Calzado barefoot infantil, ¿es recomendable para todos los peques?

Un zapato respetuoso para niños es el que sea cuidadoso con la propia estructura de su pie y su anchura. Conoce todas sus características y si es adecuado para tu hijo
Por María Huidobro González 6 de mayo de 2025
zapatillas respetuosas
Imagen: Allan Mas
El calzado barefoot está de moda, sobre todo entre los más peques. Hoy en día, muchos niños y niñas pasan de estar de bebés siempre descalzos, o a lo sumo en calcetines o patucos, a dar sus primeros pasos con este tipo de calzado respetuoso que les hace sentirse como si no llevaran nada en los pies. Y esa es precisamente una de las ventajas. Sin embargo, estos zapatos no son para todos. De la mano de una experta te contamos cómo saber si estamos ante un calzado de estas características, cuáles son sus beneficios y para qué menores se aconsejan (y no).

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Qué es el calzado respetuoso para niños

El término comercial “calzado respetuoso” hace referencia a un tipo de zapato con ciertas características que desgrana Laura Pérez, directora de la Escuela de Podología de la Universidad de Barcelona (UB) y de su Master de Podología Pediátrica:

  • No feruliza los dedos de los pies. Esto quiere decir que “hay suficiente espacio entre los dedos para que no se tengan que amontonar”, señala. Esta puntera ancha es todo lo contrario a la afilada o muy en punta del calzado stiletto.
  • Permite flexionar la parte delantera del pie, donde están las cabezas de los metatarsianos, sin problemas, dejando “hacer la fase de despegue de forma correcta”.
  • No tiene una altura de tacón excesiva.

🟢​ ¿Es distinto al calzado barefoot infantil?

Como explica la experta contactada a través del Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos de España (CGCOP), a estas peculiaridades se unen otras que han destacado las marcas comerciales a raíz del fenómeno barefoot, una tendencia que defiende los beneficios de andar descalzo (los pies descansan, hay un menor esfuerzo al caminar, estimula la circulación, fortalece y relaja los músculos, mejora la mecánica de la pisada…).

Así a la expresión “calzado respetuoso” se le añaden otras características y se le denomina también, hoy en día, “calzado barefoot”:

  • No hay contrafuerte en el talón: la parte trasera es flexible.
  • Tiene una suela delgada, flexible y plana (zero drop). “Es como ir descalzo, pero con una protección en la planta del pie”, afirma Pérez.
  • Es completamente blando en todos los sentidos.

De ahí que, en la actualidad, mucho calzado infantil cumpla alguna de las singularidades del calzado respetuoso, incluida que se fabrica con materiales transpirables, que no provocan un exceso de sudoración.

Qué beneficios tiene el calzado barefoot para los menores

sandalia respetuosa niña
Imagen: RDNE Stock project

La principal ventaja del calzado barefoot es que imita la sensación de andar descalzo. Es tan flexible y cómodo que a tus pies les parecerá que no llevaras nada. “No hay ninguna zona con la sensación de que te apriete”, asegura la podóloga.

De entre todos los beneficios de este tipo de calzado, Laura Pérez destaca que esta sensación de ir descalzo se aprecia muy bien en superficies duras como las de la ciudad. En suelos irregulares, señala que activa de manera especial la musculatura intrínseca del pie. Y también sostiene que fomenta la propiocepción (capacidad para percibir la posición y movimiento del cuerpo). Por eso, se puede utilizar en cualquier situación, ya sea en montaña, playa o ciudad.

Por su parte, los fabricantes sostienen que el zapato barefoot ayuda a realizar una marcha más natural, mejora la postura y el equilibrio y otorga un mayor movilidad y flexibilidad. Todo esto resulta muy beneficioso para el desarrollo y salud de los menores, pues, de hecho, incluso reportan estudios que dicen que este calzado reduce el riesgo de sufrir lesiones en el pie y la rodilla en los peques.

🔴 ¿Tiene inconvenientes?

Sin embargo, la especialista reconoce que no hay un calzado perfecto que sirva para todos, y en este sentido tampoco el calzado barefoot es para todos los niños y niñas: “En calzado debería ser más importante el sentido común. Nos estamos acostumbrando a las píldoras mágicas que deberían funcionar para todos, y eso es imposible. No hay un zapato que le venga bien a todo el mundo, porque depende mucho del tipo de pie. Si a tu hijo le compras un calzado respetuoso, y ves que sigue caminando mal y raro, sabes que no es para él”.

Calzado barefoot: para qué niños es recomendable

En principio, como el calzado barefoot es de horma ancha, es perfecto para todo aquel niño que tenga un pie ancho y con empeine alto. “Este calzado te permitirá que no le tengas que comprar un número mayor, algo que no es conveniente”, advierte la experta.

Además, es idóneo para un menor que en la mayor parte de su infancia tiene un pie plano flexible. ¿Y qué es un pie plano flexible infantil? Como lo define Laura Pérez, es aquel que cuando está en descanso tiene un arco longitudinal medial perfecto, pero que, al ponerse de pie, parece que se aplana ligeramente.

También considera que resulta adecuado para el peque con las piernas perfectamente alineadas y que, por tanto, está dentro de un patrón angular normal, y si tampoco tiene una mayor torsión del hueso. En definitiva, es ideal cuando la estructura del sistema musculoesquelético está dentro de los parámetros normales.

En estos casos, la podóloga aconseja un barefoot muy flexible que evite el exceso de amortiguación, ya que “la amortiguación hace el pie se aplane más”.

calzado respetuoso niño
Imagen: Anastasia Shuraeva

Quién no debe usar barefoot

En cambio, si el peque tiene un pie estrecho o no está dentro de los parámetros de normalidad, el calzado barefoot no le ayudará. Y es que los pies muy estrechos se moverán demasiado, y si hay algún otro tipo de problema en el pie o las piernas, no facilitará la marcha ni la pisada. “Los podólogos vemos en consulta muchos padres angustiados porque observan que a sus hijos ese calzado les hace poner peor el pie, lo hunden más”, comenta.

Pero no solo andarán raro o hundirán más el pie. Con este zapato “será más inestable, sus rodillas harán una rotación, tendrán tendencia a una peor postura… porque necesitan un elemento que haga que ese pie se coloque bien”, repasa Pérez. Y aunque muchos de estos inconvenientes no se noten al principio, hay otros síntomas que podrían alertarte como cansancio o problemas para estar de pie quieto. Con el tiempo, pueden generarse alteraciones como dedos en garra o disfunciones en alguna articulación.

Entonces, ¿para qué otros niños no está recomendado este zapato? Para aquellos que tengan pies con tendencia a aplanarse más de la cuenta o a colocarlos hacia dentro, que sus piernas presenten una angulación genuvalvosa (en forma de equis) o que suelan andar de puntillas, por ejemplo.

En estos casos, los menores deberían llevar un calzado con un poco más de contrafuerte y suela más rígida. “Ayudará a mantener la estructura correcta, independientemente de que después se acuda al profesional para que le haga un estudio biomecánico y valoremos si hacer un soporte plantar (plantilla)”, aclara la podóloga.

Qué zapatos recomiendan los podólogos para los niños

En resumen, “un zapato respetuoso es el que sea cuidadoso con la propia estructura del pie y su anchura”, concluye la directora de la Escuela de Podología de la UB. Y ¿esto cómo se traduce en los peques? Estas son sus recomendaciones:

➡️ Para el bebé que comienza a caminar

Para el bebé que da sus primeros pasos y durante sus dos primeros años andando, el calzado tiene que ser lo más flexible posible sin grandes contrafuertes, “ya que lo único que tiene que hacer es proteger la planta del pie para que no se lesione ni ensucie”.

➡️ Para el niño de 4-5 años

Cuando lleva un par de años caminando (4-5 años), puede empezar a usar un zapato con más rigidez en la suela que tenga flexibilidad en la zona del metatarsiano. Por eso, al elegir el calzado más adecuado, es importante ver lo siguiente:

  • No se amontonan los dedos, pues tiene la anchura suficiente para que no le esté presionando en ninguna zona.
  • Evitar un drop (alturas de tacón) excesivamente alto ni amortiguado.
  • No sea ni muy largo, ni pequeño. “Los niños tienden a elegir zapatos demasiado grandes, y eso no es conveniente, porque si es muy grande, la horma, que está pensada con su altura y forma, no se adapta realmente al pie y lo único que se consigue es que vaya deslizándose y friccionando”, comenta. Lo idóneo es que por delante o detrás quepa un dedo, “como hacían nuestras madres”.

Dos consejos finales de la podóloga Laura Pérez:

  • Es importante que el calzado siempre se lleve bien atado, ya que “si el pie es muy flexible y no hay nada que lo mantenga en la posición, se derrumba”, explica.
  • Si como padre o madre tienes dudas, porque con ese calzado tu hijo no está apoyando bien, lo hunde, camina raro o se tropieza, hay que acudir a un profesional para que le haga un estudio y te indique qué calzado le ayudará.
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