Dirigibles ecológicos

El desarrollo tecnológico y un petróleo cada vez más caro y escaso impulsan la vuelta a los cielos de sus redondeadas figuras
Por Alex Fernández Muerza 3 de julio de 2008
Img airshipman listado

Las ventajas de los dirigibles o zeppelines para el medio ambiente son varias: un gasto de combustible mínimo en comparación con los aviones convencionales; o que la mayoría no necesita pistas de aterrizaje o despegue, por lo que su uso no obligaría a ampliar los aeropuertos. Asimismo, algunos modelos alcanzan los 200 km/h, la misma celeridad que un tren de alta velocidad, y vuelan a una altura en la que no se necesita presurizar la cabina.

Por otra parte, no fue la falta de seguridad la que hizo explotar al famoso Hindenburg en 1937, sino la propaganda. Los nazis querían demostrar a toda costa su poderío tecnológico, y lo llenaron del inflamable gas hidrógeno. Normalmente, estos aparatos llevan helio, un gas inerte, pero su uso les había sido vetado por Estados Unidos, el principal suministrador mundial.

Por ello, algunas iniciativas ya se lo están tomando en serio. Es el caso del Zeppelin NT: este 10 de julio tiene previsto realizar su primer vuelo comercial sobre Londres. Con el patrocinio de una conocida marca de cervezas, sobrevolará el cielo de la capital británica de manera habitual durante este verano. Posteriormente, la idea de sus responsables es ofrecer más vuelos (un modelo similar ya está operativo en Japón) que le lleven a San Francisco.

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El Zeppelin NT incorpora algunos avances que le hacen muy superior a sus «abuelos». Por ejemplo, es mucho más manejable gracias a su «empuje vectorial», un sistema similar al utilizado por los aviones Harrier. De esta manera, consigue ser menos vulnerable a las ráfagas de viento, uno de los principales enemigos de los dirigibles.

En cualquier caso, no se trata de la única iniciativa destacable. A mediados de los años 90, la compañía alemana Cargolifter AG construyó el CL160, un dirigible pensado para el transporte de mercancías pesadas. Sus responsables también construyeron un hangar gigante, uno de los más grandes del mundo, en Brand, cerca de Berlín, pero la compañía se declaró insolvente en 2002 y ahora alberga un parque acuático.

Algunos modelos alcanzan los 200 km/h, la misma celeridad que un tren de alta velocidad
En 2005, la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa (DARPA por sus siglas en inglés) financiaba con 3.200.000 dólares a la empresa californiana Aeros para poner en marcha su programa «Walrus». Su objetivo, desarrollar un dirigible mucho más manejable y estable que los conocidos en ese momento, ideal por ejemplo para misiones de rescate.

Aunque la DARPA finalizó su programa, Aeros ha seguido desarrollando su tecnología, como un diseño más aerodinámico, unos turbopropulsores, una estructura de fibra de vidrio y de carbono más ligera, o el sistema «COSH», que permite despegues y aterrizajes más rápidos comprimiendo y descomprimiendo el helio. Así, sus responsables cuentan con diversos prototipos, como el Aeros 40D, un modelo flexible que incluye los últimos adelantos del sistema COSH; o el Aeroscraft ML866, con 465 metros cuadrados de cabina, una capacidad de carga de hasta 400 toneladas, y una velocidad máxima de 220 km/h. En este último caso se espera realizar un test de vuelo para 2010.

Dirigibles híbridos y turísticos

Similar al Aeroscraft ML866, el AirShipOne es también un modelo híbrido entre un dirigible y un aeroplano, idea del ingeniero Gosha Galitsky. Cuenta con una estructura semi-rígida llena de helio para mantenerse en el aire, y alas con motores eléctricos que se alimentan mediante los paneles solares de su superficie.

Este modelo puede llevar 25 pasajeros o 30 toneladas de carga, a 195 km/h. Puede aterrizar y despegar verticalmente, y volar como un avión. En este video se puede ver una demostración del mismo.

En la misma línea de fusionar ambos tipos de aparatos, la empresa Lockheed Martin ha testado su modelo P-791, que conjuga la flotabilidad de un dirigible con la aerodinámica de una aeroplano.

Por su parte, algunos diseñadores proponen unos diseños más enfocados al sector del ocio. El Stratocruiser es obra del alemán Tino Schaedler, e incorpora un restaurante gourmet, una piscina y hasta un night-club con DJ.

La compañía británica SkyCat dispone de un dirigible que incorpora una «falda flotante», de manera que es capaz de aterrizar en todo tipo de terreno, incluida el agua. Sus responsables planean establecerse en los aledaños del aeropuerto de Heathrow para ofrecer viajes «con glamour».

El diseñador francés Jean Marie Massaud, con el apoyo del centro de investigación aerospacial galo ONERA, proyecta construir un dirigible de 500 metros de longitud. De nombre Manned Cloud, sería una especie de hotel de lujo volante, con capacidad de 60 habitaciones. Según su creador, podría dar la vuelta al mundo sin escalas en tres días, a una velocidad máxima de 280 km/h.

Y ya puestos a buscar energías ecológicas, Zeppy es un modelo de 30 metros que se mueve a pedaladas. Su artífice, Stephane Rousson, es también conocido por ser parte del proyecto Theolia Windream One, cuyo objetivo es cruzar el Atlántico con un pequeño dirigible biplaza.

Inconvenientes de los dirigibles

ImgSu elevado precio, su pequeña capacidad de transporte, su baja velocidad o su vulnerabilidad al viento, en comparación con los actuales aviones, frenan la expansión de estos artefactos voladores. En este sentido, según el historiador británico Douglas Botting, si el desastre del Hinderburg no hubiera sucedido, dichos motivos lo habrían logrado años después.

No obstante, sus responsables confían en que el desarrollo tecnológico y la subida de los carburantes permitan aparatos más competitivos, sobre todo para algunas de las finalidades señaladas: viajes turísticos y de lujo, misiones de rescate, transporte de personas y mercancías a lugares poco accesibles y hasta de gigantesco panel publicitario.

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