a los culpables ante la justicia. Impresiona la capacidad de estas mujeres para salir adelante y mantener a sus familias, a pesar de todas las experiencias y los traumas vividos.

Niños, jóvenes y hombres también se enfrentan al reclutamiento forzoso. ¿Es este un motivo frecuente de huida?

“En el mundo hay unos 300.000 menores víctimas de reclutamiento forzado, obligados a cometer todo tipo de aberraciones para sobrevivir”

En todas las guerras o conflictos armados se registran reclutamientos forzosos de menores y hay países donde la deserción está penada con castigos desproporcionados. Pese a ello, muchos hombres huyen por temor a que las partes enfrentadas les obliguen a empuñar un fusil.

Durante la guerra entre Irán e Irak, en los años ochenta, llegaban a España muchos menores no acompañados, entre 9 y 13 años, a quienes sus padres habían sacado del país porque tenían edad para cumplir el servicio militar, que en su caso era ir a la guerra. Estos niños o adolescentes solían viajar en avión, acompañados por un adulto que decía ser su pariente y que les dejaba solos al llegar al aeropuerto de Barajas. Allí pedían asilo y eran derivados por las autoridades españolas a las organizaciones pertinentes. Muchos venían desorientados porque no sabían a qué país habían llegado y no hablaban el idioma. Para protegerles, sus padres no les daban ninguna explicación sobre el viaje y ellos no habían participado en la toma de decisiones.

En la región de la República Democrática del Congo, Uganda y otros países opera el conocido “Ejército de Resistencia del Señor”, conocido por reclutar forzosamente a niños y niñas, obligados a cometer todo tipo de aberraciones para sobrevivir. Cuando consiguen escapar o son liberados, la reintegración de estos menores no es tarea fácil. Se calcula que en el mundo hay unos 300.000 menores víctimas de reclutamiento forzado.

Antes hablaba de necesidades. Los campos de refugiados más grandes del mundo son el de Dadaab, en Kenia, y Za’atri, en Jordania. En sus orígenes, ambos eran campos provisionales, pero hoy se han convertido en refugios permanentes, auténticas ciudades donde los niños acuden a la escuela y los mayores abren negocios. ¿Cuenta ACNUR con apoyo suficiente para mantenerlos?

“La existencia de campos de refugiados y que se estén creando otros nuevos debería golpear nuestras conciencias”

La existencia de campos de refugiados y que se estén creando otros nuevos debería golpear nuestras conciencias. Hay personas que viven en un campo durante más de 20 años. En los campos de Dadaab, que ya alcanzan el medio millón de refugiados, hay niños que nacen y mueren en tiendas de campaña polvorientas y deterioradas por las condiciones climatológicas del desierto. He podido ver cómo conviven allí tres generaciones a falta de una solución política a su situación.

La Agencia de la ONU para los Refugiados se financia en un 98% con contribuciones voluntarias de gobiernos, fundaciones, particulares y socios mensuales, pero en muchas operaciones no llegamos ni a cubrir el 30% de las necesidades de la población. La crisis se nota mucho y tenemos que recortar drásticamente programas esenciales, que suponen salvar la vida de muchos refugiados. Por eso hacemos llamamientos a todo el mundo que pueda colaborar, para que lo haga, bien con ACNUR o con otras organizaciones de su confianza. A través de www.acnur.es, es posible realizar donaciones o hacerse socios, una opción excelente porque permite contar con aportaciones regulares y mejorar la planificación.

En 2012, la tasa de desplazamientos forzosos fue la más alta de los últimos 18 años y la cifra total de desplazados alcanzó niveles máximos, tan solo superados por los de 1994. ¿Se atreve a augurar las cifras de 2013? A este ritmo, ¿se podría superar el récord del año anterior?

“En 2013, las cifras de desplazamientos seguirán en aumento, principalmente, por la situación en Siria”

En 2013 las cifras seguirán en aumento, principalmente por la situación en Siria, cuyo éxodo se mantiene sin visos de que se alcance una solución política a corto plazo. ¡Ojalá me equivoque!

En ACNUR atendemos a más de 35 millones de refugiados y desplazados en todo el mundo. Las viejas crisis como Irak, Afganistán o Somalia no se cierran, mientras se multiplican otras nuevas desde hace tres años, con los desplazamientos de población a raíz de la “Primavera Árabe” en el norte de África y Oriente Medio, hasta el conflicto y la hambruna en Somalia, Costa de Marfil, la crisis de Malí, Sudán y Sudán del Sur, República Democrática del Congo, República Centroafricana y Siria en estos momentos.

Respecto al personal humanitario, con motivo del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, ACNUR aseguró que “hoy es una profesión de alto riesgo”. ¿Está siendo un año especialmente arriesgado?

“Los trabajadores humanitarios nos estamos convirtiendo en objetivo de las partes en conflicto”

Este año se ha registrado un número importante de muertes de trabajadores humanitarios en Siria. Otros años han ocurrido en Afganistán, Somalia, Pakistán, Irak o Sudán. En 2011, el número de víctimas alcanzó un máximo histórico, con 86 trabajadores humanitarios asesinados, 95 secuestrados y 127 heridos de gravedad. Desde el momento en que trabajamos en países en conflicto, asumimos un riesgo que a veces se paga muy caro. En muchos contextos, los trabajadores nos estamos convirtiendo en objetivo de las partes en conflicto y el número de víctimas se ha incrementado en los últimos años. También hemos celebrado con muchísima alegría la liberación de algunos secuestrados que llevaban más de un año en manos de sus captores.

Cuando, debido al peligro, se decide abandonar una zona o no acceder siquiera a ella, ¿en qué situación queda la población local?

Lo más importante es encontrar el equilibrio entre mantener la seguridad del personal y poder acceder a la población que necesita la ayuda. ACNUR sigue las normas de seguridad que marca la ONU respecto a su personal y hay distintos indicadores y calificaciones según países y regiones. En algunas zonas de Somalia el nivel de seguridad es el 6, el más alto en la escala de Naciones Unidas. Los riesgos de ser alcanzado por el fuego, de secuestro o muerte son tan altos, que se procede a evacuar al personal no esencial.

“No somos conscientes de que muchos trabajadores humanitarios se juegan la vida a diario”

En Siria hay muchas zonas a las que no hemos podido acceder para llevar ayuda humanitaria a desplazados que la necesitan. Si tratas de llevar un convoy de ayuda humanitaria cargado con mantas, pañales, comida, agua y medicinas, pero quienes controlan la ruta no te dan permiso para pasar o no te garantizan que no vayan a bombardear el corredor humanitario, hay que darse media vuelta. El análisis de la situación de seguridad en los distintos puntos del país se realiza a diario porque el mapa del conflicto cambia por horas.

Creo que la gente no es muy consciente de que muchos trabajadores humanitarios se juegan la vida a diario. El 80% del personal del ACNUR está en terreno en más de 125 países, desempeñando su trabajo con un riesgo muy alto y salvando muchas vidas.

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