Primeros pasos en la lectura

Las familias pueden ayudar a los niños a iniciarse en el proceso lector con distintas actividades y estrategias
Por Marta Vázquez-Reina 9 de noviembre de 2011
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Imagen: John-Morgan

Saber leer es la base fundamental para la adquisición del resto de los aprendizajes. Por eso, hoy en día, en la escuela los docentes inician a los niños en la lectura desde los primeros años de educación infantil. Pero el papel de las familias también es importante para favorecer el desarrollo de la competencia lectora. Los especialistas afirman que desde los hogares se puede entrenar a los más pequeños en algunas de las habilidades facilitadoras de la lectura mediante actividades, juegos y estrategias adecuadas.

¿A qué edad se debe aprender a leer?

A diferencia de otros aprendizajes que se desarrollan durante la primera infancia, la habilidad lectora no se adquiere de forma natural, sino que es un proceso que requiere una instrucción sistemática y exige determinadas condiciones previas por parte del aprendiz, que están ligadas a su edad y a su madurez. Tal como señala Carlos Gallego, doctor en Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y especialista en evaluación del lenguaje y la lectura, «la experiencia y los datos de la investigación indican que el aprendizaje de la lectura debe introducirse en la escuela infantil». El último año es el indicado para desarrollar el aprendizaje lector en sentido estricto.

La habilidad lectora requiere una instrucción sistemática

Por este motivo, Gallego afirma que se deben descartar los métodos que proponen la enseñanza de la lectura temprana a bebés. Este especialista reconoce que estos métodos «consiguen que bebés muy pequeños aprendan por asociación a emitir determinados sonidos articulados», pero esto no significa que aprendan a leer, «ni tiene ningún efecto sobre las habilidades lectoras posteriores», matiza.

Estimular en la familia

Sin embargo, tal como apunta Carlos Gallego y confirman distintos estudios e investigaciones, otras actuaciones previas al desarrollo del aprendizaje lector formal sí tienen un efecto favorable sobre la futura competencia lectora del niño. Estas actuaciones llevadas a cabo desde la familia y el contexto natural que rodea a los más pequeños, además de facilitar el aprendizaje posterior, ayudan a que los niños se familiaricen con la lectura y aprendan a disfrutar con ella.

La actuación familiar ayuda a que los niños se familiaricen y disfruten con la lectura

El simple hecho de compartir situaciones de lectura entre padres e hijos, oír a los adultos contar historias y nombrar imágenes, jugar con las letras o tan solo detenerse a observar y comentar las ilustraciones de un cuento permite entrenar algunas de las habilidades previas que facilitan la lectura, como la percepción y discriminación auditiva, la comprensión oral, la atención o la identificación visual.

Actividades de lectura en el hogar

El objetivo de las familias para ayudar a desarrollar las habilidades lectoras de los más pequeños debe orientarse sobre todo a generar curiosidad por la lectura e interés y atracción por los libros y el lenguaje escrito. Esto se puede alcanzar con distintas actividades:

  • Leerles un poco cada día: escoger un momento tranquilo, como el rato antes de irse a dormir, para empezar a leerles pequeños cuentos adaptados a su edad. Esta práctica les permitirá asociar la lectura a un acto placentero y comenzar a asociar los sonidos con las palabras.
  • Hacerles ver la utilidad de la lectura: la palabra impresa no solo está presente en los libros, sino también en multitud de objetos y espacios cotidianos. Los padres pueden empezar a enseñar la asociación entre el lenguaje oral y escrito si hacen partícipes a los niños de estas situaciones de lectura. Pueden leer con ellos los carteles de las calles, de las tiendas o las etiquetas de los alimentos. Otra opción es colocar etiquetas con letra grande y clara en varios objetos de la casa.
  • Juegos de letras: distintos juegos ayudan a aprender a reconocer las letras del alfabeto y a asociarlas con palabras completas. Algunas propuestas interesantes para jugar con los niños son el juego del «veo, veo», las «palabras encadenadas» o el deletreo de nombres y palabras.
  • Lectura con pictogramas: los cuentos con pictogramas incluyen imágenes comprensibles para los niños que pueden sustituirse por la palabra que les corresponde. Estas lecturas se convierten en una herramienta motivadora ya que, aunque no sepan leer, les hace partícipes y no meros espectadores del proceso lector.
  • Predicar con el ejemplo: crecer en un ambiente lector es uno de los factores contextuales que más inciden en el futuro rendimiento lector de los niños. Los padres deben hacer partícipes a los pequeños de sus tiempos de lectura, comentar con ellos lo que leen, ayudarles a crear su propia biblioteca y llevarles a conocer los espacios públicos -librerías y bibliotecas– donde se accede a la lectura.
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