Entrevista

Jordi Miralles. Presidente de Fundación Tierra

Nadie quiere que el medio ambiente le cueste dinero, ni siquiera por el bien de sus propios hijos
Por Miren Rodríguez, Iñigo Marauri 16 de noviembre de 2005
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Jordi Miralles, biólogo de 46 años, lleva más de diez al frente de Fundación Tierra, una entidad que trabaja para incentivar la cultura medioambiental con un cambio de perspectiva en la sociedad. Con la máxima de que “los pequeños cambios son poderosos”, su objetivo es la sensibilización y la promoción de una nueva moral socioecológica, que fomente la eficiencia energética y las energías renovales. Una tarea nada fácil debido, entre muchas cuestiones, a la tradición de educación ambiental tan superficial que existe en nuestro país. “Cuando nos dan un mensaje ecológico, nadie quiere escuchar que esto le va a salir más caro”, se lamenta.

¿Cuál es la labor exacta de Fundación Tierra? ¿Desde qué año llevan trabajando por el medio ambiente?

Fundación Tierra nace en 1994 y su principal misión es la sensibilización ambiental, entendida como una transformación de los hábitos medioambientales para lograr un mundo mucho más sostenible.

Entre sus objetivos se encuentra el de la sensibilización ambiental para promover el nacimiento de una nueva moral socioecológica. ¿En qué se basa? ¿Cómo se consigue?

Nosotros nos planteamos que hasta ahora las cosas las cambiamos desde la tradición religiosa, porque son pecado, porque nos hacen daño….y lo que planteamos es buscar fórmulas para que cada uno se dé cuenta de que hay que asumir las propias incoherencias que forman parte de la vida de los humanos. Pese a nuestro estilo de vida, somos parte de la naturaleza y en el momento que nos desenganchamos de ésta nuestra supervivencia queda amenazada, como de hecho se demuestra ahora mismo.

Afirman que el problema ambiental no es una cuestión de interés, sino de cultura. ¿Qué se entiende por cultura ambiental?

Yo lo reduciría a lo siguiente: se trata de ‘tener los mínimos conocimientos de…’. En todos los aspectos ambientales hay una absoluta ignorancia. Cuánta gente sabe en qué consiste un kilowatio y el esfuerzo que significa generar este kilowatio, que lo pagamos a 15 céntimos de euro y que si lo tuviéramos que generar nosotros nos costaría, pedaleando por ejemplo, unas cuantas horas. Nos costaría más comer para generar este kilowatio que el kilowatio que estamos generando. Ésta es la falta de cultura que tenemos.

¿Cómo se logra que las personas y los agentes económicos y sociales participen de forma práctica en la mejora de la cultura ambiental?

Creo que no es nada fácil porque en nuestro país tenemos una tradición de educación ambiental y un ecologismo muy superficial.

En nuestro país tenemos una tradición de educación ambiental y un ecologismo muy superficial
No cuestiona las creencias de la gente, ni su ideología…..podría haber ecologismo de derechas, de izquierdas, musulmán, católico….pero no es así. Los esfuerzos son muchos, pero los resultados que se consiguen no son óptimos, precisamente por eso. Nadie nos dice, cuando nos da un mensaje ecológico, que esto nos va a costar más caro. Esto es lo que nadie quiere oír, pero es la realidad. Nadie quiere que el medio ambiente le cueste dinero, ni siquiera por el bien de sus propios hijos. Por eso nosotros solemos decir, ¿usted tiene hijos? y si la respuesta es positiva les decimos que entonces debería reducir sus emisiones al medio ambiente invirtiendo por ejemplo en energía renovable. Esto cuesta menos que un coche y hay muchos que tienen dos. Pues todo este CO2 que sale de su coche contribuye a que sus propios hijos se ‘envenenen’ poco a poco.

Entre sus labores se encuentra la de promover conjuntamente actuaciones entre la empresa y la Fundación Terra, ¿son compatibles las exigencias ecológicas y los objetivos empresariales?

Desde luego que pueden serlo, el principal problema es determinar qué se prioriza.
Hay empresas que están valorando la obtención de beneficios a corto plazo y otras que valoran el quedarse sin consumidores.

Desde su experiencia, ¿cuál cree que es el interés real de la empresa española, el compromiso empresarial o lavar su imagen porque está bien visto y por tanto repercute en su cuenta de beneficios?

Como en todas las cosas, hay un mínimo de sinceridad y un máximo de oportunismo. Evidentemente, cuando vemos a las empresas que están con memorias de sostenibilidad por un lado y por el otro invirtiendo en armamento y tecnología militar, pues es oportunismo. Nuestra sensación es que las empresas españolas no están todavía comprometidas con el medio ambiente, aún queda mucho por hacer.

Nuestra sensación es que las empresas españolas no están todavía comprometidas con el medio ambiente, aún queda mucho por hacer
Un claro ejemplo es el de los electrodomésticos, que los que son de mayor eficiencia ni apenas salen en los catálogos, pero no porque no existan, sino porque la fabricación es mínima.

¿Cómo puede colaborar una empresa comprometida con el medio ambiente con Fundación Tierra?

Nosotros lo que normalmente solicitamos es que hay alguna historia interesante en esta empresa, ya sea por un desarrollo tecnológico o por algún compromiso más social. Entonces nosotros, si a ellos les parece bien, divulgamos esta historia y es al mismo tiempo una ayuda genérica a la actividad de divulgación que hacemos. También hemos asesorado sobre algunos materiales a utilizar, etc.

¿Cómo se puede lograr acelerar la implantación de las energías renovables sin perder eficiencia energética?

Lo que no se puede es sustituir con energías renovables los consumos que hay ahora, eso es inviable. Primero hay que promover una mayor eficiencia en todos los procesos y eso se puede ver en una oficina; ¿cuánta iluminación hay? Nosotros tenemos una oficina de 34-40 metros cuadrados iluminados únicamente con dos fluorescentes de 58 watios y es más que suficiente para la gente que estamos trabajando. En las esquinas hay menos luz y a toda la gente le da la sensación de que falta luz, pero es suficiente.

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