En el tratamiento de la madera, la cola de carpintero ha sido uno de los adhesivos más utilizados hasta hace muy poco tiempo. Con este nombre se designa a la tradicional cola que se obtiene a través la preparación química de restos de animales y que se ha estado usando en carpintería y ebanistería durante siglos.
Este adhesivo es difícil encontrarlo en las tiendas, y se comercializa en forma de placas o granos que una vez puestos en remojo para su ablandamiento, se disuelven en agua mediante calentamiento al baño maría. Esta cola tenía que ser aplicada en caliente para lograr la adhesión de los elementos por enfriamiento y evaporación del agua comprendida en la mezcla. Hoy en día, con la variedad de adhesivos existente, ninguna de las colas se utiliza ya en caliente.
Pese a hablar de esta cola en pasado, hay que tenerla aún presente para ciertos trabajos, como la restauración de piezas antiguas y la confección de instrumentos musicales y ciertos objetos delicados.
De todas formas, actualmente la especificidad de los trabajos está cubierta con las colas existentes, que sustituyen perfectamente a la cola de carpintero.
