Dos millones de niños en el mundo son víctimas del turismo sexual infantil, según datos de Unicef. Para atajar esta explotación, la industria turística firmó en 1996 un código internacional de conducta con el objetivo de movilizar al sector empresarial. Las ONG que trabajan en la erradicación de esta lacra consideran este código como un instrumento clave para su desaparición. Hasta la fecha, ha sido ratificado por 250 compañías turísticas en 27 países. De ellas, sólo dos son españolas.
No fue hasta finales del año pasado cuando Sol Meliá y Barceló firmaron este compromiso, por el cual contraían una responsabilidad social en sus destinos y se comprometían a introducir en sus actividades criterios de política corporativa ética, formando e informando a trabajadores, proveedores y clientes.
«Aunque en un primer momento la industria turística acogió con satisfacción este código, muchas compañías acabaron reculando quizá pensando en los beneficios que dejarían de ingresar», señaló ayer el director de la Fundación Intervida, José Manuel Costa, durante la presentación de la conferencia internacional sobre turismo y explotación comercial infantil, que se celebrará en Madrid este jueves.
En el congreso estarán presentes organismos internacionales, instituciones como Unicef, la Unión Europea (UE) y ONG como Ecpat Internacional, que fue la encargada de impulsar el código de conducta dirigido al sector turístico.
En este encuentro se analizarán los avances legales, las políticas de prevención, los condicionantes y las causas que han dado una mayor dimensión al turismo sexual infantil, que, tras el crimen organizado, es el negocio ilegal más lucrativo: mueve unos 1.800 millones de euros anuales y sólo en España, según datos de 2002, lo practican unas 33.000 personas.
