La mitad de los fumadores quiere dejar el tabaco, según un estudio de la SEPAR

El porcentaje de éxito de las unidades especializadas contra el tabaquismo alcanza el 40%
Por EROSKI Consumer 28 de noviembre de 2006

La mitad de los aproximadamente 12 millones de fumadores que hay en España quiere dejar de serlo. El promedio de intentos «serios» para conseguirlo es de tres, pero solamente un 10% ha solicitado ayuda especializada. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio presentado este fin de semana por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), en la reunión científica que ha mantenido su área de tabaquismo en Madrid.

En este encuentro se avanzó además que a partir del próximo mes de enero comenzará a comercializarse un nuevo fármaco para dejar de fumar denominado «Varenicline», cuya virtud consiste en bloquear los receptores de la nicotina de las células cerebrales, lo que, en opinión de los expertos, supone «un significativo avance» en los tratamientos actuales.

En general, los nuevos métodos de diagnóstico relativos al grado de adicción de cada fumador y el avance en las terapias pueden ayudar mucho en la difícil tarea de abandonar total y definitivamente el hábito, según Juan Antonio Riesco, coordinador del área de tabaquismo de la SEPAR.

«Nuestra experiencia nos dice que cuando no se acompaña del tratamiento adecuado a cada caso, el porcentaje de fumadores que dejan de serlo se sitúa entre el 5 y el 8%, mientras que si el intento se acompaña de ayuda médica y psicológica por parte de profesionales especializados en la lucha contra el tabaquismo, podemos llegar a hablar del 40% de abandonos a los seis meses de iniciada la terapia», explica Riesco. Pese a ello, muy pocos hospitales cuentan con unidades especializadas contra el tabaquismo, que intentan prestar un apoyo integral -tanto físico como psicológico- a quienes apuestan por abandonar el tabaco.

Ahorro económico

El enorme esfuerzo económico que supone la creación de unidades contra el tabaquismo se ve compensado con creces al ser hoy este pernicioso hábito la principal causa de enfermedad evitable.

Como ejemplo del ahorro previsible, Riesco señala que el tratamiento de afecciones como el enfisema o la bronquitis crónica, tan comunes y tan directamente asociadas con el consumo de tabaco, cuesta unos 3.000 millones de euros anuales sólo en gastos sanitarios, a lo que habría que añadir la pérdida en productividad o el gasto extra de las pensiones y otro tipo de ayudas sociales causadas por las incapacidades prematuras de muchos fumadores.

Por lo tanto, la SEPAR considera «muy rentables» estas unidades. Pero para que tengan éxito, se debe incidir tanto en la lucha contra la adicción nicotínica como en la modificación de las conductas del fumador. El problema es que en España son hoy contadas las unidades especializadas que abordan el tratamiento del tabaquismo desde una perspectiva integral. «Seguimos siendo muy pocos quienes nos dedicamos a esto en la sanidad pública, y además contamos con unos medios humanos y materiales que nos impiden hacer la labor que desearíamos», apunta Riesco.

El nuevo fármaco

Varenicline, comercializado por la farmacéutica Pfizer como «Champix», llegará a España en enero y supondrá un «gran avance» contra el tabaquismo, pues a su elevada eficacia se unen unos escasos efectos secundarios, según Carlos Jiménez, neumólogo del Hospital La Princesa de Madrid.

Este medicamento actúa sobre los receptores de la nicotina de las neuronas, «lo que ayuda al fumador que está dejando de fumar a que no padezca síndrome de abstinencia», explica el experto.

Para evaluar la eficacia de este producto, Pfizer llevó a cabo dos ensayos en los que participaron cerca de 2.000 fumadores, que recibieron varenicline, bupropion -otro fármaco para dejar el hábito desarrollado por GlaxoSmithKline- y placebo durante 12 semanas.

En los dos ensayos, el 44% de los pacientes tratados con varenicline dejó el tabaco a las 12 semanas de iniciar el tratamiento, frente al 30% tratado con bupropion que hizo lo propio. De los que recibieron placebo, sólo el 18% abandonó el hábito.

Posteriormente se llevó a cabo otro estudio con varios fumadores que dejaron los cigarrillos gracias a varenicline. Estos pacientes recibieron tratamiento adicional con el medicamento y seis meses después el 71% de ellos seguía sin recaer, frente al 50% que recibió placebo como terapia adicional.

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