Las amenazas vertidas por Al Qaeda sobre los participantes en el Rally Lisboa-Dakar han motivado no sólo la cancelación de la famosa prueba automovilística, sino que además han dejado en el aire la caravana solidaria vinculada a esta competición que cada año llevaba ayuda a países africanos.
La Fundación Dakar Solidario se creó en Barcelona hace cuatro años y desde entonces acompañaba a los equipos participantes en el rally. En esta edición pretendía ayudar a seis dispensarios mauritanos, dos senegales y otro marroquí.
El doctor Javier Mir, presidente de la Fundación, explica que «Mauritaria es el país más pobre de todos los que atravesaba la prueba y los ingresos que proporcionaba la organización de este evento suponían el 30% de su Producto Interior Bruto (PIB)». «Si la competición desaparece -advierte-, será una catástrofe, sin lugar a dudas, porque el turismo no volverá».
Muchos aficionados a los todoterrenos y el motociclismo recorren los paisajes áridos mauritanos. Se trata de una actividad turística al alza gracias al impulso que le han dado los touroperadores franceses. Pero tras la muerte a tiros de cuatro turistas de esa nacionalidad hace un mes y la suspensión del rally, este negocio peligra.
Entrega en mano
Durante los últimos cuatro años, la Fundación había contactado con las instituciones próximas a la ruta del rally para conocer sus principales necesidades y así poder preparar envíos de utillaje y medicinas.
La inclusión de los miembros de la ONG en la caravana oficial de la prueba les proporcionaba protección y la certeza de que los suministros llegarían a su destino. La entrega se realizaba en mano a los responsables de las instituciones beneficiarias.
En estos momentos, la Fundación se encuentra en conversaciones con la promotora Amaury Sport, que organiza el rally, para encontrar una manera de hacer llegar la ayuda prometida. Si la prueba finalmente se desplaza a Sudamérica, tal y como se augura, la organización benéfica podría acabar desapareciendo.
