Evitar el robo de tarjetas de crédito en vacaciones

Más de la mitad de los hurtos a turistas se producen en lugares muy concurridos como los aeropuertos y la vía pública
Por Azucena García 23 de agosto de 2007

Las tarjetas de crédito son la mejor manera de viajar siempre con dinero, pero también uno de los objetos más fáciles de perder. Según un estudio realizado por el Grupo CPP, dedicado a la protección de tarjetas, los robos y extravíos relacionados con el ‘dinero de plástico’ son más frecuentes entre los turistas y, en mayor medida, en la época estival. Los lugares más conflictivos son aquellos en los que hay una mayor confluencia de personas, ya que entre empujones y choques fortuitos aumentan las probabilidades de sustracción. Además, las estadísticas revelan que quienes más a menudo utilizan las tarjetas de crédito suelen ser también quienes tienen más posibilidades de perderlas, aunque hay excepciones. El Balance del turismo en España 2006, del Instituto de Estudios Turísticos, recoge que el pasado año Cataluña fue la comunidad autónoma que recibió un mayor número de turistas extranjeros (15 millones), seguida de Baleares (10,1 millones), Canarias (9,6 millones), Andalucía (8,5 millones), Comunidad Valenciana (5,5 millones) y Madrid (3,9 millones). En la misma medida, Cataluña fue la zona en la que se presentaron más denuncias por robo o pérdida de tarjetas, si bien Baleares y Canarias, que ocuparon el segundo y tercer puesto del ranking de visitas, respectivamente, contabilizaron la cifra más baja de quejas.

Conviene extremar la precaución en las terrazas de los restaurantes, los mercadillos, las tiendas de los centros comerciales, las discotecas y los parques temáticos

De acuerdo a estos datos, el estudio desvela una relación directa entre la utilización de las tarjetas y su extravío. En concreto, se fija en el volumen de gasto para determinar que los turistas más generosos son quienes más usan sus tarjetas y, casi en la misma proporción, quienes más las pierden. Hay dos ejemplos claros: Cataluña, que fue la segunda comunidad autónoma en la que más dinero gastaron los turistas internacionales y donde más tarjetas se perdieron, y Madrid, donde el volumen de gasto fue del 8,6% y el porcentaje de denuncias del 8,5%. El caso contrario lo representaron, de nuevo, el archipiélago canario, que ocupó el primer puesto en volumen de gasto y el último en pérdida o robo de tarjetas, y Baleares, cuyo volumen de gasto ocupó el tercer lugar y fue quinta en hurtos y extravíos. «Este dato nos sugiere que los destinos de Islas Baleares e Islas Canarias son especialmente tranquilos para las tarjetas», resume el informe.

En principio, no hay una hora o un momento del día más propicio para perder las tarjetas, pero sí un lugar, una manera y un tipo de turista. Las investigaciones realizadas determinan que los centros de ocio (22,24%), los transportes (16,44%) y la vía pública (61,32%) son los tres escenarios en los que hay que tener más cuidado. En el primer grupo se incluyen las habitaciones de los hoteles y los accesos a estos, dos zonas que en los últimos años han ganado en peligrosidad. Otros lugares en los que hay que extremar la precaución son las terrazas de los restaurantes, los mercadillos, las tiendas de los centros comerciales, las discotecas y los parques temáticos. Todos ellos son espacios en los que se acumula gran cantidad de personas, por lo que conviene no perder de vista los objetos personales. Respecto a los transportes, hay que evitar los despistes en los aeropuertos, las estaciones de tren y autobús, el metro y las paradas de taxis, que es el lugar menos habitual de pérdida. Por último, las calles de los núcleos urbanos se caracterizan por concentrar el mayor porcentaje de robos y pérdidas en la vía pública (74,01%), mientras que los bloqueos en los cajeros automáticos son también una causa habitual de extravío.

Cómo se roban las tarjetas

En total, los robos de tarjetas de crédito en verano duplican al número de pérdidas. El ‘modus operandi’ preferido por los ladrones es el tirón del bolsillo o ‘pickpocketed’, una práctica de la que no se libran ni los turistas extranjeros ni los nacionales. Un 62% de los visitantes internacionales y la mitad de los turistas españoles denunciaron el pasado año el robo de sus tarjetas. Respecto al perfil, mientras que hombres y mujeres extranjeras pierden las tarjetas prácticamente en la misma proporción (51% hombres, 49% mujeres), entre los turistas nacionales los hombres son las principales victimas de los hurtos (66%), en un porcentaje que casi duplica al de las mujeres (34%). Por edad, las personas entre 45 y 64 años son las que presentan una mayor tendencia a la pérdida, ya que, probablemente, son también quienes más emplean las tarjetas.

Consejos para evitar los hurtos

Perder la tarjeta de crédito siempre es un mal trago. Por ello, existen una serie de precauciones que pueden ayudar a prevenir hurtos o, por lo menos, a detectarlos lo antes posible. Por ejemplo, cuando se vistan ropas ligeras, se puede utilizar un monedero cinturón para guardar las tarjetas y los documentos. Respecto a los bolsos, es importante no dejarlos a la vista durante los trayectos en coche, especialmente en los atascos, y pedir a un familiar o amigo que los vigile durante el baño cuando estamos en la playa. También hay que prestar atención a los objetos personales en aeropuertos, estaciones de tren o paradas de taxis y, cuando sea necesario sacar dinero de un cajero automático, hay que asegurarse de que no hay personas sospechosas alrededor. Además, conviene conservar todos los resguardos para chequearlos con el banco y anotar en un lugar seguro y accesible los números de contacto de emergencia de las tarjetas para poder bloquearlas rápidamente en caso de que sean robadas.

Es importante no dejar el monedero a la vista durante los trayectos en coche, especialmente en los atascos, y pedir a un familiar o amigo que los vigile durante el baño cuando estamos en la playa

Precisamente, después de avisar al banco, la entidad debe asumir cierta responsabilidad, como creadora del sistema de tarjetas. El cliente al que se entrega una tarjeta de crédito o débito asume la responsabilidad de su custodia, pero el Código de Buena Conducta de la Banca Europea establece que “el titular no soportará las pérdidas que excedan del límite de 150 euros, salvo que hubiese actuado de forma fraudulenta, a sabiendas o con negligencia grave”. Esto significa que el cliente asume una responsabilidad máxima de 150 euros (aunque conviene asegurarse de que se recoge así en el contrato), mientras que el banco tiene que hacerse cargo del resto. El Banco de España establece que la no aplicación de este límite sólo es admisible cuando se demuestre que el titular de la tarjeta llevaba el PIN anotado en un lugar accesible, se demoró de manera excesiva en notificar la pérdida de la tarjeta o no la custodió adecuadamente, es decir, la olvidó en el interior del vehículo o en un lugar público, entre otros.

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