Así es el horario en el colegio para reducir el abandono escolar

Hace poco más de 10 años, el 28,2 % de los jóvenes de 18 a 24 años tenía como mucho un nivel educativo de ESO: no había seguido estudiando ni formándose tras acabar, con éxito o no, la educación secundaria obligatoria. Esta tasa de abandono escolar temprano (AET) se ha reducido a la mitad, gracias a distintas estrategias, y ha llegado en 2022 al 13,9 %.

Sin embargo, este porcentaje es todavía muy alto, porque sigue por encima del promedio de la Unión Europea (9,3 %) y porque todos los Estados miembros tienen que lograr antes de 2030 que se sitúe por debajo de los 9 puntos. A estas alturas, solo País Vasco, Cantabria y Navarra han cumplido con el objetivo fijado, mientras que Cataluña, Murcia e Islas Baleares están lejos de alcanzarlo, pues su tasa de AET supera el 16 %.

Para ver cómo reducir esta salida prematura del sistema educativo de los jóvenes, el Ministerio de Educación ha contado con el asesoramiento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que engloba a 38 países de todo el mundo. Esta OCDE es, a su vez, la responsable del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la organización (el famoso informe PISA).

De entre las 44 medidas que ha planteado la OCDE en el documento ‘Propuestas para un plan de acción para reducir el abandono escolar temprano en España’, hay cinco que deberían establecerse con “prioridad máxima”:

1. Desarrollar un “índice de vulnerabilidad escolar” equiparable en toda España y que pueda utilizarse para identificar y asignar recursos adicionales a los centros educativos.
2. Crear un grupo de trabajo para diseñar y supervisar la puesta a prueba del “índice de vulnerabilidad escolar”.
3. Establecer definiciones y mediciones comunes del “absentismo escolar”, la “desvinculación de los alumnos”, los “alumnos con necesidad específica de apoyo educativo” y los “alumnos con necesidades educativas especiales”.
4. Formar a los docentes (especialmente a los tutores) para identificar y prestar apoyo a los alumnos en riesgo de abandono escolar y abordar sus necesidades de aprendizaje.
5. Asistir a los centros para que adopten medidas exhaustivas de apoyo a los alumnos en riesgo de repetir curso, alentándolos a usar las subvenciones para hacer efectivo ese apoyo.

El “índice de vulnerabilidad escolar” y su correspondiente asignación de recursos a los centros se podrían emplear, sugiere la OCDE, para llevar a cabo acciones que respondan a las diferentes necesidades de aprendizaje de los alumnos. Entre estas intervenciones, subraya dar apoyo adicional a los alumnos vulnerables y a sus familias, crear grupos de aprendizaje de distintos tamaños, ofrecer clases adicionales (por ejemplo, apoyo con los deberes o clases de refuerzo) o ampliar el tiempo de aprendizaje.

Y precisamente para ampliar el tiempo de aprendizaje, la OCDE habla de retomar la jornada partida o completa. “España podría considerar la posibilidad de seguir el ejemplo de países de la OCDE como Dinamarca y Portugal, que han adoptado sistemas flexibles de jornada completa”, apunta en su documento.

En su caso, la puesta en marcha de estas iniciativas europeas se acompañó de una mayor oferta de comedores escolares y actividades extraescolares. En concreto, así implantaron la jornada partida.

• Dinamarca. Desde 2013, fomenta la ‘Folkeskole’, “una jornada escolar más larga y variada” (de 8:00 a 16:00 horas) que aumentó el tiempo dedicado a danés, inglés, naturaleza, tecnología, música y matemáticas. También destaca el tiempo para el ejercicio físico y el refuerzo en las tareas escolares. Los efectos de esta ampliación “dependen de la calidad de la enseñanza y del aprendizaje que se logren y de cómo se adapten los docentes y directores escolares a la nueva organización”, expone la evaluación de la OCDE.
• Portugal. A partir de 2005, el sistema de la escuela a tiempo completo exige que los centros educativos estén abiertos hasta al menos las 17:30 horas, ofrezcan actividades educativas un mínimo de ocho horas al día y tengan un programa extracurricular, además del tiempo de instrucción del plan de estudios, dirigido principalmente por monitores. Su asistencia es voluntaria para los alumnos. Las evaluaciones de la OCDE recalcan que “el programa tuvo un impacto en la apertura de las escuelas a la comunidad, la cultura escolar y la participación, la experiencia con el trabajo en equipo y la organización del tiempo y el espacio para cumplir los objetivos compartidos”.

“España podría valorar la posibilidad de adoptar un enfoque similar por las ventajas que podría aportar, en particular para los alumnos desfavorecidos”, asegura la OCDE, a la vez que recuerda que está demostrado que pasar más tiempo en el centro educativo “permite elevar las tasas de graduación y mejorar el aprendizaje y otros indicadores sociales y conductuales”, sobre todo en el caso de este tipo de alumnado.

De esta manera, se abandonaría un horario intensivo centrado en las mañanas, “que obliga a los padres a pagar por las clases extraescolares”. La organización se fija para ello en un informe reciente de EsadeEcPol (Centro de Políticas Económicas) titulado ‘Educación en la Sombra’, donde se señala que cerca del 47 % de los hogares dedica parte de sus ingresos a abonar clases extraescolares para sus hijos, más de la mitad de las cuales corresponde a clases de apoyo sobre materias curriculares en el caso de los hogares de ingresos bajos.

Y es en ese sentido donde el sociólogo y experto en horarios escolares Daniel Gabaldón pone el foco: “Nuestros estudios y los de otros muestran que la jornada continua se extiende más rápido por los colegios que atienden a población más vulnerable (rentas más bajas, población inmigrante, etc.), que son precisamente los que necesitan más y mejor escuela y quienes menos aprovechan la jornada continua para dar a sus hijos formación extraescolar de calidad por las tardes”.

De ahí que el también profesor de la Universidad de Valencia se muestre “totalmente de acuerdo” con la propuesta de la OCDE. “Una parte importante del abandono escolar viene por la desafección del alumnado respecto del entorno escolar y por su bajo rendimiento, y ambas pueden vincularse a un planteamiento horario poco respetuoso con las necesidades del alumnado, sobre todo en jornada continua, donde la fatiga es mayor y el rendimiento menor”, argumenta Gabaldón. De hecho, recuerda que la literatura científica indica que la jornada partida se ajusta mejor a los ritmos de alerta/fatiga del alumnado y provee de más descansos que ayudan a los estudiantes a asimilar mejor los contenidos, por lo que facilita su aprendizaje.  

⌚ Horario completo y su fórmula

¿Cómo sería este horario completo? Para los expertos en pediatría, que también abogan por el horario continuo, este debería iniciarse a las 08:30–09:00 horas según las edades, “con una distribución de materias en función de los momentos de mayor atención del alumnado, con respeto a los ritmos derivados de la crononutrición, favoreciendo la comida de mediodía de 13:00 a 14:00 horas y finalizando la actividad escolar alrededor de las 16:30 horas”. EsadeEcPol, por su parte, se decanta por un almuerzo aún más temprano (12:30 o 13:00) y un descanso en alumnado de 3 a 12 años.

Y ¿cómo plantear la jornada partida? La OCDE insiste en que una transición factible exigiría invertir en subvenciones para la alimentación y las infraestructuras escolares y remunerar adecuadamente al personal de los centros, entre otros aspectos.

De todas formas, Daniel Gabaldón también sostiene que para reducir el abandono escolar ayudaría implantar otra medida, como lo expone junto a Sandra Obiol en el estudio ‘Guía sobre tiempos escolares’ (2017): reducir la dedicación horaria lectiva semanal y expandir el calendario escolar (menos vacaciones de verano y más semanas sin clases durante el curso: por ejemplo, por cada siete semanas lectivas, una libre), incrementando la flexibilidad y ajustando los horarios por etapa a la capacidad (madurez) y perfil circadiano del alumnado (más matutino para los peques y más vespertino a partir de la pubertad).

La propuesta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos viene con polémica. Y es que en nuestro país la jornada continua o intensiva se ha instaurado principalmente en los colegios públicos de forma progresiva desde los años 90 y de forma masiva en la pandemia y tras ella —incluso con votaciones para implementarla—, como apunta otro informe elaborado en 2022 por EsadeEcPol. Solo el País Vasco y Cataluña obligan a permanecer con el horario completo en Primaria.

¿Horario escolar continuo o partido? Muchas familias apuestan por el horario intensivo, y más ahora que lo han vivido durante la crisis sanitaria, ya que en muchos centros educativos se estableció momentáneamente este sistema para disminuir los contagios de covid-19. Así, notan que sus hijos están descansados, tienen más tiempo libre para disfrutar en familia y de sus amigos o para hacer deporte, pueden comer en casa, no pierden tanto tiempo en desplazamientos…

Sin embargo, este horario agrava la brecha de género y el coste de la conciliación de la mujer (ellas son, mayoritariamente, las que se ocupan de recoger y estar con sus hijos a partir de las 14:00 horas), como expone el último estudio citado. Y, sobre todo, tiene repercusiones negativas en los menores. Según el último trabajo pendiente de publicar por parte del sociólogo consultado (‘Proyecto TIME. El tiempo en la infancia: un mapeo de España’), los niños entre 10 y 18 años que estudian en horario solo de mañana:

• Madrugan mucho: duermen de media 42 minutos/día menos que el alumnado de jornada partida.
• Comen peor: almuerzan demasiado tarde (entre las 14:00 y las 16:00 horas). “Hay indicios de que comer más tarde de las 15:00 horas está asociado con mayor riesgo de sobrepeso y obesidad”, comenta Gabaldón.
• Dedican más tiempo a las pantallas: están de media 43 minutos/día más con videojuegos, móvil, tableta, televisor u ordenador.
• Practican más deporte reglado: de media hacen 16 minutos/día más. “La encuesta de Empleo del Tiempo del INE en la que nos basamos para el estudio no mide parte de la actividad física no reglada que hacen los de la jornada partida en el descanso del comedor (juegos, etc.) que les permite disfrutar de más tiempo en el exterior y a horas más tempranas”, señala el especialista.
• Hacen más deberes: se pasan de media 29 minutos/día más haciendo las tareas del cole. “A pesar de esto, las pocas evaluaciones públicas que existen (Galicia, Madrid y C. Valenciana) indican peores resultados académicos del alumnado de jornada continua”, asegura.
• Pasan con la familia el mismo tiempo. El alumnado de Primaria gana dos minutos al día, lo que equivale a que uno de cada 30 menores gana una hora de tiempo de calidad en familia.