Lo que cuesta el standby

El coste energético de no desconcetar un aparato al terminar de usarlo es más elevado de lo que se cree
Por Darío Pescador Albiach 1 de marzo de 2006

Si hoy en día se hace la prueba de apagar las luces de un salón, se pueden contar unos cuantos pilotos rojos, verdes y azules brillando en la oscuridad. Son los aparatos electrónicos, esperando a que su dueño los encienda con el mando a distancia. Pero también representan un buen montón de dinero que se va por el desagüe, y más contaminación.

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En inglés se llama ‘standby power’ (consumo en espera). La creencia general es que los aparatos en este estado tienen un consumo muy reducido. Pero la suma de todos estos consumos puede ser importante.

Por ejemplo, cuando un televisor está apagado de este modo, tiene que mantener en marcha el receptor del mando a distancia, con lo que consume entre 0,2 y 2 vatios. Lo mismo ocurre con el reproductor de DVD, el descodificador de satélite, el equipo de música o el aire acondicionado.

A esto hay que sumar los dispositivos que funcionan conectados a un transformador, como el teléfono inalámbrico, la impresora, el fax, el módem o los altavoces del PC, que consumen aunque no estén en uso. El cargador del teléfono móvil que se deja conectado a la toma de corriente consume energía. Ante la duda, basta con tocar el transformador: si está caliente, está gastando.

Para colmo, algunos dispositivos consumen casi tanto en ‘standby’ como encendidos. Una impresora normal, por ejemplo, gasta en espera dos tercios de su consumo en marcha. Otros aparatos incorporan transformadores lineales, es decir, fabricados con bobinas de cobre, que pueden consumir 2 vatios, o más, sólo con conectarlos. Además, hay que tener en cuenta que muchos se dejan encendidos 24 horas al día, todos los días del año.

El consumo de aparatos que no se usan representa entre el 5% y el 16% del consumo de cada hogar, dependiendo de los países, según estudios de la ‘International Energy Agency’. En EEUU este gasto alcanza 5.000 millones de dólares anuales en total. Para un hogar medio de la UE, son alrededor de 50 euros al año despilfarrados.

En España, donde un tercio de la energía proviene del carbón, desenchufar los transformadores puede evitar que se viertan a la atmósfera miles de toneladas de gases causantes del efecto invernadero, y por tanto del cambio climático.

Recetas para ahorrar

Precisamente la IEA propuso hace unos años la iniciativa ‘One Watt Plan’ (el Plan de Un Vatio) según la cual los nuevos dispositivos deben tener un consumo en espera inferior a un vatio. Pero los consumidores pueden empezar a restringir gasto con simples cambios de hábitos:

  • Desconectar la televisión, el DVD y otros aparatos cuando se salga de casa, y especialmente al salir de vacaciones.

  • Agrupar las tomas de varios aparatos en una regleta provista de interruptor. Así se pueden apagar con un solo gesto los periféricos del ordenador, como el monitor, impresora, módem, altavoces y escáner, por ejemplo.

  • No dejar transformadores conectados a la red eléctrica cuando no se estén usando.

  • Comprar dispositivos que consuman menos energía, o que dispongan de transformadores conmutados, en lugar de lineales (pesan y abultan menos). La página web de Topten, disponible en varios idiomas, selecciona los dispositivos más ahorradores.

La maldición de los salvapantallas

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Los sistemas operativos Windows y Macintosh incorporan un sistema llamado ‘Energy Star’ que permite que los ordenadores pasen a un estado de ‘suspensión’ en el que consumen muy poca energía. Se calcula que se pueden ahorrar hasta 100 euros por ordenador al año.

Todo este ahorro se pierde cuando se activa un salvapantallas, ya que el ordenador continúa activo, mostrando complicados gráficos o fotografías. Además, con los monitores actuales, los salvapantallas ya no son necesarios. Es mejor dejar que el sistema de ahorro apague el monitor automáticamente.

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