El parto en casa, ¿cuándo es una opción real?

Para que el parto sea domiciliario se deben cumplir una serie de requisitos, como que el embarazo sea de bajo riesgo, de un solo bebé y que este se encuentre en posición cefálica
Por Cristian Vázquez 4 de noviembre de 2015
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Imagen: apid

Hace poco, la sanidad pública británica recomendó parir en casa a las mujeres con embarazos de bajo riesgo. En España esta práctica sigue siendo muy minoritaria: solo uno de cada 500 nacimientos se produce en el hogar de la gestante. Este artículo ofrece cifras acerca del parto domiciliario, detalla las condiciones y los requisitos para hacer de esta forma de dar a luz una opción real y explica por qué sigue abierto el debate entre quienes están a favor y en contra de esta modalidad.

Dar a luz en casa, una elección minoritaria

Parir en casa no es una opción muy común en España. Sin embargo, sí lo era hasta hace medio siglo, cuando la mayoría de las mujeres daban a luz en sus viviendas asistidas por una matrona. Como explica la asociación El Parto es Nuestro, lo que sucedía entonces era que, como los hogares no contaban con unos requisitos mínimos de salubridad (agua corriente, calefacción, etc.), los partos eran más seguidos y las condiciones nutricionales y de salud de las mujeres no eran las óptimas, había una alta tasa de muertes, tanto en las madres como en los bebés.

Es probable que ese sea uno de los motivos por los cuales, en la actualidad, algunas personas asocien el concepto de parto en casa con el de «gente sin recursos». Pero la realidad indica más bien lo contrario. En 2014, el sistema de salud público de Reino Unido recomendó a las embarazadas de bajo riesgo que tuvieran a sus hijos en sus hogares. La seguridad social de ese país, de hecho, cubre los gastos del parto en casa (estimados en hasta 2.500 euros), un caso que en el nuestro no sucede.

Cifras de los partos domiciliarios en España

Según el último ‘Mapa del parto en casa en España’ -un informe anual elaborado por Educer, un equipo de profesionales dedicados al embarazo, el parto y la crianza con sede en Alicante-, Cataluña es, con diferencia, la comunidad autónoma donde la práctica de dar a luz en el hogar está más extendida. El estudio estima que en tierras catalanas un 0,50% de los nacimientos se producen de esta forma. Le siguen Navarra (0,37%), País Vasco (0,33%) y Cantabria (0,23%). El porcentaje estimado para el resto de comunidades está por debajo del promedio de España, que se calcula en un 0,20%.

Las cifras no son exactas porque no hay datos oficiales, pero, según Educer, se registran «alrededor de unos 800 partos planificados en casa al año», sobre un total de algo más de 400.000 nacimientos. Para continuar con la comparación anterior, el promedio de partos planificados en el domicilio en el Reino Unido es del 2,3%, es decir, un ratio 11,5 veces superior al de nuestro país (0,20%).

Condiciones para poder dar a luz en casa

En 2010, el Colegio Oficial de Enfermería de Barcelona publicó la primera ‘Guía de asistencia del parto en casa‘. Este material exhaustivo incluye unos «criterios de inclusión para el parto domiciliario», es decir, unos requisitos para que el nacimiento sea seguro y posible. A continuación se reseñan los más importantes:

  • El plan de nacimiento tiene que ser establecido antes de que se cumplan las 28 semanas de gestación. «A partir de esta fecha -explica el documento- será cada profesional quien valorará la conveniencia, o no, de atender a las embarazadas que lo decidan posteriormente».
  • Realizar al menos cuatro visitas clínicas antes de la asistencia al parto. Una de ellas será en el domicilio de la gestante, es decir, donde el nacimiento tendrá lugar.
  • La mujer embarazada debe proporcionar todos los controles ecográficos y analíticos que se haya efectuado, así como también cualquier otro estudio complementario.
  • La gestación ha de ser de un solo bebé y este debe hallarse en posición cefálica.
  • El parto se tiene que producir entre las semanas 37 y 42 del embarazo.
  • Cualquier situación que ponga en duda el «bajo riesgo» de la gestación será analizada y atendida por los profesionales, quienes decidirán si el plan de parto domiciliario continúa o hay que modificarlo.
  • La elección de parir en el hogar debe ser una decisión informada y libre de la mujer. Nunca se la ha de convencer ni debe imponerse. «Es crucial -se detalla en la ‘Guía’- que la responsabilidad de la mujer y de su pareja en la elección de parir en casa quede establecida y asumida desde el principio».
  • Además de las ecografías y demás estudios, la mujer y su pareja complementarán la historia clínica. Este documento, de carácter confidencial, será guardado por el profesional responsable de asistir el parto.

La asociación El Parto es Nuestro, por su parte, añade dos requisitos más:

  • La firma del consentimiento informado.
  • La existencia de agua corriente y calefacción en la vivienda donde se ha de producir el parto, y que haya un hospital a no más de media hora de viaje desde allí.
A favor y en contra del parto en casa: un debate abierto

El de los partos domiciliarios es un asunto que siempre crea controversias. En 2010, la revista española Evidencias en Pediatría publicó dos artículos sobre el tema que generaron un amplio debate (en particular uno de ellos, titulado ‘El parto domiciliario triplica la mortalidad neonatal respecto al parto hospitalario‘). Casi al mismo tiempo, una revista especializada de Estados Unidos divulgó un trabajo que analizaba los resultados de una docena de investigaciones previas. Sus resultados también cuestionaban la seguridad de esta práctica: los niños nacidos en partos hospitalarios, se aseguraba en el informe, tienen más del doble de posibilidades de sobrevivir que los nacidos en casa.

Las ventajas comprobadas de los nacimientos en el hogar son varias: el parto es menos instrumentalizado, la recuperación posparto de la mujer es más rápida, se realiza en un ambiente acogedor y tranquilo, baja el número de cesáreas, episiotomías, etc.

Las cifras que hablan de mayores riesgos de mortalidad serían el punto negativo (y preocupante) en esta cuestión. Los defensores de esta práctica afirman que, detrás de estos estudios, hay intereses de profesionales y clínicas privadas. La decisión de la sanidad pública británica de promover los partos domiciliarios parecen apoyar esta posición. Pero el debate sigue abierto.

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