Vuelvo a estar embarazada, ¿tengo que dejar de dar el pecho a mi bebé?

Salvo que sea una gestación de riesgo, es posible seguir amamantando al niño sin problemas ni peligros
Por Cristian Vázquez 12 de agosto de 2015
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Imagen: Sonsedskaya

Pese a que todavía muchos profesionales sanitarios insisten en que las madres lactantes deben dejar de dar el pecho a su bebé si vuelven a quedar embarazadas, los especialistas en lactancia aseguran que es una práctica que no conlleva ningún peligro, salvo en casos puntuales. Este artículo explica por qué amamantar durante un nuevo embarazo y en tándem es una práctica segura, qué hacer si la gestación es de riesgo. Además, se enumeran los beneficios de dar el pecho en esta etapa y se dan algunos motivos para mantener la lactancia durante el embarazo y otros por los cuales no hacerlo.

¿Dejar la lactancia materna ante un nuevo embarazo?

Muchas mujeres evitan informar a los profesionales sanitarios de que, durante el embarazo, siguen amamantando a un bebé anterior o de que les dan el pecho a ambos tras el nacimiento del segundo niño -lo que se llama lactancia en tándem– para evitar el rechazo y las discusiones. Y es que muchos de esos profesionales todavía ven estas prácticas como negativas.

Así lo reveló un estudio realizado en 2006 por la asociación Alba Lactancia Materna. Según esos datos, de las madres que dijeron a matronas o ginecólogos que amamantaban durante la gestación, el 55,5% recibió comentarios de rechazo. Entre los pediatras informados de que la mujer practicaba la lactancia en tándem, el rechazo era aún mayor: el 70,3% de los casos. Se trataba de números alentadores, porque habían bajado en relación con la primera parte de la encuesta, llevada a cabo siete años antes.

Amamantar durante el embarazo y en tándem, una práctica segura

Sin embargo, los especialistas en lactancia coinciden en que amamantar durante el embarazo y en tándem es posible. En palabras de Zule Millás, asesora de la asociación SINA, «la lactancia durante una gestación que no es de riesgo no conlleva ningún tipo de problema ni expone a la madre o al bebé a ningún peligro».

Existe la creencia de que dar el pecho durante el embarazo podría ser causa de parto prematuro o de aborto. La razón estaría dada por la oxitocina, una de las hormonas de la lactancia, que también es la que provoca las contracciones del útero durante el parto. Sin embargo, la Asociación Española de Pediatría (AEP), en su ‘Guía para profesionales‘ sobre lactancia materna, asegura que «no se ha publicado ningún caso de aborto o parto prematuro provocado por la lactancia«.

El caso es que, al principio de la gestación, el útero contiene muchos menos receptores de oxitocina que tras el nacimiento. La cantidad de receptores aumenta hasta doce veces a lo largo del embarazo y se triplica antes de que comience el trabajo de parto, detalla Zule Millás. Esto explica que, pese a la mayor presencia de esa hormona, el útero no experimente contracciones antes de tiempo.

Qué hacer si el embarazo es de riesgo

También las relaciones sexuales, de hecho, y sobre todo los orgasmos aumentan los niveles de oxitocina. «Del mismo modo que no te prohíben tener sexo con orgasmos durante el embarazo, tampoco te deberían prohibir, aunque a veces lo hacen, seguir amamantando», apunta Alba Padró, asesora de la asociación Alba.

Millás añade que «incluso se ha dado el caso de madres que en la recta final del embarazo han querido adelantar su parto y han tratado de hacerlo amamantando con más frecuencia ¡y no han podido!».

La AEP, de todos modos, apunta que se debe evitar la lactancia materna «en algunas situaciones especiales, como en gestaciones múltiples, antecedentes de abortos o partos prematuros«. Pero en embarazos que no son de riesgo, como señala la web de la asociación El Parto es Nuestro, «la evidencia científica es muy clara: amamantar durante la gestación es seguro para la madre, para el feto y para el hijo mayor».

Beneficios de la lactancia durante el embarazo y en tándem

Para los niños, la lactancia materna durante el embarazo y en tándem no solo no ofrece riesgos, como a menudo se teme, sino que tiene beneficios. Algunos de los principales son los siguientes:

  • Los recién nacidos que lactan en tándem con su hermano mayor pierden menos peso al nacer y lo recuperan más rápido, explica la guía de la AEP. Esto se debe a que el otro niño ayuda a estimular una producción de leche ininterrumpida. Así, la «subida» de leche se da con mayor facilidad y rapidez.
  • En las últimas semanas del embarazo y tras el parto, el niño mayor ingiere calostro, que representa «un chute de inmunidad, una vacuna gratis», según define Alba Padró. Esto lo hace más resistente a las enfermedades, y de esta forma también beneficia al hermano pequeño, sobre todo si el otro ya asiste a la guardería o al colegio. Importante: la producción de calostro no es ilimitada, por lo cual la prioridad la debe tener siempre el recién nacido.
  • La lactancia en tándem «parece ayudar a una mejor adaptación de los hermanos, permite sobrellevar mejor los episodios de celos y crea un vínculo muy especial entre ambos», indica la AEP. El documento señala también que, de esta manera, se establece un tipo de relación distinta entre la madre y el hijo mayor, basada en el respeto, sin consecuencias negativas para el vínculo con el pequeño.

Además, para la madre, la posible ingurgitación mamaria (leche acumulada en los pechos, que hace que estén demasiado llenos) es más fácil de resolver.

Por qué mantener la lactancia durante el embarazo y por qué no

Un artículo de Alba Lactancia Materna enumera las tres principales razones esgrimidas por las madres cuando se las consulta acerca de por qué practican la lactancia en tándem: respetar las necesidades del hijo mayor, interés como madres por vivir esa experiencia y deseo de favorecer el vínculo entre hermanos.

Pero en ocasiones surgen factores que promueven el destete. Uno de ellos es la mayor sensibilidad en los pechos producida por el propio embarazo. Esto puede hacer que la madre, cuando vuelve a quedar en estado, decida dejar de amamantar al niño mayor. Según cifras de la asociación Alba, alrededor de un 60% de los pequeños abandonan la lactancia materna durante la nueva gestación de la madre, en particular entre el tercer y cuarto mes, cuando la producción de leche cae.

La AEP recomienda que el destete se realice de manera suave pero firme, de forma progresiva: eliminar una toma cada 3 o 4 días. Dice que tal proceso supone la “maduración del bebé, y también la evolución de su madre”, debido a lo que “proporcionar cariño y amor al hijo mayor en esta etapa evitará que sea una experiencia traumática para él”.

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