Peligra la supervivencia de algunas plantas marinas en el litoral malagueño

La construcción y la pesca de arrastre furtiva están transformando el fondo de Málaga en una extensión arenosa
Por EROSKI Consumer 15 de mayo de 2002

Los fondos marinos de Málaga, hace sólo sesenta años, eran auténticos huertos de fanerógamas (plantas con raíces). Sin embargo, en los últimos años, la degradación de estas plantas en el litoral ha ido en aumento, lo que ha provocado una transformación progresiva de los fondos ricos en especies, en grandes extensiones arenosas sin vida.

Un grupo de expertos en biología y zoología marina aúna sus esfuerzos en torno a Foresma, un proyecto de investigación que pretende localizar las zonas más afectadas por la desaparición de fanerógamas y repoblarlas mediante fecundación in vitro. Félix López, profesor de Ecología de la Universidad de Málaga, trabaja desde hace varios años en esta materia: «Sólo hay pequeñas praderas de posidonia oceánica y zostera marina, dos especies que invadieron al mar hace varios millones de años. La importancia de las plantas marinas se debe a las raíces, ya que son un factor determinante en la presencia de las playas y el alimento de los peces».

Las praderas de fanerógamas forman parte de un ciclo invisible que genera vida a su alrededor y que mantiene el ecosistema en equilibrio. El mar, con su constante ir y venir de mareas y oleajes, arrastra todo el sedimento proveniente de la erosión y la afluencia de los ríos para repartirlo por igual donde sea necesario.

Raíces para nutrientes

Las plantas submarinas recogen los nutrientes gracias a sus raíces, generando biomasa (el crecimiento de la planta) y, al mismo tiempo, excretándola. De esta forma, el detritus de la posidonia sirve de alimento a organismos microscópicos (el plancton, por ejemplo) y éstos, a su vez, constituyen el sustento de los peces.

Por otra parte, las fanerógamas son una parte esencial del sistema productivo marino, ya que liberan grandes cantidades de oxígeno en el proceso de asimilación de los sedimentos. «La desaparición de las praderas submarinas provoca una disminución en la cantidad de oxígeno que transporta el mar y una biodiversidad mucho menor», añade Félix López.

La esquilmación de los fondos marinos a manos de la pesca de arrastre también afecta de forma determinante a las praderas de posidonia. El director de Estudios Geográficos Marinos (Esgemar), Jorge Rey, investiga los fondos de Málaga: «Las imágenes tomadas del litoral presentan grandes explanadas completamente «aradas» por las puertas de los artes de pesca (dos grandes hojas de acero que sirven para fondear la red). Lo curioso es que esta cartografía no sólo se presenta mar adentro, sino también en los 50 metros de la franja litoral donde no está permitido faenar, así que los responsables son los pescadores furtivos».

La construcción es el hándicap más importante en la desaparición de las fanerógamas. La urbanización de las costas ha provocado que los edificios hayan ocupado la franja perteneciente a las playas, y han destruido dos elementos naturales de las mismas. «Las playas se componen de tres zonas que necesitan estar en equilibrio», explica Rey. «Las dunas secundarias (primera franja de la playa, rica en vegetación arbórea), han desaparecido completamente; las dunas primarias, algo más suaves, sólo se conservan en puntos muy localizados como las de Artola (en la costa de Marbella). La tercera franja de la playa es la submarina, que ha cambiado ostensiblemente por la desaparición de las anteriores, sobre todo en la degradación de las praderas de posidonia y zostera».

Los puertos dañan el mar

Las construcciones de diques y puertos han contribuido de forma decisiva a la transformación de las playas, ya que retienen la arena y los sedimentos. «Los puertos han provocado la formación de playas completamente antinaturales y la desaparición de otras que necesitan la llegada de nutrientes que transporta el mar», añade el director de Esgemar. En este sentido, las presas en los ríos y el encauzamiento de los mismos también han provocado la retención de sedimentos y, por tanto, la desaparición de las fanerógamas en la mayor parte de la Costa.

Los investigadores del proyecto Foresma son conscientes de que la repoblación de las fanerógamas, «el auténtico pulmón del mar», es sólo un primer paso en la conservación del litoral malagueño. Félix López sostiene que la recuperación de la Costa del Sol aún es posible, aunque precisa: «No se conseguirá nada si no se adopta un modelo de crecimiento más inteligente».

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