La crisis económica genera desempleo, situaciones de desesperación, necesidades y, también, discriminación. Cuando unos carecen de empleo, achacan a otros esta situación, aunque los puestos que ocupen sean de una categoría inferior o quienes se lo reprochan ni siquiera quisieran o sabrían desempeñarlos. Pese a todo, se reclama la preferencia de los ciudadanos nacionales en el acceso al empleo, la sanidad o la educación y cada vez son menos quienes defienden la concesión de derechos a esta parte de la población.
El último informe sobre «Evolución del racismo y la xenofobia en España«, publicado por la Dirección General de Integración de los Inmigrantes con datos de la encuesta «Actitudes hacia la inmigración», realizada en 2009, revela que la crisis económica y la discriminación tienen varios puntos en común. La situación de crisis registrada en todo el mundo ha supuesto que la concesión de una serie de derechos y libertades experimente una tendencia decreciente.
¿Integración o adaptación?
La integración implica el reconocimiento de derechos a las personas inmigrantes «en igualdad con la población autóctona». Esto debe ser así en el sentido más amplio, es decir, en cuestión de derechos sociales básicos (educación, sanidad o empleo), derechos de ciudadanía y de participación política. Sin embargo, este último apenas se reconoce.
El citado informe señala que la integración significa «eliminación de cualquier manifestación de discriminación por origen nacional y étnico», pero alude a algunos autores que destacan el denominado «déficit de las tres R»: respeto, reconocimiento y representación.
Se detecta un retroceso respecto a la postura favorable a la concesión de ciertos derechos a las personas inmigrantes
Cuando se pregunta a los ciudadanos españoles sobre su posición favorable a la concesión de ciertos derechos a las personas inmigrantes, se detecta un retroceso con respecto a los dos años anteriores, aunque las cifras son similares en cuanto a la reagrupación familiar (79%), cobrar el subsidio de paro (87%), votar en las elecciones municipales (62%) y generales (52%), crear asociaciones para defender sus derechos (73%) y obtener la nacionalidad española (68%).
Cada vez son más las personas extranjeras que solicitan la nacionalidad. En 2008 había 25.532 ecuatorianos nacionalizados, 15.409 colombianos y 8.615 marroquíes. Sobre todo, con un 69,87% de los casos, se concede la nacionalidad española por haber cumplido dos años de residencia en nuestro país. Respecto al derecho a la nacionalidad, no obstante, hay discrepancias. Los ciudadanos autóctonos más jóvenes son quienes se muestran más favorables, frente a las personas de más edad. Además, «la aprobación desciende entre los mejor posicionados» en situación económica personal.
Beneficios de la inmigración
Pese a los datos anteriores, todavía hoy en día se asocia la inmigración con una situación de ilegalidad y una imagen del inmigrante como «acaparador de ayudas públicas, subvencionado desde que llega al país, sin que haya tenido tiempo para contribuir a ellas». En ciertos momentos, se refuerza la idea de que «se paga todo» a las personas inmigrantes, frente a los nacionales, que no disfrutan de las mismas ayudas.
Desde Red Acoge, sin embargo, se anima a pensar en «la oportunidad única de enriquecimiento» que supone la llegada de personas extranjeras. Considera necesario dejar de entender la diversidad por motivo de edad, género, rasgos físicos o idioma, y aboga por fijarse en características no perceptibles, «que aportan mayor valor al ser humano», como aprendizajes, experiencias, creencias o modos de pensar.
Cuando se consulta a los ciudadanos nacionales por varios aspectos de la vida diaria, se detectan los factores más sensibles relacionados con la inmigración y el motivo de situaciones de diversidad.
- En épocas de bonanza, se entiende que puede “darse y repartir”, pero cuando predomina la escasez, los beneficios de la inmigración se replantean.
- En el último año, se ha mantenido estable el porcentaje de personas que considera que los españoles no han de tener preferencia en el acceso a la sanidad, con respecto a las personas inmigrantes. La cifra no ha disminuido, pero tampoco ha aumentado de manera significativa.
- En cuanto a las ayudas, los ciudadanos creen que hay más para las personas extranjeras, a quienes “se paga todo” e, incluso, se da prioridad en el acceso a viviendas de protección oficial.
- Se reivindica la preferencia de los alumnos autóctonos en el acceso a los colegios y se detecta preocupación porque la calidad de la enseñanza no empeore donde los estudiantes de origen extranjero son mayoría.
- En el empleo, el 24% de los ciudadanos encuestados cree muy aceptable y el 39% bastante aceptable que “se prefiera contratar a un español antes que a un inmigrante”. Las cifras sorprenden porque son tres puntos porcentuales más elevadas que en 2008 y siete puntos mayores que las de 2007.