Hipotecas para construir tu propia casa: ¿cómo son?

Los créditos para fabricar una vivienda cubren la edificación y el valor total de la casa levantada
Por José Ignacio Recio 8 de noviembre de 2016
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Imagen: paulbr75

¿Pensando en construir su propia casa? Esta opción cuenta con respaldo de los bancos, ya que las entidades pueden ayudar con un préstamo para fabricar una vivienda propia en la parcela escogida. Estas hipotecas contemplan un crédito para el periodo de edificación de la casa y también sobre el valor total del nuevo hogar. En este artículo se aporta toda la información sobre las hipotecas para construir una vivienda, cómo funcionan y cuáles son las más interesantes.

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¿Cómo son las hipotecas para construir una vivienda?

Si hay un crédito hipotecario diferente con respecto a las restantes modalidades ese es el destinado a levantar una vivienda. Sin depender de constructoras, inmobiliarias o de las negociaciones con los vendedores, pueden formalizarse estos préstamos para una casa unifamiliar, segunda residencia o para entornos rurales. ¿Cómo funcionan? Es el interesado quien tiene que cuantificar el volumen de su presupuesto, teniendo como punto de referencia los cálculos realizados sobre el proyecto de la obra.

Para satisfacer estas necesidades se han impulsado las hipotecas para la construcción propia. Aunque no son mayoritarias en la actual oferta bancaria, sí se presentan bajo unas peculiaridades muy bien definidas y alejadas de los planteamientos tradicionales. No en vano, ofrecen un sistema de pago diferente a las restantes hipotecas.

Hipotecas para construir tu casa: amortización de la financiación

Estas hipotecas comprenden dos fases bien diferenciadas. Por una parte, está la ejecución de la obra en sí misma, con un periodo que oscila entre dos y tres años y que está vinculado a un tipo de interés fijo. Y, por otro lado, contempla la financiación tradicional, una vez acabada la construcción de la casa o chalé; tienen un plazo de amortización que puede alcanzar los 20 años, pero es más flexible, ya que es posible elegir entre tipo fijo o variable.

Por lo que respecta a las restantes condiciones, no hay mucha variación con otras hipotecas, ya que son similares en importes, amortización e incluso comisiones. En todo caso, están más abiertas a nuevas cláusulas en su formalización, siempre poniendo por delante un mínimo del 20% como ahorro para llevar a cabo esta operación.

¿Qué hipotecas hay para construir tu propia casa?

La actual oferta bancaria presenta algunos modelos con estas características tan particulares.

Kutxabank aporta a sus demandantes el Préstamo Construcción Propia. Se caracteriza sobre todo porque ofrece un sistema de cobertura de tipos de interés para que pueda establecerse un techo para las posibles subidas, con un tipo de interés inicial que está personalizado, para después vincularlo a la tasación de la vivienda.

Bankia es otra de las entidades encargadas de articular este producto tan específico a través de la Hipoteca Autopromotor. Por medio de esta financiación, puede sufragarse la ejecución de la obra (en tres años) y, una vez terminada, hacer frente a su coste con una financiación a largo plazo, con un periodo de amortización de hasta 20 años. El tipo de interés puede ser fijo o variable, en función del perfil que presente el cliente; pero si elige este último, durante el periodo de ejecución de la obra el tipo de interés será siempre fijo.

Banco Santander, por su parte, se ha decantado por proporcionar a sus clientes la Hipoteca Autoconstrucción, con la que financiar la construcción de la vivienda unifamiliar. Brinda hasta el 100% del presupuesto de ejecución de la obra. Lo oferta bajo un periodo de carencia de capital de hasta dos años, a fin de que, de esta forma, al principio de su demanda puedan afrontarse en mejor situación las cuotas mensuales.

¿Cuál es su financiación máxima?

Esta clase de créditos hipotecarios tan atípicos se caracteriza porque permiten acceder al 70% o 80% como máximo sobre el valor de reposición en el supuesto de construcción terminada. En cualquier caso, y al igual que ocurre con otras hipotecas, es necesario que los demandantes de este producto cuenten con una bolsa de ahorro de cierta relevancia para afrontar la firma de la operación.

Bajo ninguna circunstancia abordan la totalidad del contrato, aunque pueden conseguirse algunas ventajas puntuales en sus condiciones de contratación. Una de las más importantes es la presencia de un periodo de carencia que alcanza a 24 meses en el mejor de los escenarios. Esto no ocurre en otra clase de hipotecas (primera y segunda vivienda, confeccionadas para jóvenes, etc.), aunque sí en los créditos personales o destinados para el consumo, en donde es algo habitual en su comercialización. En los restantes requisitos casi no hay variaciones de relevancia.

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