Tarjetas 3G: Internet en cualquier parte

Las tarjetas 3G permiten conectarse a Internet con un precio controlado, sin ataduras y sin depender de las redes WiFi abiertas o los caros accesos privados
Por Darío Pescador Albiach 25 de abril de 2006

El ordenador portátil ha permitido escapar de la oficina a muchos profesionales, aunque también les ha obligado a llevar el trabajo a cuestas a todas horas, ya sea por elección o por imposición. Tan importante como la movilidad que ofrece el portátil es su capacidad para conectarse a la Red desde cualquier punto. Esto no siempre es fácil y las tarjetas 3G pueden resultar una solución satisfactoria.

Móviles transformados

Con la escasez de redes WiFi abiertas en España y los altos precios que hay que pagar por las conexiones en hoteles y aeropuertos, el acceso a Internet durante un viaje es difícil, caro, o ambas cosas. Para cubrir esta carencia, las operadoras de telefonía móvil han desarrollado una solución tecnológica que permite acceder a la Red sin necesidad de cables ni puntos de acceso específicos: sus tarjetas 3G.

Las tarjetas 3G son, en realidad, un teléfono móvil, que se conecta a la red de tercera generación, llamada también 3G o UMTS, pero en forma de tarjeta PCMCIA, un formato compatible con la práctica totalidad de los ordenadores portátiles. Dentro de la tarjeta hay un terminal UMTS, con su propia tarjeta SIM, y una antena que sobresale ligeramente.

Una vez configurada la tarjeta, el ordenador dispondrá de una conexión a Internet en cualquier sitio donde haya cobertura 3G. Las tarjetas tienen la ventaja de que son independientes del teléfono móvil y permiten al usuario olvidarse de activar la conexión en el sistema operativo o conectar otros periféricos. Basta con insertarla y navegar.

Más rápido que el GPRS

Hasta hace poco, para conectarse a Internet a través del móvil había que usar el protocolo GPRS. La tecnología GPRS funciona sobre la propia red GSM y permite transmitir datos a 54 Kbps (Kilobits por segundo), una velocidad similar a la de un módem telefónico. La tercera generación de telefonía móvil, llamada UMTS o 3G, permite, entre otras cosas transmitir datos a alta velocidad, hasta los dos Mbps. Suficiente, por ejemplo, para transmitir imagen y sonido durante una videoconferencia.

Las tarjetas 3G son, en realidad, un teléfono móvil, que se conecta a la red de tercera generación, llamada también 3G o UMTS, pero en forma de tarjeta PCMCIA

Por desgracia, al usuario sólo se le ofrece una velocidad máxima de 384 Kbps, que puede variar según la ocupación del canal o la cobertura. En cualquier caso, se aproxima a los 256 Kbps de la conexión básica de ADSL y resulta adecuado para conectarse a la intranet de la empresa, enviar correos con adjuntos pesados, o navegar con soltura por la Red.

Precios en función del volumen de datos

En el momento actual las operadoras parecen coincidir en los precios y la forma de facturación. No se cobra la conexión por tiempo, sino por volumen de datos transmitidos. Hay disponibles unos bonos (mal llamados ‘tarifas planas’) que por una cantidad fija cubren una determinada cantidad de datos, cobrando aparte todo el tráfico excedente.

Movistar ofrece un bono de 1 Gigabyte de tráfico por 30 euros al mes. Vodafone vende el mismo volumen de datos por 39 euros mensuales, mientras que el precio al mes en Amena es de 30 euros por ese mismo servicio.

Fuera del bono, el coste de un Megabyte es de 0,50 euros en todos los casos. En Movistar y Vodafone es necesario disponer de una línea con contrato. Vodafone es la única operadora que dispone de un programa específico de conexión para Macintosh. Con los demás operadores hay que instalar un programa aparte. Por su parte, Amena ofrece este servicio en modalidad de prepago.

Teniendo en cuenta la limitación de volumen, no resulta conveniente utilizar estas conexiones para sustituir al servicio ADSL, sobre todo si se realizan descargas de redes P2P. Pero resulta una opción adecuada, aunque algo cara, para los profesionales que no puedan prescindir del acceso a Internet.

El teléfono como módem

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Si el usuario utiliza esporádicamente la conexión, o si se conecta empleando una PDA (ordenador de bolsillo), que no acepta tarjetas PCMCIA, hay una alternativa a las tarjetas para llevarse la conexión de viaje: los teléfonos 3G.

Los operadores de telefonía publicitan, sobre todo, sus posibilidades de videoconferencia. Pero los teléfonos 3G disponen de una conexión a Internet de alta velocidad que se puede aprovechar para conectarse desde el ordenador portátil, por ejemplo.

La forma más sencilla es hacerlo sin cables, a través de Bluetooth. Si el ordenador portátil no dispone de conexión Bluetooth puede utilizar un barato adaptador USB, disponibles por menos de 30 euros. La comunicación entre el teléfono y el portátil requiere un emparejamiento, en el que tanto en uno como en otro es necesario introducir un código PIN de cuatro dígitos, por seguridad. Las operadoras proporcionan los detalles necesarios para completar la configuración del acceso a Internet, que se factura con las mismas tarifas que con la tarjeta PCMCIA.

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