Los limitadores de velocidad podrían reducir en más de la mitad los accidentes mortales de tráfico

El 62% de los españoles estaría totalmente o bastante a favor de la instalación de estos dispositivos
Por EROSKI Consumer 24 de enero de 2005

La instalación de limitadores de velocidad en los turismos podría reducir entre el 24% y el 59% de los accidentes de tráfico con víctimas mortales. El endurecimiento de las sanciones y de la vigilancia ha supuesto que los españoles comiencen a aceptar estos dispositivos y, así, el 62% estaría totalmente o bastante a favor de los mismos.

Según los últimos datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), en 2003 se produjeron 99.987 accidentes que ocasionaron 5.399 muertos. La velocidad como factor concurrente aparecía en 11.174 de estos accidentes, es decir, en el 23% de los casos, lo que supuso 1.111 víctimas mortales (el 28% del total anual). La velocidad es un factor desencadenante de accidentes y, además, un factor agravante de las consecuencias.

Diferentes estudios demuestran que una reducción de la velocidad media en 1 kilómetro por hora se traduce en una reducción del 3% en el número de accidentes. Sin embargo, la investigación «Los accidentes que se evitarían», realizada en el Reino Unido, demuestra que los reguladores de velocidad -en los que un chivato luminoso o sonoro avisa que se ha pasado de una cifra establecida- reducirían los accidentes con víctimas mortales en un 24%.

Otro tipo son los controles de crucero -donde el conductor puede elegir la velocidad a circular sin tener que estar pisando el acelerador-, que harían disminuir los siniestros mortales en un 32%. Por su parte, los sistemas de limitación de velocidad obligatorios -aquellos en los que donde el límite está impuesto y no se puede superar de ninguna manera (como los utilizados por autobuses y camiones)- lograrían reducir hasta en un 59% los accidentes con fallecidos.

Los españoles, a favor

Por su parte, la encuesta «Sartre 3: Conductores europeos y riesgos en la carretera» indica que el 63% de los españoles estaría totalmente o bastante a favor de los limitadores de velocidad. El precio no es ya un obstáculo para dotar al vehículo de uno de estos dispositivos. En el mercado se pueden encontrar desde 150 euros y muchas marcas los ofrecen como opciones en vehículos utilitarios. El único inconveniente es su uso en tráfico urbano, donde las continuas paradas y arrancadas obligan a ajustar otra vez el aparato.

Para solucionar este problema, en los últimos años han aparecido los llamados controles inteligentes de la velocidad. Estos sistemas funcionan por medio de sensores radar o láser, que calculan y mantienen las distancias de seguridad respecto a los vehículos precedentes. De esta manera analizan en tiempo real las posibilidades de velocidad. Así, si se programa a 120 kilómetros por hora y se encuentra el coche con un camión a 90, el dispositivo reduce la velocidad hasta que el vehículo pesado puede ser rebasado, momento en el que el turismo vuelve a acelerar de manera automática.

Según los expertos, la potencia del vehículo aumenta la seguridad, al dar suficiente aceleración para salir de situaciones comprometidas. Con más potencia, se necesita menos tiempo para pasar de 80 a 100 kilómetros por hora en un adelantamiento. Por ello, los fabricantes entienden que los limitadores no están reñidos con la potencia, pero advierten de que son los conductores los que fijan la velocidad máxima a la que puede llegar el turismo.

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