Cuatro mentiras sobre los créditos

Un crédito impagado no puede llevar al embargo de la casa y tampoco es la única forma de lograr financiación
Por José Ignacio Recio 29 de noviembre de 2016
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Un crédito que no se pague puede llevar al embargo de la casa y las personas desempleadas no pueden pedir un préstamo. Estas son algunas mentiras relacionadas con la financiación personal que se desmontan en este artículo. Además, el texto también da propuestas para lograr el dinero que se necesita con seguridad.

Hay una serie de medio mentiras y verdades que hacen que se desconfíe de los créditos para el consumo, personales o destinados para una finalidad muy concreta.

Mentira 1. Los créditos pueden embargar una propiedad

Muchos usuarios no se decantan por los créditos debido a la creencia que si no los pagan les embargarán sus principales bienes materiales, su vivienda entre los más importantes. Esta estrategia se limita a los créditos hipotecarios o incidencias muy puntuales en las líneas de crédito generalistas. Es decir, este escenario solo ocurre cuando se pone en garantía esta propiedad. En la mayoría de préstamos no es habitual esta condición en el contrato.

Mentira 2. Es la única vía de financiación a la que acogerse

Hay un mito bastante extendido que presenta a estos productos como la única alternativa para financiarse. Pues no es así. Si bien es la fórmula más demandada, hay otros sistemas para sufragar los gastos, viajes, reformas del hogar, etc.. Se puede hacer a través de los préstamos entre particulares, ayudas de familiares y hasta dentro de la propia empresa en algunos de los casos. También es posible por medio del adelanto de la nómina o pensión, bajo condiciones menos exigentes y una mayor flexibilidad en su devolución.

Mentira 3. No puede accederse a grandes importes

A pesar de que la actual oferta bancaria está cada vez más limitada en cuanto a las cantidades máximas que conceden, no es una situación real. Las entidades financieras están dispuestas a financiar el importe que se demande, por muy elevado que este sea. En cualquier caso, habrá que avalar esta demanda con unos ingresos fijos muy altos o a través de la garantía de sus principales bienes. Si no se cumplen las condiciones, será mejor olvidarse de estas propuestas. Hay que pensar que en los créditos está el verdadero negocio de los bancos.

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Mentira 4. Los parados tienen vetado su acceso

Tampoco es cierto este planteamiento. Aunque siempre lo tendrán mucho más difícil, también los desempleados tendrán una esperanza para su concesión por medio de diferentes formatos en sus líneas de crédito. Los microcréditos impulsados por algunos bancos son algunos de ellos.

También los intermediarios financieros representados por las plataformas online se han abierto a esta demanda de una parte de la población. Como consecuencia de ello, han elaborado una serie de pequeños préstamos personales en donde está admitida esta posibilidad. A cambio, los importes demandados serán minúsculos, por debajo de los 600 euros, y respondiendo a través de sus bienes, pago por desempleo o la aportación de algún avalista.

Los créditos exigen siempre unas condiciones muy duras

Una de las creencias generalizadas entre los usuarios alude a que la demanda de un préstamo requiere de unas condiciones de contratación muy duras. Aun siendo cierto en algunas vías de financiación, no puede aplicarse a todos los productos de estas características. Y es que, en la actualidad, pueden formalizarse algunas líneas de crédito que sirven para solventar una necesidad urgente de las familias y cuyas disposiciones no acarrearán que el nivel de endeudamiento se instale entre sus demandantes.

Esto se debe a que hay ciertos créditos que son gratuitos. Además, no conllevan comisiones y otros gastos en su gestión. Como consecuencia de estas aportaciones, no supondrá un esfuerzo adicional formalizarlos. Muchas de estas propuestas están destinadas a un perfil de cliente muy bien definido: jóvenes, jubilados, personas en situación de exclusión social, etc. Solo quedará detectar la oferta desarrollada por las entidades financieras y comprobar que se reúnen los requisitos para su acceso.

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