De no reducirse las emisiones de gases de efecto invernadero, Galicia podría pasar de ser una zona atlántica con enclaves mediterráneos, a convertirse en una zona mediterránea con enclaves atlánticos, según las previsiones del catedrático de Edafología Francisco Díaz-Fierros.
Este profesor de la Universidad de Santiago de Compostela afirma que el paisaje gallego se asemejaría, a final de siglo, al de entre O Douro y Beira Alta portuguesa y «bajaríamos unos cuantos grados», sobre todo en lo que se refiere a la Galicia del interior, Lugo y Orense, ya que en la costa «hay una homogeneidad bastante grande del océano y no es fácil buscar ese paralelismo».
Díaz-Fierros coordina una de las partes del estudio que desarrolla la Consejería de Medio Ambiente de la Xunta sobre «Evidencias e impactos del cambio climático en Galicia», cuyos resultados se conocerán a finales de este año.
Este estudio recogerá, entre otros, los datos fenológicos, como la llegada de las golondrinas, la floración del almendro o el calendario del vino.
Respecto a la desertización, el especialista asegura que en Galicia no será climática sino «edáfica», por el proceso de pérdida de suelo y la aparición de roca, que «es inhábil para la vida», y vendrá determinada en gran medida por los incendios forestales.