Las dietas basadas en vegetales que no están bien planteadas, un riesgo para embarazadas y bebés

Un estudio reciente vincula el aumento de las dietas basadas en vegetales con el déficit de ciertos nutrientes esenciales durante la gestación
Por María Huidobro González 8 de febrero de 2024
embarazada vegetales
Las dietas que se basan principalmente en alimentos de origen vegetal, o únicamente en ellos, son buenas para nuestra salud y respetuosas para el medio ambiente, como lo es la dieta de salud planetaria. Nos ayudan a reducir el riesgo de diabetes tipo 2, algunos tipos de cáncer, la obesidad o las enfermedades cardiovasculares, además de promover la saciedad y mejorar los problemas de estreñimiento, típicos del embarazo. Y, a la vez, minimizan las emisiones de gases de efecto invernadero, hacen un uso eficiente del agua y mejoran la calidad de la tierra agrícola, entre otros beneficios. Sin embargo, pueden suponer un déficit de nutrientes esenciales para las gestantes y sus bebés, como recuerda un estudio reciente. Y la situación podría ir a peor, alertan sus autores. En las siguientes líneas abordamos las conclusiones de la investigación, además de la importancia de la alimentación antes, durante y después del embarazo, también en el caso de seguir una dieta plant based como la vegana.

Las carencias nutricionales de las mujeres embarazadas

La dieta de las mujeres embarazadas presenta desequilibrios nutricionales. En 2018 ya comentábamos en este artículo que el 45 % de las gestantes no toma suficientes frutas y verduras, el 50 % no alcanza las recomendaciones de consumo de leche y de pescado y el 70 % no come la cantidad necesaria de cereales ni de legumbres. Por lo tanto, no cubren con su alimentación las cantidades recomendadas de ácido fólico, yodo, calcio, hierro y vitamina D, nutrientes que aseguran un correcto desarrollo del bebé. 

Pero en 2024 la situación no es mejor, y podría empeorar, como sostiene un estudio reciente publicado en PLOS Medicine, que analizó la salud de embarazadas de países de altos ingresos como Reino Unido, Nueva Zelanda y Singapur. Para ello, contó con 1.729 mujeres de entre 18 y 38 años de edad en el momento de la concepción y siguió a muchas de ellas durante embarazos posteriores.

🔴​ Pocas vitaminas

Los científicos de la Universidad de Southampton (Reino Unido), trabajando con expertos de todo el mundo, descubrieron que más del 90 % de las gestantes carecía de vitaminas esenciales necesarias para un embarazo saludable y el bienestar de los bebés, nutrientes fundamentales que se encuentran en abundancia en la carne y los productos lácteos.

En concreto, los resultados mostraron que alrededor del momento de la concepción las mujeres tenían niveles marginales o bajos de:

  • ácido fólico (vitamina B9). Su deficiencia está ligada a retraso en el crecimiento, anemia megaloblástica (disminución del número de glóbulos  rojos en sangre) y el desarrollo de defectos del tubo neural del bebé como espina bífida. Se halla en vegetales de hojas verdes, cítricos, frutos secos, legumbres y algunas carnes (hígado, riñones).
  • riboflavina (vitamina B2). Tiene propiedades antioxidantes y mantiene en buen estado la piel, el cabello y los ojos, mientras que contribuye al crecimiento y desarrollo de los tejidos del bebé, así como de su hígado y sistema nervioso. Se encuentra en carnes, pescados, huevos y productos lácteos, vegetales verdes y frutos secos.
  • vitamina B12 (cobalamina). Bajos niveles de B12 están relacionados con parto prematuro, defectos del tubo neural y más riesgo de que el bebé nazca con poco peso o con “más alteraciones en el ámbito cognitivo”, como señala uno de los estudios del proyecto ECLIPSES. Está en carnes y pescados.
  • vitamina D. La carencia de esta vitamina se asocia a fallos de implantación del embrión en el útero y a mayor riesgo de diabetes gestacional y preeclampsia. La hallamos en pescados y productos lácteos.

Además, observaron que muchas mujeres desarrollaron deficiencia de vitamina B6 (piridoxina) al final del embarazo. Esta vitamina se relaciona con la prevención de la preeclampsia y las náuseas, así como con la disminución de malformaciones cardiovasculares y fisuras orofaciales. Se encuentra en carnes, aves, pescados, verduras y plátanos.

De ahí la importancia de tomar ácido fólico para la planificación de la concepción de las mujeres y durante el embarazo, además de vitamina D y B12 en algunos casos. En cambio, no son necesarios más suplementos vitamínicos, como se reconoce en este documento oficial sobre los suplementos en embarazadas (2010), a no ser que lo prescriba un profesional sanitario.

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Imagen: gstockstudio

🔴​ Más deficiencias nutricionales por el estilo de la dieta

Pero los firmantes de esta investigación inciden en otro punto que atañe de manera especial a países desarrollados, donde la prevalencia de deficiencias vitamínicas entre las mujeres que intentan quedar embarazadas es una “seria preocupación”.

Keith Godfrey, autor principal y profesor de Epidemiología en la universidad británica, asegura que “el impulso para reducir nuestra dependencia de la carne y los lácteos para lograr emisiones netas de carbono cero es probable que reduzca aún más a las madres embarazadas de nutrientes vitales, lo que podría tener efectos duraderos en los bebés. Nuestro estudio muestra que casi todas las mujeres que intentaban concebir tenían niveles insuficientes de una o más vitaminas, y esta cifra solo va a empeorar a medida que el mundo avanza hacia dietas basadas en vegetales”.

Dietas ‘plant based’ al alza

Y ¿qué es una dieta plant based? Cualquier dieta que se basa en consumir productos de origen vegetal (frutas, verduras, legumbres, cereales, frutos secos…) y, por lo tanto, en eliminar al máximo los alimentos de origen animal. En ella caben las dietas veggies y también la dieta de salud planetaria, que incluye alimentos de origen vegetal y, opcionalmente, cantidades modestas de pescado, carne y productos lácteos.

La cuestión que plantean estos científicos no es baladí. Y es que ser vegano constituye un estilo de vida cada vez más extendido en el mundo. En países europeos como Alemania, Austria o los Países Bajos, los veggies ya forman un tercio de la sociedad, como también lo es ya en la India.

En España, en cambio, no está tan arraigado, pues tan solo confiesan que lo son un 11,4 % de las personas, según el estudio The Green Revolution elaborado por la consultora Lantern. Y aunque el movimiento veggie ha perdido 600.000 seguidores en España en los dos últimos años, cerca de 4,5 millones de personas en nuestro país siguen una dieta eminentemente vegetal. La mayoría se consideran flexitarianos (ocasionalmente comen carne o pescado). Otros 670.000 son vegetarianos, alrededor de 276.000, consumidores veganos y otros 692.000 pescetarianos (no toman carne, pero sí pescado).

🟢​ En mujeres y jóvenes

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Imagen: Matilda Wormwood

Pero lo más llamativo es que por grupos de población, la generación Z (entre 18 y 24 años) es la que adopta este tipo de dietas con más fuerza, por una mayor concienciación. Representan un 16 % del total de los veggies (un 4,8 % de las dietas vegetarianas y un 1,9 % de las veganas). Y, por sexos, son las mujeres las que encabezan este movimiento: la población femenina representa al 59 % de los veggies y al 74 % de la población vegetariana y vegana. 

Estos dos últimos datos importan, y mucho, a la luz del estudio principal comentado. Las mujeres y nuestros jóvenes se decantan cada vez más por dietas basadas en vegetales, lo que, según los científicos, puede perjudicar a la toma de nutrientes que se encuentran en la carne y los productos lácteos.

Dietas basadas en vegetales para embarazadas

Entonces, ¿qué hacer? Un análisis de sangre ayudará a determinar, por parte del profesional médico, si es necesaria la suplementación por déficit y un dietista-nutricionista especializado propondrá la dieta más adecuada.

De todas formas, si la mujer sigue una alimentación basada en vegetales, debe saber que una dieta vegetariana o vegana es apropiada para el embarazo y la lactancia, “sin empeorar los resultados obstétricos”, siempre que, como explican expertos del Hospital Sant Joan de Déu (Barcelona), se realice con una ingesta completa de nutrientes esenciales. ¿Cómo?

➡️ La dieta bien planteada debe contener:

  • Amplia variedad de alimentos vegetales y en gran cantidad para obtener las proteínas necesarias, enfatizando la ingesta de alimentos enteros o alimentos mínimamente procesados.
  • Potenciar el consumo de ácidos grasos omega 3 en semillas de lino molidas, aceite de linaza y oliva, semillas de chía molidas y nueces.
  • Consumir cantidades adecuadas de calcio, que se hallan en la mayoría de los vegetales de hoja verde, por ejemplo.
  • Aumentar la absorción del hierro proveniente de los vegetales en combinación con una fuente de vitamina C o betacaroteno o con técnicas como el remojo de alubias y granos, la fermentación o la germinación. Solo es necesaria la suplementación, si hay anemia.
  • Incrementar la absorción de zinc de los cereales, las legumbres, la soja, las nueces y las semillas con las mismas recomendaciones anteriores.
  • Asegurarse la cantidad necesaria de yodo (200 microgramos al día). Una mayor ingesta de sal yodada o un suplemento derivado de algas son las opciones.
  • Controlar el estado de la vitamina D. Aumentar la exposición solar y tomar alimentos enriquecidos puede servir, porque las fuentes vegetales no son ricas en esta vitamina (alubias, brócoli y verduras de hoja). A veces, es recomendable tomar suplementos de 1.000-2.000 UI al día, si así lo considera el profesional sanitario.
  • Consumir cantidades adecuadas de vitamina B12. No hay cantidad suficiente de esta vitamina en los alimentos vegetales, aunque estén enriquecidos, por lo que de forma obligatoria se deben tomar suplementos exclusivos de B12.
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