Gastos hormiga: qué son y cómo evitarlos

Las cantidades reducidas que se abonan de manera constante y a las que no se da mayor importancia pueden acabar dañando bastante las finanzas personales
Por Blanca Álvarez Barco 29 de noviembre de 2013
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Imagen: Adriana Poveda

Las hormigas se llevan, poco a poco, una miguita de pan, un trocito insignificante de corteza… pero muchas unidas pueden terminar llevándose una rebanada entera sin que nos demos cuenta. Lo mismo sucede con los pequeños gastos que se realizan a diario sin apenas enterarnos, y que los expertos llaman gastos “hormiga”, un dinero que puede acabar complicando cada mes la economía más saneada. En este artículo se explica cómo detectarlos y poner remedio a esta pequeña sangría, constante y dañina para las finanzas familiares.

Detectar los gastos hormiga

Un chicle por aquí, una café por allá, un snack… A diario, todos gastamos en pequeñas cosas a las que no damos importancia. Sin embargo, sumadas cada semana, y a lo largo de todo el mes, pueden dar como resultado una cifra abultada, capaz de descuadrar un presupuesto hecho con todo detalle. Es más, son numerosos los expertos que estiman que estos pequeños gastos equivaldrían, de media, a lo que se consume en un mes en gasolina, y que, en un año, con todo ese dinero, se podría realizar un viaje a la playa para dos personas.

Es fácil que los gastos «hormiga» pasen desapercibidos, porque solo nos fijamos en los grandes desembolsos, como el pago del alquiler o la cuota de la hipoteca, el recibo de la luz, etc. Así, son una fuga de dinero difícil de detectar ya que no se tiene conciencia de ello.

Se puede anotar a diario cada compra mínima que se realiza, pues esto permite detectar enseguida los gastos innecesarios

Por eso, si se desea empezar a contenerlos, antes hay que identificarlos. Para ello, hay que saber cuántas tazas de café o cuántos refrescos se compran en una jornada, y multiplicar su precio por la cantidad diaria. Más tarde, por los días de la semana y, luego, por las 52 semanas del año. Así con todos y cada uno de los gastos que se hacen de manera rutinaria. El resultado, casi siempre, es sorprendente: una cifra mucho mayor de la esperada.

Para detectarlos, también se puede anotar a diario cada compra mínima que se realiza, pues esto permite notar enseguida estos gastos innecesarios, que a largo plazo suman mucho. No es imprescindible ir con un lápiz y papel todo a cuestas; en plena era tecnológica, se puede descargar una aplicación en el móvil o la tableta que deja anotar a qué se destina el dinero.

Cómo evitar los gastos «hormiga»

Hay que tener en cuenta qué pequeños gastos son necesarios para la satisfacción personal, y suprimir primero los que no lo son

Reducir los pequeños gastos supérfluos no quiere decir que haya que convertirse en un austero ermitaño. Antes de reducir los gastos, hay que identificar con precisión las cosas que se consideran necesarias para la satisfacción personal y las que no, y prescindir primero de estas últimas. Conviene, además, seguir una serie de pautas:

  • Ponerse una meta que obligue a ahorrar:

    Tener una finalidad ayuda a ser más constantes en un propósito. Los objetivos pueden ser muchos y variados, desde los regalos de Navidad para los niños o la matrícula para hacer un curso o un máster en el que se tiene mucho interés, hasta sacarse el carné de conducir o conseguir dinero para poder irse de vacaciones.

  • Planear los gastos:

    Antes de gastar, hay que hacer números y darse cuenta, por ejemplo, de que los desayunos fuera de casa de una semana podrán servir para pagar el arreglo de una prenda o una entrada para el cine. Hay que mirar qué necesidades tendrá la familia cada semana o mes, y pensar en el coste que supondrá satisfacerlas. Una vez cubiertas, se puede sucumbir a algún capricho.

  • Asignar una cantidad fija para los pequeños gastos:

    Si no se es capaz de resistir o las circunstancias le desbordan (tomar un café con una amiga…), es mejor no dejar de tener caprichos, pero intentando gastar cada vez menos en ellos, con más control. Así, convendría tener fijado cuánto se desembolsará cada semana y en qué, y no salirse de ese presupuesto nunca.

  • Mantener el registro de cuánto se sigue gastando:

    No hay que bajar la guardia. Es aconsejable continuar anotando durante un tiempo cada gasto que se va haciendo, y calcular cuánto supone al mes. Así, además de seguir conociendo en qué se va el dinero, se puede observar la capacidad de ahorro que se tiene y qué cantidades se han conseguido al controlar los pequeños gastos.

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