Mascotas obesas

La mitad de los perros y gatos europeos tienen problemas de sobrepeso
Por Clara Fraile 2 de junio de 2004

Suele decirse que los animales de compañía son un buen retrato de sus amos. Por extensión podría afirmarse que las mascotas reflejan cómo es la sociedad en la que vivimos. Tal vez sea ésta la razón por la que, como las personas, los perros y los gatos europeos están cada vez más sobrealimentados. Sus dueños suelen caer en la tentación de darles golosinas y caprichos sin percatarse de las consecuencias, a veces graves, que puede tener el exceso de peso en el animal. Si no puede palpar las costillas de su fiel amigo, llévelo al veterinario; la obesidad no es sólo un problema estético, es también un problema de salud.

¿Le sobra peso?

En los últimos años han comenzado a detectarse en los animales de compañía -perros y gatos principalmente-, problemas de obesidad muy similares a los que se dan en las personas. Un reciente estudio de la compañía de nutrición animal Hill’s Pet Nutrition asegura que el 76% de los propietarios están convencidos de que el peso de sus animales es normal, pese a que el 50% de los canes y felinos europeos tienen sobrepeso.

La obesidad afecta sobre todo a perros y gatos. Los problemas de nutrición de cobayas, conejos o hámsteres suelen ser otros y las aves saben administrarse el pienso a lo largo de la jornada sin caer en la glotonería, explica Marcos Makowski, veterinario del Centro de la Asociación Nacional de Amigos de los Animales (ANAA).

Existen tablas orientativas sobre los pesos ideales de las diferentes especies y razas de animales de compañía, pero, al igual que en las personas, son sumamente variables y han de tener en cuenta, al menos, el sexo y edad del ejemplar. La obesidad, generalmente, está causada por una abundante ingestión de calorías frente a un bajo consumo energético, fruto de cierta falta de ejercicio. La gordura se manifiesta como un exceso de grasa que se acumula en el tejido adiposo. Para valorar si una mascota tiene la constitución corporal adecuada el propietario debe observar su silueta y seguir los siguientes pasos:

  • Se debe poder palpar su cintura, justo detrás de las costillas.
  • Las costillas han de poder contarse y palparse.
  • El abdomen ha de estar plano y firme.

Cuando existe un problema de sobrepeso, el abdomen pierde firmeza, la cintura del animal suele ser difícil de palpar y lo mismo sucede con las costillas. En los animales obesos el abdomen aparece normalmente distendido, se pueden tentar cúmulos de grasa y es imposible encontrar la cintura y buena parte de las costillas. El sobrepeso es el paso anterior a la obesidad y ésta puede afectar considerablemente a la salud de los animales, llegando incluso a mermar su esperanza de vida.

Puede ocurrir que el animal obeso padezca algún tipo de enfermedad endocrina que favorezca el aumento de peso, la más común es el hipotiroidismo. Además, los machos castrados y las hembras tienden, en mayor medida, a padecer obesidad. Los labrador retriever, Cocker spaniel y los Dachshunds o perros salchicha son algunas de las razas de perros más propensas a engordar. Pero, según Makowski, la obesidad en los animales de compañía depende sobre todo de la combinación de tres factores:

  • La propensión fisiológica o de carácter del ejemplar. El ejemplo más llamativo lo constituye el perro labrador, que pertenece a una raza “insaciable” a la hora de comer y además es muy tranquila, mostrando pocos deseos de moverse.
  • El perfil del propietario. Este factor tiene su lógica: si una persona mayor vive sola, lleva una vida tranquila y posee un animal, éste tendrá una existencia igual de apacible. Si su fiel amigo es un gato persa que posee un carácter muy sedentario y le encanta comer, será muy probable que su peso ideal se vea superado en algún kilo.
  • El tipo de vida. No es lo mismo un “perro de piso” que el guardián de una finca, ni hace el mismo ejercicio un animal cuyos propietarios son una pareja joven, que sale a menudo a pasear, que el que realiza una mascota que acompaña a una persona mayor.

Obesidad y salud

Lo mismo que en las personas, la obesidad puede tener muchos efectos negativos en la salud de nuestros fieles compañeros. Es un tópico erróneo pensar que un animal gordito es un animal feliz. Está demostrado que la obesidad puede causar problemas en las articulaciones, artritis, artrosis, dificultades respiratorias y enfermedades cardiovasculares e incluso diabetes a los animales domésticos, además de reducir su capacidad de resistencia a las infecciones. Por ello es muy importante garantizar a las mascotas una alimentación sana y equilibrada.

La escasa concienciación sobre la importancia de una buena dieta y las consecuencias de la obesidad animal es la culpable de que los dueños de perros y gatos con exceso de peso no recurran al veterinario que es, según los propios fabricantes de alimentos para animales, quien mejor les puede ayudar a resolver el problema.

El exceso de peso puede causar molestias musculoesqueléticas que originan problemas de movilidad y la vida sedentaria es uno de los factores de riesgo de la obesidad. “El problema se convierte en una pescadilla que se muerde la cola”, comenta el veterinario del Centro ANAA. Cuando un especialista se encuentra, por ejemplo, con un caso de displasia de cadera (inactividad articular) en un ejemplar joven, algo relativamente habitual, según Makowski, no le queda más remedio que “meterle mucho miedo al propietario” para obligarle a racionar la comida del animal afectado. A algunos de los dueños les será difícil seguir sus consejos, piensan que no soportarán la idea de privar a sus “pequeños” de ciertos caprichos. Sin embargo, el régimen alimenticio contribuirá a mejorar su calidad de vida y a prolongar su longevidad.

A régimen bajo supervisión veterinaria

Para todo tipo de mascotas es recomendable tener un veterinario “de cabecera” que, junto con su dueño, se encargue de velar por su salud. El especialista aconsejará las vacunas pertinentes, aplicará los tratamientos necesarios y se ocupará de hacer un chequeo periódico al animal.

El chequeo habitual incluye un control de peso. Si el especialista considera conveniente que el animal pierda peso debido a un problema concreto o como medida preventiva, ayudará al propietario a establecer una alimentación controlada. Veamos algunos de los consejos que los expertos en alimentación de Hill’s Pet Nutrition aportan para que adelgace un animal de compañía:

  • Si no puede palpar las costillas de su perro o gato, llévelo a su veterinario. Este le pesará, evaluará su estado corporal y de salud, y analizará la conveniencia de llevar a cabo un programa de reducción de peso, siempre siguiendo sus instrucciones.
  • No intente llevar a cabo un programa de reducción de peso de un animal sin supervisión veterinaria.
  • Al igual que en las personas, la pérdida de peso debe ser siempre progresiva y gradual. Hay tener paciencia y establecer objetivos realistas. Como orientación, si un animal sobrepasa en un 25% su peso ideal, tardaría aproximadamente tres meses en recuperar su peso adecuado.
  • Si tiene otros animales en casa, no los alimente todos al mismo tiempo a no ser que estén vigilados, ya que el animal en proceso de adelgazamiento podría comerse la ración de los demás.
  • El ejercicio es importante para perder peso de manera eficaz. Elabore con su veterinario un programa de ejercicio adecuado para su animal de compañía. Dependiendo del animal, a veces conviene empezar despacio e incrementar el ritmo de forma gradual.
  • Haga del ejercicio un juego. Saque a pasear a su perro y anímele a que juegue. Si es un gato, sepa que les encanta perseguir muñecos. Con ello conseguirá que haga ejercicio.
  • Pese a su animal cada 2 semanas durante el proceso de adelgazamiento para controlar su pérdida de peso. Mantenga informado de la evolución a su veterinario. Una buena idea es realizar un gráfico en el que anotar sus progresos.
  • Preste atención especial a su animal de compañía durante el periodo de adelgazamiento.
  • Asegúrese de que nadie le dé ninguna comida adicional al perro o al gato que esté siguiendo un programa de adelgazamiento. Igualmente, asegúrese de que el animal no tenga acceso a otras comidas.
  • Si le surge cualquier duda, consulte siempre al veterinario.

Ante el dilema de ofrecer a su mascota comida casera o un preparado alimenticio de fábrica (seco o húmedo), los veterinarios aseguran que ambas opciones tienen la misma base: pasta o arroz y carne. Sin embargo, cuando es necesario controlar las cantidades, creen que es más fácil hacerlo con los alimentos comprados, que también son más recomendables por su acción contra el sarro, es decir, para la limpieza dental de la mascota. Los productos “light” (con más fibra y menos calorías), que ya suponen en torno al 10% de los piensos animales comercializados, son de gran ayuda cuando se trata de reducir o mantener el peso.

Los cachorros deben realizar tres comidas diarias y los perros adultos dos. Es aconsejable retirarles el plato a la media hora de haber empezado a comer. En el caso de los gatos es más complicado racionarles la comida, ya que les gusta que siempre esté disponible en el plato. Tanto para los propietarios de perros como para los de gatos hay que dejar claro que cuando “lloran” pidiendo comida, por muy insistentemente que lo hagan, no significa que la necesiten. En cuanto al consumo de ciertos caprichos “entre horas”, es necesario subrayar que para un perro o un gato comer una galleta equivale a la ingesta de un paquete entero de galletas para una persona.

El problema en cifras

El estudio realizado por Hill’s Pet Nutrition mediante encuestas por toda Europa presenta un panorama preocupante del que España no puede retraerse, aseguran fuentes de la compañía:

  • Al 57% de los perros y gatos europeos jamás se les controla el peso.
  • El estudio no se olvida de la obesidad de los propios dueños de perros y gatos: un 67% de los propietarios de perros y gatos admiten tener sobrepeso ellos mismos.
  • Casi un 40% de los dueños de perros y gatos les dan golosinas más de una vez al día. Las mujeres solteras con perro son las más indulgentes.
  • Uno de cada cuatro propietarios de perros no obliga a hacer deporte a su can. Un 30% sí entrena a sus perros suficientemente.
  • Los gatos obesos son 4 veces más propensos a desarrollar diabetes mellitus.

La conclusión de este estudio es que los dueños europeos de mascotas están dejando de lado algo tan importante como el deporte. Los perros de ciudad, por poner un ejemplo, prácticamente se limitan a caminar y tumbarse en el sofá. En este sentido, el director administrativo de la Real Sociedad Canina de España (RSCE), Eduardo de la Parra, afirma que “no debemos olvidar que tener un animal comporta una responsabilidad para con sus necesidades de desarrollo, tanto físicas como afectivas”.

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