Las crisis energéticas de los años 70 contribuyeron a la difusión de las energías renovables, más limpias y menos agresivas para el medio ambiente que las tradicionales. Hoy en día estas formas de producir energía se perfilan como una alternativa real a las que empleamos desde hace décadas en nuestra vida cotidiana y en la mayoría de los procesos de fabricación industriales.
Pero, pese a que ya nadie debate acerca de los efectos contaminantes de los combustibles fósiles o de la peligrosidad de la fisión nuclear, por poner dos ejemplos de los riesgos que entrañan los métodos más usados para obtener energía, nuestro modelo de sociedad requiere un consumo energético enorme, que impulsa la sobreexplotación de estos recursos.
Por otro lado, la creencia generalizada es que las energías renovables son más caras y menos»productivas» que las no renovables. Pero primero definamos lo que se denomina «energía renovable». Se trata de aquella energía procedente de fuentes de abastecimiento energético respetuosas con el medio ambiente, aunque esto no quiere decir que no produzcan algunas consecuencias perjudiciales en el entorno, lo que ocurre es que son bastante menores que las provocadas por las energías no renovables. No generan residuos difíciles de tratar ni gases contaminantes, que son la causa del efecto invernadero o la lluvia ácida. Sus efectos son casi siempre reversibles, lo que las convierte en menos agresivas que las fuentes de abastecimiento energético tradicionales.
Se llaman energías renovables porque se producen de forma continua, no se «agotan», y su origen son los procesos ambientales y atmosféricos naturales. Los cinco tipos más conocidos de energías renovables son la energía solar, la eólica, la hidráulica, la geotérmica y la biomasa.
Una característica común es que el origen de todos estos tipos es el sol, recordemos que las estrellas son enormes fuentes de energía a escala cósmica. En el caso de nuestro planeta las energías renovables se derivan de la acción y efecto del sol sobre el medio terrestre. De esta manera se puede aprovechar el calor que llega a la superficie de la tierra para convertirlo en energía eléctrica (energía solar), las corrientes de aire producidas por la diferencia de presión de las masas de aire frías y calientes por efecto del sol (energía eólica), la fuerza cinética de las corrientes de agua alimentadas por la lluvia producida en su origen por la evaporación de masas de agua (energía hidráulica) o los residuos de vegetales alimentados por la luz solar (biomasa).
El sol produce una cantidad de energía ingente, muchas veces superior al consumo humano. Lo que ocurre es que esa energía llega a la Tierra de manera variable (difiere mucho el calor que recibe una región dependiendo de si está más o menos cerca del ecuador, por ejemplo) y no continua (los díasnublados la superficie de una región recibe mucho menos calor que en un día sin nubes).
Lo cierto es que hoy en día las energías renovables no suponen un porcentaje significativo de la energía generada por el hombre, aunque es cierto que en los últimos 25 años su uso ha crecido de manera notable.