Cinco formas de evitar el embargo

La carencia de capital o reunificar las deudas son algunas de las soluciones que pueden impedir el embargo o ejecución hipotecaria de la vivienda
Por Elisenda Picart, Helpmycash 11 de noviembre de 2015
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Imagen: Images_of_Money

El embargo de vivienda es una situación límite de impago de la hipoteca. Para que las familias no tengan que llegar a este extremo, los bancos y juzgados se han vuelto más flexibles con los clientes que no pueden hacer frente a la deuda. La ejecución hipotecaria no es beneficiosa para el hipotecado, pero tampoco para la entidad, puesto que prefieren mantener a un cliente con una hipoteca que quedarse con la casa. En este artículo se explican cinco formas de evitar perder el hogar.

A pesar de que las ejecuciones hipotecarias han disminuido un 18% en el segundo trimestre de este año, entre abril y junio se iniciaron 17.414 procesos en total, según datos del Consejo General del Poder Judicial. Además, según el Banco de España, en 2014 se contabilizaron casi 16.500 daciones en pago, es decir, familias que entregaron su casa al banco para acabar con su deuda. Para no llegar a esta situación, se proponen cinco soluciones cuando no podemos pagar la hipoteca.

1. Negociar una carencia de capital

Si se consigue que el banco conceda una carencia de capital, solo se pagaría de cuota la parte correspondiente a los intereses de la hipoteca, sin amortizar capital. De esta forma, las mensualidades se podrían reducir hasta casi la mitad y hacerlas más llevaderas. En algunos casos, negociando bien con la entidad, sería posible aplazar el pago de los intereses, es decir, dejar de abonar la totalidad de la cuota.

2. Contratar un seguro de protección de pagos

Un seguro de protección de pagos podría cubrir hasta 12 cuotas impagadas. Esta medida solo se podrá aplicar en el caso de que el seguro de desempleo se haya contratado antes de la firma de la hipoteca, ya que después no será negociable. Para eso, se puede comprobar en el contrato hipotecario o en otro adjunto a las escrituras, si la hipoteca cuenta con esta póliza.

3. Reunificar deudas

Si se ha llegado a la situación límite de impago de la hipoteca, porque además se han contraído otras deudas con la entidad (préstamos personales, tarjetas etc.), se puede contemplar la opción de agruparlas todas en una de sola. De esta forma, se hace frente a una única cuota mucho más baja que la suma de lo que se abonaba antes.

Esta operación implicaría estar pagando durante más meses y, por tanto, el total de intereses aumentaría. Sin embargo, es una solución para poder llegar a fin de mes cuando se están atravesando dificultades económicas.

4. Declararse insolvente

Existe la opción de declararse en quiebra familiar, pero es un procedimiento complicado. Se trata de acogerse a la Ley Consursal, en la cual se contempla la posibilidad de suspender la hipoteca durante un año. Así, se puede ganar tiempo para negociar de nuevo con el banco las condiciones del préstamo mientras la situación económica va mejorando.

El gran inconveniente es que contratar abogados, administradores, etc. supone un gran gasto. Sin duda, la solución más cómoda es intentar negociarlo con la entidad sin tener que llegar a los tribunales, porque esta última alternativa no convence ni a hipotecados ni al banco.

5. Vender el inmueble

Cuando las medidas explicadas anteriormente no han funcionado, vender la vivienda sería la última opción. Siempre es preferible vender la casa que contraer una deuda mayor y acabar perdiendo el hogar a la fuerza. Esta posibilidad permitirá a las familias una segunda oportunidad para empezar de cero.

En este caso, es preferible poner en venta la casa antes de que haya comenzado el proceso de embargo. La entidad puede ser una aliada en la venta y hacer de asesora, ya que ella también estaría interesada en recuperar su valor en el mercado.

La clave: asegurarse de que se podrá pagar la hipoteca

Para no tener que llegar a la situación límite de impago, la clave está en contratar una hipoteca de la que se esté seguro de que se podrán afrontar con comodidad los pagos. Para ello, se debe tener en cuenta:

  • El interés. Tanto si es una hipoteca fija como variable, se debe intentar que el interés sea lo más bajo posible.
  • Las comisiones. Por ejemplo, una hipoteca con comisión de apertura del 1% obligará a desembolsar 1.000 euros de cada 100.000.
  • Los productos vinculados. El banco puede exigir contratar seguros junto con la hipoteca e ir aumentando el precio de éstos año tras año. Siempre se debe preguntar cuál es el coste de estas pólizas y durante cuánto tiempo se está obligado a tenerlas con la entidad.
  • La flexibilidad. Una hipoteca que permita pagos flexibles (con carencia, posibilidad de aplazar cuotas, etc.) puede ser la solución, si en un momento determinado se están atravesando dificultades económicas.
  • Ahorros. Si se dispone de dinero ahorrado, el porcentaje de financiación del banco será menor y, por tanto, la deuda no será tan grande.
  • Ingresos. Una garantía de que se podrá afrontar la hipoteca es tener unos ingresos elevados cada mes para pagar las cuotas. Además, la entidad valorará que se tenga un empleo estable en un sector en auge. El Banco de España no recomienda destinar más del 35% de los ingresos al abono de las mensualidades.
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