El 80% de la población padece dolor cervical por ejercitar poco la musculatura del cuello

Las malas posturas pueden incluso llegar a provocar tumores
Por EROSKI Consumer 23 de junio de 2001

El dolor cervical es muy frecuente. El 80% de la población padece algún episodio de este tipo, que suele afectar a personas que ejercitan poco la musculatura del cuello, que no mantienen una correcta higiene postural, o ser un efecto secundario de determinadas enfermedades. Entre las causas que lo originan, se pueden destacar las de tipo vertebral. Las malas posturas pueden incluso llegar a provocar tumores. También pueden ocasionarse fracturas u otro tipo de enfermedades óseas. Otra variante son las enfermedades de origen discal, como las hernias de disco o las discitis.

No es pequeño el número de personas, sobre todo de edad adulta, que presenta dolor cervical originado por artrosis o artritis en pequeñas articulaciones posteriores. Entre las que se producen por alteraciones en los tejidos blandos, sobresalen las provocadas por lesiones ligamentosas o contracturas musculares. Por último, existe otro tipo de dolor cervical cuyo origen está en estructuras de órganos diferentes, como las articulaciones vecinas como el hombro, la escápula o los omoplatos. Incluso los hay secundarios a cefaleas, enfermedades del vértice pulmonar, cardiacas, de tipo biliar o que afectan al páncreas o al estómago.

Entre las enfermedades más frecuentes, está la cervicoartrosis, que afecta principalmente a los mayores de 50 años. Se produce por el desgaste del cartílago de determinadas articulaciones. Generalmente, su aparición está en relación directa con los esfuerzos realizados y la acción de la gravedad. Una clase es la discoartrosis, que puede estar acompañada de la aparición de osteofitos, es decir, la formación de hueso prominente que en los casos más graves puede afectar a la médula.

Existen lo que los especialistas llamamos síndromes relacionados con estas afecciones. El de mayor incidencia es el síndrome focal. Las personas que lo padecen presentan crujidos al mover la cabeza de un lado a otro y rigidez. Para su tratamiento, están indicados los analgésicos y los relajantes musculares. También es conveniente un collarín cervical y, dependiendo de la intensidad, electroterapia. A estas medidas, hay que añadir ejercicios de ahorro articular e higiene postural.

Un segundo síndrome es el de tipo neurovegetativo, que se acompaña de un componente psicológico importante. Parece que está originado por una irritación de la arteria vertebral producida por los osteofitos. El paciente presenta vértigos, sobre todo si gira bruscamente la cabeza. Otros síntomas son la aparición de ruidos o zumbidos en los oídos y de manchas en el campo visual. El tratamiento se basa en ansiolíticos y vasodilatadores centrales. Asimismo, es preciso colocar un collarete para evitar que el osteofito irrite la arteria vertebral.

En tercer lugar, está el síndrome radicular, que se manifiesta por la aparición de dolor que se irradia hacia una de las extremidades superiores y puede alcanzar los dedos. El tratamiento más adecuado consiste en la aplicación de tracciones para ensanchar el diámetro del orificio por donde salen las raíces nerviosas hacia el brazo. Con esta técnica y corticoides, además del reposo, se logra resolver la mayoría de los casos.

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