Control de la calidad del aire

Aunque la calidad del aire ha mejorado, queda todavía mucho por hacer
Por EROSKI Consumer 31 de agosto de 2005

La contaminación del aire constituye uno de los principales impactos de la urbanización. En Europa, más del 70% de la población vive en áreas urbanas, por lo que el control de la calidad del aire supone uno de los principales motivos de preocupación medioambiental. El tráfico rodado es la fuente primordial de emisiones contaminantes, mientras que la industria ocupa el segundo lugar. Aunque se espera que el volumen de tráfico aumente en el futuro, se pronostica que la importancia relativa de los vehículos de motor disminuirá en detrimento de otras fuentes, como las unidades de combustión de tamaño pequeño o medio, o el uso de disolventes. Asimismo, los problemas causados por las altas concentraciones de CO y de plomo están desapareciendo gradualmente y parece que sucederá lo mismo con el SO2 o Dióxido de Azufre.

No obstante, aunque las investigaciones ya están en marcha, el conocimiento sobre estos temas se encuentra todavía en una etapa muy inicial. Los contaminantes cancerígenos como el benceno, las partículas finas y ultra-finas y algunos compuestos orgánicos volátiles producidos por el ser humano son causa de serias preocupaciones. La denominada contaminación fotoquímica, causada principalmente por el ozono, es un problema complejo que exige mucha investigación adicional

La denominada contaminación fotoquímica, causada principalmente por el ozono, es un problema complejo que exige mucha investigación adicional
. Asimismo, el efecto de los diversos factores es variable en cada zona, por lo que los tipos y niveles de contaminación del aire son diferentes según las ciudades.

En 1996, la Unión Europea (UE) impulsaba una serie de Directivas sobre contaminación atmosférica y calidad del aire. Mientras tanto, existe una convivencia entre algunos Reales Decretos Nacionales anteriores a la normativa europea y la actual legislación. Entre el año 2005 y el 2010, existe un periodo de aplicación conjunta de los Reales Decretos anteriores a esta normativa. Asimismo, la legislación garantiza el acceso a la información medioambiental que obra en poder de la Administración, de ahí que por ejemplo las diferentes comunidades autónomas informan en sus respectivas páginas web sobre los datos de calidad del aire en tiempo real. Por su parte, los ayuntamientos pueden actuar como interlocutores, a través de las delegaciones provinciales o de la Consejería de Medio Ambiente ante cualquier inquietud de la ciudadanía.

En definitiva, aunque la vigilancia y la estimación de las emisiones y de la calidad del aire y de los efectos de la contaminación han mejorado notablemente en los últimos años, aún queda mucho por hacer. Entre las medidas que se apuntan, se recomiendan las probadas científicamente y las iniciativas locales que prioricen cambios reales en la situación medioambiental actual.

Redes de vigilancia y control de la calidad del aire

Casi todas las principales áreas urbanas mantienen una red de estaciones de medida de la calidad del aire, que pueden informar rápidamente sobre concentraciones alarmantemente altas de contaminantes y ayudar así a las autoridades a tomar medidas de emergencia. Además, los datos continuos de concentración de contaminantes recogidos por estas estaciones son muy útiles para las simulaciones de calidad del aire

Los datos continuos de concentración de contaminantes recogidos por estas estaciones son muy útiles para las simulaciones de calidad del aire
, que se emplean para predecir episodios de contaminación y para evaluar opciones políticas alternativas para el control de la contaminación.

Estas redes de vigilancia y control de la calidad del aire constan de un conjunto de estaciones remotas interconectadas, de manera que se registran los niveles de concentración de los principales contaminantes atmosféricos. Los objetivos más relevantes perseguidos por estas redes se centran en informar a los ciudadanos del estado de la calidad del aire; conocer la evolución de la contaminación atmosférica en el conjunto del territorio y a lo largo del tiempo; y cumplir con las Directivas europeas en materia de protección del aire atmosférico, que exigen conocer la contaminación allí donde se produzca y definir los planes de actuación en caso de superación de los umbrales de alerta.

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