El síndrome premenstrual deteriora la calidad de vida de un 40% de las mujeres e interfiere en el desarrollo de su actividad normal

Muchas de las alteraciones de la regla pueden tener un tratamiento adecuado a través de la píldora
Por EROSKI Consumer 3 de mayo de 2004

La píldora puede ser mucho más que un método para controlar la fertilidad. Para muchas mujeres, los trastornos físicos y psicológicos derivados de la menstruación provocan una importante disminución de la calidad de vida. Los expertos recomiendan el uso de la píldora como tratamiento para las alteraciones e irregularidades de la regla.

El síndrome premenstrual es un conjunto de síntomas físicos y psíquicos que aparecen desde la ovulación hasta la menstruación. Este síndrome, que afecta a un 40% de las mujeres, interfiere en el desarrollo de la actividad normal de la mujer y deteriora notablemente su calidad de vida.

«Los síntomas se hacen más frecuentes y fuertes según pasan los días, alcanzando su máxima intensidad el día anterior del inicio del periodo», explica José Luis Doval Conde, ginecólogo del Complejo Hospitalario de Orense. Dolor de pecho, hinchazón abdominal, acné, migrañas, calambres abdominales o estreñimiento son algunos de los síntomas físicos habituales, mientras que la sensación de tristeza, llanto fácil, depresión, cansancio o disminución de la libido son los más frecuentes en el plano psicológico.

Dismenorrea

En palabras de Doval Conde, el síndrome premenstrual y el dolor menstrual son responsables, sólo en España, de un importante número de bajas laborales, lo que significa que las repercusiones no son sólo físicas, sino también afectan al entorno social y laboral de la mujer.

El dolor menstrual o dismenorrea, palabra que significa flujo menstrual dificultoso, es la dolencia que acompaña a la menstruación. Existen dos tipos de dismenorrea: primaria y secundaria. La primaria se acompaña en el 50% de los casos de náuseas y vómitos, diarrea, cansancio, cefalea y sensación de vértigo, entre otros. En la secundaria, las náuseas y mareos suceden con menos frecuencia.

La primera elección para tratar el dolor menstrual primario sería a través de un tratamiento no hormonal a base de analgésicos, antiespasmódicos y sedantes. Doval Conde comenta que «en el caso de que no funcionen estos medicamentos, sería recomendable utilizar anticonceptivos hormonales».

«Muchas de las alteraciones de la regla pueden tener un tratamiento adecuado a través de la píldora, que puede ser un instrumento de mejora de la calidad de vida de la mujer», concluye el experto.

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