Una creencia muy extendida sostiene que cuando hay luna llena nacen más niños que el resto de los días. Muchos científicos se han preocupado por averiguar si esa idea era correcta. Tras analizar millones de nacimientos producidos a lo largo de décadas, comprobaron que no es cierto: las fases de la luna no tienen ninguna incidencia en el número de partos. Este artículo describe algunos supuestos efectos del plenilunio en la vida de las personas, cita varios estudios científicos que niegan la veracidad de que afecte a los nacimientos y aborda una hipótesis acerca de su procedencia. Además, explica cómo saber en qué fase estaba la luna al nacer un bebé.
Supuestos efectos de la luna llena
Existe desde tiempos inmemoriales la idea de que la luna afecta la vida de las personas de muy variadas formas. En particular la luna llena, cuando el satélite brilla en el cielo con su máximo esplendor, ha sido asociada con los fenómenos más diversos: mayor cantidad de accidentes, de crímenes, de ingresos hospitalarios y de nacimientos, entre otros que no excluyen la aparición de seres sobrenaturales.
Sin embargo, el avance del conocimiento científico ha hecho que afirmaciones de este tipo sean cada vez más difíciles de sostener. En la actualidad, cuesta bastante imaginar qué relación podría haber entre la posición de la luna y el momento en que las mujeres dan a luz. Aun así, ha habido quienes, en busca de una explicación, creyeron que el satélite, así como influye sobre las mareas, también lo haría sobre el líquido amniótico del embarazo.
Pero no es así. No nacen más niños cuando hay luna llena. Varios estudios han analizado millones de nacimientos en distintos lugares del mundo y han llegado a la conclusión de que las fases de la luna no ejercen ninguna influencia en la cantidad de partos.
La ciencia niega que la luna llena produzca más nacimientos
La investigación más grande la lideró un científico llamado Daniel Caton, de la Appalachian State University (Estados Unidos). Analizó unos 70 millones de nacimientos ocurridos en ese país a lo largo de dos décadas. Tras eliminar algunos factores que podrían inducir a error en los resultados (como que hay menos nacimientos durante los fines de semana o las vacaciones, debido a los partos programados), el trabajo asegura que no hay relación entre las fases de la luna y la cantidad de nacimientos.
Muchos otros trabajos al respecto fueron realizados por expertos de Estados Unidos, Francia y también en España, como uno a cargo de la Federación de Asociaciones de Matronas de España. Todos llegaron a las mismas conclusiones. Al estudiar otros factores relacionados con el satélite natural, como las variaciones de la distancia con la Tierra, tampoco se encontraron datos de relevancia.
Un grupo de científicos de la Universidad de Castilla-La Mancha evaluó, junto con esta cuestión, la posible influencia de otros factores ambientales, como la que podría ejercer la presión barométrica sobre la rotura espontánea de membranas. Tampoco hallaron vinculación alguna en este sentido.
¿De dónde proviene esta creencia?
Como ocurre con toda creencia popular, es muy difícil o imposible determinar su procedencia exacta. Pero, como destaca Daniel Caton en uno de sus trabajos, podría deberse a que muchas matronas y otros profesionales sanitarios miraran el cielo después de una noche de muchos partos y advirtieran la luna llena, debido a que es su fase más llamativa y a que, a diferencia del resto del ciclo, es en esos casos cuando su brillo es visible durante toda la noche. En otras jornadas con muchos nacimientos, al no advertir la luna llena, no se presta atención. Esto produce un registro inconsciente de los nacimientos sucedidos en plenilunio y un olvido de los demás.
Además de que los resultados de las investigaciones lo certifican, desde el punto de vista de la física no tiene sentido pensar que la luna podría ejercer una influencia sobre los partos. El efecto gravitacional del satélite se nota en las grandes masas, como los océanos (y de ahí su influencia en las mareas), pero no en el cuerpo de las personas.
Incluso, en el caso de que esta influencia existiera, sería más lógico que hubiera más nacimientos en luna nueva que en luna llena. ¿Por qué? Durante la luna nueva la alineación que se produce es Sol-Luna-Tierra (debido a eso, la cara de la luna visible desde nuestro planeta está oscura). Eso haría que tanto el sol como la luna «tiraran hacia el mismo lado». En la luna llena, en cambio, el orden es Sol-Tierra-Luna, con lo cual las fuerzas de los dos astros se reducirían entre sí.
También se podría pensar, en todo caso, que ese efecto de la luna sobre las embarazadas debería ser mayor durante el perigeo, es decir, en el momento en que el satélite se encuentra más cerca de la Tierra (el cual no coincide con la luna llena). Pero, como ya se ha aclarado, esto tampoco sucede. Los giros de la luna en torno a nuestro mundo y qué partes de su superficie se vean iluminadas desde aquí no tienen nada que ver con el hecho de que nazcan más o menos niños.
Más allá de que la luna llena no acarrea una mayor cantidad de nacimientos, puede resultar interesante saber en qué fase estaba el satélite en el momento en que nacieron los hijos, uno mismo o cualquier otra persona. Hay varias formas de hacerlo.
La más sencilla es consultar alguna de las “calculadoras” de fases lunares que existen en Internet, como la de TuTiempo.net. Basta con introducir el mes y el año deseados para acceder a la página con la fase en que se encontraba la luna en cada uno de sus días.
Una manera más precisa y sofisticada de acceder a este y muchos otros datos es acceder a alguna aplicación como Stellarium (es gratuita). Con ella es posible observar el cielo con gráficos muy realistas y ver en qué porcentaje exacto la cara de la luna visible desde la Tierra está iluminada (se considera luna llena cuando esa cifra es igual o superior al 98%). Además, la app permite “viajar en el tiempo” para observar la posición de la luna y demás astros en el día y la hora que se quiera. Especial para los amantes del cielo y las estrellas.
