Entrevista

Sergio Picón, fundador de la revista web Muzikalia y del sello musical Aloud Music

El P2P beneficia nuestro negocio, espero que no se nos ataque por ello
Por Jordi Sabaté 11 de febrero de 2010
Img sergiopicon
Imagen: CONSUMER EROSKI

La escena punk y alternativa en el rock se ha distinguido desde su aparición a inicios de los años ochenta por desarrollar unos canales de distribución diferentes a la industria musical y por el fuerte aditamento cultural que envolvía a todas sus actividades. Para los grupos y fans de los diferentes estilos que la han caracterizado, la música es una filosofía vital y una seña de identidad que no se traduce a la fuerza en dinero, al menos no como objetivo principal. No es de extrañar, por lo tanto, que muchos de los pequeños sellos nacidos al calor de los circuitos “hardcore” y “postrock” lleven años en el cultivo del negocio en Internet con resultados positivos. Para emprendedores como Sergio Picón, fundador de la revista web Muzikalia, con un foro en el que participan más de 9.000 personas, y del sello discográfico Aloud Music Ltd, las redes de compartición P2P son un excelente medio para dar a conocer su catálogo, y no un agente destructor. De todos modos, Picón incide en que es necesario educar a la gente para que entienda que detrás de cada disco está el trabajo de muchas personas y que el mismo merece recompensa.

Muzikalia cumplirá pronto diez años como referencia en la Red. ¿Qué balance hace?

La situación ha evolucionado a mejor. En la actualidad, Manuel Pinazo es el hombre de referencia de la revista, junto a Núria Ferré, y entre ambos han creado un grupo de colaboradores que son los mejores que hemos tenido nunca. Escriben bien, disfrutan con ello, creen en el proyecto y el ambiente interno de la revista es especial y muy productivo. Estoy muy orgulloso del trabajo de Manuel y Núria en ese sentido. Hoy soy lector habitual de Muzikalia, algo que no siempre ha ocurrido, y a pesar de que mis colaboraciones son cada vez más puntuales y se limitan a gestionar temas publicitarios, Muzikalia es hoy en día una publicación muy interesante y en pleno crecimiento.

En una entrevista en 2005 usted decía que no habían conseguido rentabilizarla. ¿Ha llegado ahora a ser rentable?

“Hoy soy lector habitual de Muzikalia, algo que no siempre ha ocurrido”
Ahora mismo no cuesta dinero, que ya es mucho. Podemos estar meses -de noviembre a febrero- donde todo son pérdidas, pero luego llega el verano y los festivales, y con ellos la publicidad funciona año tras año. De momento, me contento con seguir así mucho tiempo, aunque lo ideal sería que los colaboradores tuvieran ciertos beneficios que hoy en día no tienen.

¿Es la publicidad la base de su rentabilidad?

Es la única fuente de ingresos.

¿Se notó la irrupción de la Web 2.0 en la mejora de la comunicación con los lectores?

“La pena es que aún no podemos utilizar la Red al 100%, como nos gustaría, por temas legales y de derechos de autor”
Sí, aunque tímidamente. Nos hemos metido poco a poco en las redes sociales, primero a través de Myspace o LastFM, luego Facebook y ahora Twitter. La pena es que aún hoy en día no podemos utilizar la Red al 100% como nos gustaría, por temas legales y de derechos de autor, creo que todavía podríamos crear una revista mucho mejor. La relación con los lectores siempre ha sido un tema prioritario, tanto en los comentarios de las noticias y las reseñas como a través del foro, que tiene más de 9.000 participantes. Ahora por suerte podemos conocer a un mayor número de personas a través de Facebook o Twitter.

¿Preveía usted al principio los cambios que se iban a producir en el panorama musical?

Se preveían cambios en Internet, descargas y demás. Por eso, en el año 2001, Muzikalia creó una sección de MP3 y de streaming donde intentábamos mostrar la parte del panorama nacional independiente que creíamos más interesante. Ya por entonces nos frenaron y creo que en el fondo pretendieron parar el progreso. Se ha perdido mucho tiempo en el esfuerzo por parar el futuro, había demasiados intereses en 2001 y los hay todavía hoy, casi diez años después. Por suerte, hoy la gente tiene más claras las ideas y tiene más poder de decisión.

¿Cómo nace la idea de fundar el sello discográfico Aloud Music?

Era una evolución lógica. Con la revista lo pasábamos bien, habíamos comenzado a trabajar de “managers” con algunas bandas y el siguiente paso era ése. Ya por entonces se hablaba de crisis, de que no se vendían discos, etc. Tuvimos que llegar nosotros para ser la única discográfica del mundo que no llora y se lamenta todo el día.

¿Qué grupos conforman su catálogo? ¿En qué estilo se enmarcan? ¿Son grupos de nicho?

“No somos un sello de ‘hardcore’ ni al que se le pueda poner una sola etiqueta, porque sería injusto”

Ahora tenemos siete grupos y hemos editado más de 15 referencias. Quizá los más conocidos sean “Nothink” y “Hedtrip”. El resto se mueven desde el rock instrumental de “Toundra”, “The Joe K-Plan” o “Atleta”, también en el estilo desenfadado y bailable de “The Last 3 Lines” o “Two Dead Cats”, hasta la catarsis post-core de “(lo:muêso)”. No somos un sello de “hardcore” ni al que se le pueda poner una sola etiqueta, porque sería injusto. Quizá el rock sea un rasgo definitorio de la casa, las guitarras altas otro y el no ponérselo fácil al oyente, un tercero.

Visto desde fuera, que sería como lo ve la gente con gustos estándar, tenemos un sello de nicho o de culto. Me gustaría pensar que somos incómodos. Visto desde dentro, creo que tenemos grupos diferentes a los que se escuchan por la radio, pero son grupos perfectos para la gente joven que hoy en día busca música por Internet. Nuestro target es la gente inquieta y, sobre todo, abierta, porque dentro del llamado movimiento independiente y alternativo hay demasiada gente cuadriculada de mente. No nos interesa que Aloud sea un sello para cuatro freaks (amantes de estilos muy concretos), nosotros queremos llegar al máximo de personas. Pero eso sí, a base de hacer lo que nos gusta y de trabajar con bandas que nos digan algo. Tenemos a grupos que pueden llegar a mucha gente, de hecho ha pasado y eso no nos asusta.

¿Cómo promocionan a los grupos? ¿Siempre desde Internet?

“En los últimos tiempos, Facebook ha entrado en nuestra rueda promocional y es un motor importante”

Se trabaja con los medios físicos a través de CD, como hacíamos antes, y luego, por supuesto, basamos parte de nuestro éxito en la Red. En los últimos tiempos, Facebook ha entrado en nuestra rueda promocional y es un motor importante, pero sin olvidarnos de nuestra página web, donde se pueden encontrar todos los discos en descarga directa, algo que hoy en día es la mejor promoción del mundo.

¿Es importante manejarse en las redes sociales para promocionar los grupos? ¿Hay que estar también en la calle?

“Estar en la calle” lo interpreto como estar en la Red. Yo vivo en los foros y en las redes sociales; el contacto directo con la gente me hace estar atento a lo que pasa. Si yo colgué los discos gratis y con buena calidad es porque la gente de los foros me lo pedía, a pesar de que sabían que no lo haría… Pero lo hice. Y si organizamos conciertos donde los menores de 23 años no pagan, es porque había una demanda y muchos jóvenes que van a conciertos, pero no de grupos nacionales. Tenía que conseguir ese público.

“En nuestra página web puedes encontrar todos los discos en descarga directa”

Está claro que tener un sello desde un despacho no funciona, ni desconocer qué opina la gente. Y eso se ve todavía y esa gente es quien luego levanta la voz, sale en los periódicos y, como dije antes, llora y llora porque no se venden discos. Espero que los ciudadanos no se crean que todos los sellos somos iguales.

¿Cuál es su mercado? ¿Se ciñe a España o se extiende también a Europa?

Sobre todo España, pero hemos tenido a grupos de gira por Europa y en la Red vendemos bastantes discos en Francia, Alemania, Inglaterra e Italia.

Internet les ayuda a expandir su mercado.

Si no, sería imposible. Hay sellos que venden nuestros discos por haberlos conocido en festivales o al traer a otros grupos de gira, pero la Red es fundamental

Se dice que ahora se escucha más música que nunca y se dan más conciertos. ¿Qué experiencia tienen ustedes?

Acabo de compartir mesa con cuatro chicos de 16, 19, 21 y 22 años. La conversación musical que tenían era de un nivel que supera al mío con creces. El acceso que han tenido ellos a la música que han querido (gracias a Internet) es la base de su formación. Compran discos y van a conciertos; saben de qué hablan. La diferencia con la gente de nuestra generación es que a nosotros se nos imponía la música prefabricada que las “majors” (compañías multinacionales) querían: vía radio, televisión o publicidad.

A ellos ya nadie les obliga a nada, las “majors” no tienen dinero para comprar sus oídos y cuando la gente puede elegir con libertad, elige cosas nuevas y de calidad. Desde mi experiencia profesional con Aloud, sólo puedo decir que la gente descarga mucho mis discos, los compra a través de Internet y va a mis conciertos, en muchas ciudades de España. En ocasiones son muchas personas y otras, apenas llegan a 20, pero hay gente interesada.

¿Continúa la venta de discos en formato físico?

No tanto como en los noventa, pero es que los tiempos han cambiado. Del grupo “Nothink” hice cerca de 4.000 copias y quedan muy pocas. Otros grupos casi ni superan las 250 copias vendidas. Los grupos que funcionan, venden, en especial en nuestro caso por Internet, donde vendemos sin gastos de envío, y en los conciertos.

“Los jóvenes han nacido con un Ipod bajo el brazo y con dos opciones: bajarse la música gratis o pagar por un CD”

Desde siempre he creído que el formato físico no desaparecerá. A la gente de mi generación, al menos a mí, nos gusta tocar lo que compramos. Una portada, unas fotos, unas letras, etc. A eso le damos valor. Dicen que la gente joven ya no tiene ese respeto o no le da ese valor, pero es mentira. El problema es que no les hemos enseñado a que se lo den. Ellos han nacido con un Ipod bajo el brazo y con dos opciones: bajarse la música gratis o pagar por un CD. Y han optado por bajárselo gratis, porque la tecnología estaba de su lado y porque nadie en la industria musical movía el culo para contrarrestar esa gratuidad. Yo también lo hubiera hecho en lugar de copiar las cintas, como hacíamos en los ochenta.

En Aloud Music intentamos vender a un precio justo (siempre diez euros) y explicamos a la gente que ese disco vale eso, ya sea por el formato, porque lleve algo especial o porque los fans saben que al comprar un disco financian el siguiente de un grupo que les gusta. No hablo de financiar mis limusinas ni mis gastos estratosféricos en excentricidades ni nada por el estilo.

¿Es cierto que con Internet se pueden ahorrar muchos costes o es una leyenda urbana?

Depende del negocio. Como el sello, yo no tengo un ahorro espectacular por usar la Red. Quizá el único ahorro es en publicidad, porque hoy en día poner una descarga es gratis y es una publicidad bastante importante. Pero el resto nos cuesta igual: el estudio, la masterización, la fabricación de las copias, los envíos, etc.

¿Venden sus discos en descarga?

Sí, pero no presto especial atención a este asunto. En mi caso, se encarga otra persona que tiene un acuerdo con IODA. Desde luego, no creo que sea el futuro y casi diría, aunque parezca exagerado, que prefiero que alguien se baje mis temas gratis a que pague un euro por un conjunto de bits. Prefiero que se bajen el disco, ahorren esos diez euros y vayan a un concierto. Si luego les gusta el grupo y quieren ayudarle, confío en que se compren el CD a un precio razonable, el vinilo, unas chapas o unas camisetas.

¿Cómo les afecta la compartición en las redes P2P?

“Casi diría que prefiero que alguien se baje mis temas gratis a que pague un euro en la Red”

De forma positiva. Sé que mi experiencia es diferente a la del resto de sellos, pero a mí me va bien y espero que me respeten por ello. Aloud Music comenzó a colgar sus propios discos en 2004. Los subíamos al Emule y la gente los compartía de manera masiva. En 2007 colgamos el disco de “Nothink” 15 días antes de que saliera a la venta. Cuando 15 días después lo pusimos en venta on line, tuvimos cerca de 150 compras en tan sólo unos días y hoy es el disco más vendido del sello en toda su historia.

Está claro que entiendo a los sellos que se quejan de las descargas. Venimos de una época en la que la única forma de consumir música era comprarse el CD, pero los tiempos han cambiado. En esta vida, o te adaptas, o la realidad te pasa por encima. Eso le ha pasado al mercado discográfico: la realidad le ha aplastado. Lo peor es que quienes nos movemos para buscar un futuro, a base de adaptarnos a las nuevas reglas de juego, parecemos malos e infieles.

Yo estoy a favor de las redes P2P, pero también estoy a favor y necesito que la gente entienda que detrás de cada disco o cada película hay un trabajo y gente que trabaja. Luego que cada cual elija a quién le da su dinero. Si partimos del respeto mutuo, creo que la gente dejará de hacer las cosas por fastidiar a las discográficas y los sellos poco a poco se abrirán a los nuevos tiempos y verán claro cuál es el futuro.

¿Qué medidas cree que se podrían tomar para que la industria discográfica fuera sostenible económicamente?

La industria es rentable, porque yo no he oído que EMI vaya a cerrar (EMI ha declarado este año unas pérdidas de 2.000 millones que la sitúan al borde de la quiebra), ni que Warner vaya a cerrar. El dinero que antes se ganaba en CD, hoy se gana en los conciertos. Todas las compañías son hoy en día editoras y de management (representación de artistas). Nosotros lo somos desde 2003, cuando algunos nos decían: “Estáis locos, o se es una cosa u otra”.

“Tuvimos que llegar nosotros para ser la única discográfica del mundo que no llora y se lamenta todo el día”

De todos modos, a mí me hace gracia que la gente presuma cuando dice que se bajan toda la música que puede y que quiere hacerle daño a la industria o a la SGAE. Pero luego, esa misma gente paga 40 euros por un concierto del grupo de moda en ese momento; no se dan cuenta que antes pagaban más por un CD y ahora por un concierto. Y pagan. Es como si unos (industria) y otros (consumidores) no hubieran aprendido la lección. Ya veremos lo que tarda en explotar la burbuja de los conciertos y comenzamos a ver movimientos ciudadanos para no ir a festivales. Es el siguiente paso de la lucha contra la industria.

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