La sexualidad de los niños: ¿cuándo nace la curiosidad?

Desde que el niño es capaz de agarrar objetos, es normal que comience a inspeccionar y tocar sus genitales
Por Marta Vázquez-Reina 9 de marzo de 2012
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Imagen: Joel

Con tan solo medio año de vida, los bebés comienzan a descubrir el mundo y su cuerpo. Esto incluye la autoexploración genital. Este comportamiento, que se inicia a partir de los seis meses, puede ser más frecuente alrededor de los dos años de edad y, en muchos casos, lleva al descubrimiento del placer mediante la masturbación. Los especialistas apuntan que, en la mayoría de los casos, esta conducta no es algo fuera de lo normal ni extraordinaria y, por tanto, se deben evitar las reprimendas y castigos a los niños.

Sexualidad, el bebé descubre el cuerpo

Según la Asociación Española de Pediatría de atención Primaria (AEPap), desde que el niño es capaz de agarrar objetos (en torno a los 5 o 6 meses), es normal que inspeccione y toque sus genitales. Durante los 2 o 3 primeros años de vida, la autoexploración genital forma parte del proceso que sigue el niño para conocer su propio cuerpo. Es normal que al explorarse pueda experimentar cierta excitación, que le lleve al descubrimiento del placer mediante la masturbación.

Tal como apuntan desde la AEPap, la autoestimulación de los genitales por placer es una actividad normal y frecuente en los niños, que puede practicarse a cualquier edad, «pero es muy rara antes de los seis meses». La AEPap detalla que, cuando son más pequeños, los niños pueden frotar sus muslos con movimientos rítmicos de la cadera cuando están boca arriba o «moverse sobre las manos o las rodillas cuando están boca abajo». Más tarde, pueden aprender a frotarse contra algún objeto, como un muñeco, un peluche o el brazo de un sillón.

A partir de los dos años

A partir de los dos años, los niños son capaces de diferenciar entre los órganos genitales de los dos sexos y pueden comenzar la manipulación rítmica de los mismos. Este comportamiento en general provoca alarma entre los padres y les sorprende, puesto que no saben si esta actitud es normal a tan temprana edad o si es un signo de algún tipo de trastorno o problema de su hijo.

Los pediatras Juan Bravo y Manuel Merino, del Centro de Salud El Greco de Getafe (Madrid), señalan que la masturbación esporádica en niños preescolares es una conducta normal y apuntan que «hasta un tercio de los niños de esta edad descubren la masturbación mientras exploran su cuerpo». Esta actitud, tal como matizan estos especialistas, no responde a ninguna causa médica, la mayoría la mantiene porque le gusta, aunque «algunos pueden hacerlo de forma más frecuente si tienen algún problema o se les castiga o presiona para que dejen de hacerlo».

¿Qué se considera un comportamiento sexual normal?

La evaluación sobre el comportamiento sexual del niño, publicada en el año 2009 por la Academia Americana de Pediatría (AAP), apunta los factores clave que determinan si el comportamiento sexual del niño es anómalo y, por tanto, requiere acudir a la consulta de un especialista, ya sea un pediatra o un psicólogo. Estos son: la intensidad (conductas sexuales más prolongadas o más breves) y la frecuencia (número de veces que recurre a la conducta).

En función de estos y otros factores, la AAP clasifica el comportamiento sexual de los niños de dos a seis años en cuatro denominaciones, desde la normal hasta la rara. Según esta clasificación, el comportamiento normal incluye, con una frecuencia transitoria y no muy intensa: tocarse los genitales y masturbarse en público o privado, mirar o tocar los genitales de otros niños y mostrar los propios, acercarse o sentarse muy cerca de alguien o intentar ver los cuerpos desnudos de adultos o compañeros.

Pautas para los padres

Los especialistas en pediatría insisten en que ante un comportamiento sexual normal del niño se deben evitar las reprimendas y los castigos. Es preciso que las familias actúen de acuerdo a sus valores y su estilo educativo e intenten evitar conductas, sobre todo en público, que pueden ser reprobatorias y humillantes. En paralelo, una excesiva atención sobre una acción que en principio sería normal, puede causar el efecto contrario y provocar que el niño se obsesione con ella.

Algunas sugerencias útiles son:

  • Intentar distraerle y desviar su atención hacia otra actividad u objeto que sean significativos para el niño.
  • Explicarle que ese comportamiento se debe llevar a cabo en la intimidad y no en público.
  • Marcarle límites respecto a la manipulación u observación de los genitales de otros niños y mostrar los propios. Señalarle que se entiende su interés, pero que ese comportamiento no es adecuado.
  • Tener en cuenta que, en ocasiones, la masturbación se dirige a liberar tensiones. En ese caso, los padres pueden ayudar a su hijo a buscar alternativas para que libere sus energías.
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