Los cinco pueblos indígenas más amenazados

Las comunidades aisladas son las más vulnerables y, en algunos casos, se enfrentan a la extinción
Por Azucena García 5 de agosto de 2011
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Son numerosos los pueblos indígenas cuya supervivencia está amenazada. Sin embargo, algunos casos se consideran dramáticos debido a su aislamiento y, en consecuencia, una mayor vulnerabilidad. Ni siquiera los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) les reservan un espacio porque durante su enunciado no se contó con la colaboración de las poblaciones indígenas, si bien en 2007, tras dos décadas de negociaciones, se aprobó la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas. Desde hace años, Survival trabaja en todo el mundo para defender los derechos de los pueblos indígenas tribales, registrar los problemas a los que se enfrentan y sensibilizar acerca de la importancia de facilitarles protección.

Indígenas nukak de Colombia

Los nukak habitan lugares escondidos de la selva, son nómadas y viven en pequeños grupos

Viven en la selva, en un lugar escondido. Sin embargo, los nukak se encuentran casi al borde de la extinción debido a la actuación externa. Los lugares que habitan han recibido la llegada de cocaleros y, en buena parte, «han huido de su tierra después de verse atrapados en la violencia de la guerra civil colombiana», explica Survival. Los nukaks son cazadores-recolectores, viven en pequeños grupos con un máximo de 30 personas, en el interior de la selva y lejos de los ríos, aunque son nómadas y se desplazan de manera continua.

El primer contacto data de 1988 y, desde entonces, más del 50% de todo el pueblo indígena ha muerto. Ese año, «un grupo de unos cuarenta nukaks apareció de manera inesperada en una recién fundada ciudad colonial llamada Calamar», detalla Survival. Su conocimiento supuso abundantes informaciones en los medios de comunicación y el contacto regular con otras personas ajenas a la comunidad favoreció el desarrollo de enfermedades, como la malaria y la gripe, que han causado la muerte de numerosos indígenas.

Indígenas mashco-piro de Perú

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Imagen: Refugios de indígenas aislados mashco-piro, en la orilla del río Curanjá (Perú). © C Fagan/Round River Conservation Studies

El contacto con el mundo exterior es origen de enfermedades, ya que su sistema inmunológico no resiste ciertas infecciones

La selva amazónica en Perú resguarda a este pueblo que, sin embargo, está también en peligro de extinción debido a las enfermedades y la pérdida de sus tierras. El contacto con el mundo exterior es, a menudo, el origen de las enfermedades, ya que el sistema inmunológico de los indígenas no está preparado para superar ciertas infecciones. Survival apunta a «los trabajadores de las petroleras y los madereros ilegales» como la causa de los contagios, porque «invaden sus tierras y propagan enfermedades». «Los indígenas no sobrevivirán si no se pone fin a esta situación», advierte.

El objetivo es que el Gobierno peruano reconozca a los indígenas como los propietarios de su tierra, puesto que el derecho internacional lo hace, señala la ONG. «Los indígenas son dueños de sus tierras y tienen derecho a vivir en ellas como elijan», destaca. Sin embargo, la explotación petrolera y maderera, sobre todo de caoba, lleva hasta sus tierras decenas de vehículos, la apertura de nuevas vías de comunicación con el exterior y trabajadores que modifican su entorno.

Indígenas ayoreo totobiegoso de Paraguay

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Imagen: Parojnai, indígena ayoreo que murió tras el primer contacto de tuberculosis, enfermedad frente a la que no tenía inmunidad. © Survival

Los ayoreo totobiegoso cultivan calabazas, habas y melones y cazan en el bosque

La residencia de los ayoreo totobiegoso se extiende por el Chaco, una zona de monte que cubre desde Paraguay a Bolivia y Argentina. Son nómadas y cazadores-recolectores. Cultivan calabazas, habas y melones y cazan en el bosque. Algunos viven en casas comunales, con cuatro o cinco familias, y las comunidades sedentarias habitan en cabañas individuales familiares.

Sus tierras se explotan en buena parte para obtener madera, lo que merma el espacio para vivir. Por ello, piden la titularidad territorial sobre una porción de su territorio. La propia legislación paraguaya les reconoce el derecho a la titularidad sobre sus tierras tradicionales, aunque todavía este reconocimiento no se cumple. El primer contacto con otras personas se registró en los años cuarenta y cincuenta. Desde entonces, muchos han muerto en los intentos de expulsión de sus tierras o en «cacerías humanas».

Indígenas jarawa de India

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Imagen: Indígenas jarawa. © 2003 Pankaj Sekhsaria/Survival

Las tierras de los jarawa se han invadido para construir una carretera que cruza la selva

Hasta 1998, los jarawa evitaron el contacto con las personas ajenas a su comunidad. Ese año visitaron poblaciones y asentamientos cercanos y en 1999 y 2006 padecieron brotes de sarampión, «una enfermedad que ha provocado la extinción de muchos pueblos indígenas en todo el mundo tras entrar en contacto con foráneos», recuerda Survival. En la actualidad, los jarawa están gravemente amenazados debido a la acción de furtivos, detalla la ONG, que acampan en la selva durante días, cerca de ellos. Todo esto ocurre a pesar de que una orden del Tribunal Supremo de la India obliga a cerrar la carretera que atraviesa su reserva.

Como muchos pueblos indígenas, son cazadores (cerdos y lagartos monitor), pescan y recolectan semillas, bayas y miel. Son nómadas y viven en grupos de 40 a 50 personas. En la actualidad, sus tierras se han invadido para construir una carretera que cruza la selva, «trae colonos, cazadores furtivos y madereros». Otra amenaza es el turismo, «con touroperadores que conducen a los turistas por la carretera a través de la reserva cada día, con la esperanza de ver a miembros del pueblo indígena».

Indígenas awá de la Amazonia

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Imagen: Indígenas awá, durante una jornada de caza. © Fiona Watson/Survival

Los awás residen, en su mayoría, en reservas de Brasil, en el estado amazónico de Maranhão. Son nómadas, cazan, pescan y recolectan productos del bosque, por lo que dependen de la riqueza del entorno. Sin embargo, la selva es objetivo de los madereros y de los colonos, «que acaban con la caza». Se ha construido una red de carreteras que atraviesa el territorio y más de un 30% del área selvática de la tierra de los awás se ha destruido desde 1985.

Un buen número murió al contactar con la población del país «por el contagio de enfermedades comunes frente a las que no tienen inmunidad». Otros aún no han entablado contactos y viven en una permanente huida, señala Survival, o habitan la reserva de Araribóia, «sometida a una masiva invasión de madereros ilegales».

Pueblos indígenas

Los pueblos indígenas se caracterizan porque “durante muchas generaciones han seguido formas de vida en gran medida autosuficientes”. Se estima que hay unos 150 millones de indígenas tribales en todos los continentes habitados. De ellos, unos 100 pueblos no mantienen “un contacto pacífico” con el resto de la población mayoritaria.

Sus principales problemas son: la violencia, debido a ataques externos; la denominada “esclavitud por deudas”, obligados a extraer materias primas para saldar “una supuesta deuda con un foráneo”, señala Survival; el racismo; el robo de tierras, pese a depender de ellas para obtener alimentos y mantener su modo de vida; la sustracción de recursos, como la madera o los minerales; y el progreso, una evolución a la que se sienten forzados y que merma su calidad de vida.

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