Entrevista

Entrevista a Patricia Aragón, responsable de Proyectos de Concilia

El conflicto entre trabajo y vida familiar es negativo para la empresa y para el trabajador
Por Miguel Jarque 16 de octubre de 2007
Img patricia aragon
Imagen: Antoinel

El ajuste entre la vida laboral y la familiar continúa siendo un problema no resuelto en el lento proceso de equiparación en derecho y oportunidades entre géneros. Así lo expresa Patricia Aragón, responsable de Proyectos de Concilia, quien estima que la carencia de un reparto de responsabilidades familiares y las tareas domésticas junto con las dificultades de conciliación son todavía una pesada carga para las mujeres que pretenden insertarse dentro del mercado de trabajo. Concilia es el plan integral de conciliación de la vida personal y laboral en la Administración General del Estado, que incluye un paquete de medidas tanto para el sector público como para el privado.

La sociedad cada vez habla más de conciliación pero, ¿está calando la necesidad del ajuste entre trabajo y familia en las empresas y entre los empleados?

Es cierto que se habla de conciliación entre la vida laboral y la vida personal y familiar, y ello porque empiezan a ser visibles y a preocupar los efectos negativos de este desequilibrio en la sociedad. La incorporación de la mujer al mundo laboral, el desigual reparto de responsabilidades entre hombres y mujeres en la esfera privada, la perpetuación de la división del trabajo en función del género y un déficit de servicios comunitarios de apoyo afectan negativamente a la igualdad de oportunidades en el empleo. Además, también repercuten en el equilibrio social, el entorno familiar, la productividad empresarial, el índice de natalidad y, en definitiva, en la calidad de vida de las personas.

¿La conciliación afecta más a las mujeres?

La conciliación no es un asunto sólo de mujeres. Conseguir el equilibrio es una cuestión que nos afecta a todos como sociedad. Es un modo de organizar el entorno laboral que facilita a hombres y mujeres la realización del trabajo y de sus responsabilidades personales y familiares. Conciliar no supone trabajar menos, sino de forma distinta. España es el país con menos productividad por hora trabajada y con las jornadas laborales más largas de Europa. Este dato ha de llevarnos a reflexionar sobre las causas y los efectos. La cultura empresarial española prima la presencia en el trabajo, quedarse hasta que se vaya el jefe, pero lo que de verdad importa es si la persona está trabajando, si está aprovechando eficazmente el tiempo.

“Conciliar no supone trabajar menos, sino de forma distinta”

Hay muchas actitudes de los líderes empresariales que tienen que cambiar, porque los efectos negativos de esta irracionalidad se pueden expresar en cifras. La baja productividad se debe a la insatisfacción laboral, al absentismo, la desmotivación de la plantilla… La empresa pierde personas cualificadas. En definitiva, si queremos invertir ese proceso es necesario que la empresa busque soluciones que favorezcan un mejor clima laboral, un mejor equilibrio personal. Las plantillas contentas y motivadas venden mejor, y el rendimiento en el trabajo se incrementa. Además, en determinados sectores empresariales que están sufriendo la escasez de recursos humanos ya empiezan a plantearse ofrecer puestos de trabajo atractivos y con valor añadido, y esto supone la aplicación de medidas de conciliación y la valoración de la persona como el recurso más importante de la empresa, y el que le da sostenibilidad.

¿Cuánto le cuesta a una familia conciliar? ¿No está extendida la opinión de que ocuparse adecuadamente de la familia supone perder dinero, ya que conlleva ralentizar la vida profesional?

No hay que engañarse. La mujer es la que, desde tiempos inmemoriales, se esfuerza por conciliar todos los ámbitos de la vida. El trabajo desarrollado en la esfera privada no se valoró en términos económicos hasta que la mujer se incorporó de forma masiva al mercado de trabajo. Entonces, todas las prestaciones que la mujer desarrollaba de forma anónima y a coste cero para la sociedad, es necesario suplirlas, bien por el Estado o bien por cada persona, dependiendo entonces de la capacidad económica.

¿Cómo afecta especialmente en el caso de las mujeres?

“La reducción de jornada la solicitan mayoritariamente mujeres con la correspondiente reducción salarial”

Con independencia de la incorporación de la mujer al trabajo, la asignación de roles ha permanecido, teniendo como consecuencia la asunción de la doble jornada por parte de la mujer. Como todavía en el ámbito empresarial el modelo de empleado varón es el ideal, la mujer que quiere llegar a puestos de liderazgo tiene que asumirlo, planteándose la dicotomía de elegir entre su carrera profesional y el desarrollo de su vida personal. La reducción de jornada la solicitan mayoritariamente mujeres con la correspondiente reducción salarial, que además obstaculiza su carrera profesional, ya que por este motivo se le impide el acceso a puestos de responsabilidad. Es una elección que no se plantea en el caso de los hombres.

Este planteamiento tiene consecuencias negativas para la empresa ya que pierde talento y recursos. La solución vendrá cuando el empresario deje de percibir que le resulta más costoso contratar a una mujer que a un hombre. Por eso las medidas de conciliación han de tener carácter universal y aplicarse tanto a mujeres como a hombres. Si conseguimos el equilibrio seremos competitivos tanto en el trabajo como en nuestra vida personal.

¿En qué dirección avanza nuestra sociedad?

Una sociedad más justa e igualitaria pasa por educar y formar a las nuevas generaciones en corresponsabilidad. Sólo así se normalizará el desequilibrio que actualmente se produce tanto en la empresa como en las familias.

¿Por qué vale la pena conciliar?

El conflicto entre trabajo y vida personal tiene unos efectos negativos tanto para la empresa como para los trabajadores: insatisfacción laboral, disminución del rendimiento, elevación de las tasas de absentismo, plantillas desmotivadas, pérdida de personas cualificadas, reducción de la productividad… La adopción de medidas de conciliación por parte de las empresas tiene como consecuencias positivas la retención del talento, así como prestar ayuda a los profesionales y a la organización para ser más productivos.

¿Comenzamos a conciliar sólo cuando vemos que nuestra familia se resiente?

La conciliación nos afecta a todos. Y no es únicamente para personas con familia o con personas dependientes a su cargo. Es una cuestión de opciones, tener la posibilidad de desarrollar la vida personal es un derecho legítimo. La vida de una persona no es sólo trabajo y, por tanto, estas medidas se justifican para todos. Conseguir equilibrio supone mejorar la calidad de vida y el clima social.

“La vida de una persona no es sólo trabajo y, por tanto, estas medidas se justifican para todos”

¿Permiten las empresas conciliar, o se ven obligadas a mejorar la situación de los empleados sólo al sentirse presionadas?

Poco a poco las empresas van tomando conciencia de los efectos positivos que tiene para ellas la adopción de estas medidas. El hecho de que una empresa sea productiva depende en gran parte de la motivación de las personas que la forman. Una plantilla motivada y contenta rinde más. El clima laboral, indudablemente, mejora ya que los trabajadores que logran alcanzar este equilibrio están más satisfechos y más dispuestos a comprometerse en favor de su empresa. Además, sus niveles de productividad crecen a medida que la empresa se muestra más sensible a sus expectativas y necesidades.

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