Tacatás infantiles

Los pediatras los desaconsejan porque no ayudan al bebé a andar y son fuente de accidentes domésticos
Por Clara Fraile 28 de abril de 2004

La mayoría de las personas creen que el tacatá facilita al niño el tránsito entre el gateo y los primeros pasos, sin embargo, los especialistas aseguran que esto no es cierto. El andador proporciona a los bebés autonomía para satisfacer su curiosidad, pero quizá demasiada: aproximadamente el 25% de los pequeños que utilizan este aparato sufre un accidente por su causa. Los pediatras no los recomiendan e insisten en que no ayudan al niño en el aprendizaje de la marcha. No obstante, y contra la opinión de los médicos, el uso de andadores infantiles está muy arraigado en nuestro país. En el año 2002 se vendieron en España 73.000 unidades, 23.000 más que el año anterior. Los canadienses, pioneros en la investigación del accidente infantil, han decidido prohibir la venta de estos andadores.

Riesgo de accidentes

Los tacatás o tacatacas son aparatos con asiento y ruedas especialmente creados para ayudar al bebé a caminar. Le ofrecen autonomía para satisfacer su curiosidad, son regulables en altura y, la mayoría de los modelos, poseen una bandeja de actividades para que juegue y se divierta. Sobre el papel estos andadores resultan perfectos. Sin embargo, la mayoría de los pediatras desaconsejan su uso o señalan la conveniencia de prevenir a los padres sobre los riesgos que implica su utilización.

El Gobierno canadiense ha ido más lejos: ha prohibido la venta, promoción, importación y reventa de tacatás amparándose en la ley de productos peligrosos. Además, el Ministerio de Sanidad ha solicitado a los ciudadanos que se encuentren en posesión de estos artículos que se deshagan de ellos. La principal razón que arguyen son las heridas que estos aparatos provocaban a más de 1.000 niños cada año, según cifras aportadas por el Hospital para Niños Enfermos de Toronto. Hoy, en Canadá, la posesión o uso de un andador infantil podría acarrear sanciones de hasta 76.000 dólares o seis meses de prisión.

“Los canadienses son pioneros en la investigación del accidente infantil desde hace muchos años”, asegura el doctor Luis Santos Serrano, del Servicio de Pediatría del Hospital Marina Alta de Denia (Alicante) y promotor de la campaña “Tacatá, To-co-toc!”. Esta iniciativa se puso en marcha tras un estudio que revelaba como causas frecuentes de los accidentes, en el segundo semestre de vida, aquellas relacionadas con el uso del tacatá.

Del estudio coordinado por el doctor Santos Serrano a primeros de los noventa, se desprende que un 42,6% de las familias con niños menores de 13 meses tenían andador, casi el 25% de ellos había tenido algún accidente por su causa y la edad de uso estaba entre los 7,7 y 11,4 meses. Para este médico, un andador “es una fuente de accidentes domésticos”. Ante la pregunta de si recomendaría los tacatás contesta: “es obvio que no y dudo que haya algún pediatra que los recomiende”.

Santos Serrano explica que, aunque la mayoría de los accidentes son golpes leves y caídas por las escaleras, hay que sumar los peligros que conlleva hacer accesibles a los pequeños lugares muy peligrosos para ellos, como la cocina y el baño. Según su estudio “Patrones de uso, creencias populares y accidentabilidad por tacatá en dos áreas de salud de la Comunidad Valenciana”, de los accidentes con un andador como causa, las caídas supusieron el 76,2% y las heridas el 14,3%. Sólo en el 4,8% de los casos se precisó ingreso hospitalario.

Mercado en alza

El doctor Jordi Mateu Sancho, especialista en Pediatría Social, también es “contrario” al uso de tacatás. Piensa que “ya están caducados, fuera de servicio” y que la mayoría de los cirujanos y ortopedas pediátricos consideran que pueden originan trastornos en los pies y en el aparato locomotor. No obstante, durante 2002, según datos del BabyPANEL de TNS Worldpanel, empresa dedicada a la realización de estudios de mercado, se vendieron en España 73.000 unidades de andadores, 23.000 más que el año anterior.

No hay datos nuevos tras la reciente prohibición en Canadá pero, independientemente de cuáles sean hoy las cifras de venta, el doctor Santos Serrano cree son “altas”. De todas formas, “el problema está en que se heredan”, apunta. También se regalan. Volviendo a su investigación, sólo uno de cada cinco andadores es adquirido por los padres.

El mercado español de andadores mueve 3,59 millones de euros, mientras que en 2001 la cifra total de ventas fue de 2,15 millones de euros, según la empresa de estudios de mercado Taylor Nelson Sofres (TNS). El precio medio por unidad en 2002 fue de 49 euros, con un incremento apreciable respecto a los 43 euros que se pagaron de media el año anterior.

Los precios de los andadores suben y sus ventas también, pese a que los pediatras insisten en que no sirven para aprender a andar. El doctor Santos Serrano cree que la principal razón del éxito de este producto es que un tacatá ayuda a los padres a sentirse más cómodos y, paradójicamente, más tranquilos en la etapa de gateo del niño. Ofrecen seguridad a la persona encargada de cuidar al niño porque le tiene cerca, entretenido y con la posibilidad de desplazamientos autónomos.

Consejos de seguridad

La posible deformidad de las piernas como consecuencia del uso de tacatás es otra de las cuestiones que se plantean los padres. Para el doctor José Ricardo Ebri, coordinador nacional del Grupo de Ortopedia Infantil de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria, la respuesta es que ésta puede llegar a producirse si un bebé pasa muchas horas en el andador. Además, los niños con problemas de anteversión de la pelvis (caderas hacia afuera) o laxitud de ligamentos se ven obligados a abrir más las piernas si los utilizan.

La industria ha reaccionado en los últimos años implementando en los andadores elementos de confort y seguridad. Los nuevos tacatás no se vuelcan, el bebé no choca, tienen freno de vacío… Pero, ¿qué ocurre si un niño pasa corriendo debajo de una mesa y se olvida de bajar la cabeza cuando llega a ella, o si se acerca al horno al que accede por su movilidad? Estas son algunas de las razones que esgrimen los especialistas cuando aconsejan evitar su uso.

Los fabricantes de tacatás aseguran seguir la normativa UNE-EN /1273 consensuada y aprobada recientemente por organismos gubernamentales, en colaboración con asociaciones de consumidores y profesionales técnicos expertos en seguridad infantil. Algunos andadores incluso adjuntan una “nota de seguridad” con algunas pautas de uso de los tacatás:

  • Los tacatás deben ser utilizados por niños que estén aprendiendo a andar, nunca por bebés que no sujeten la cabeza o que ya sepan caminar.
  • Los tacatacas no deben usarse durante un periodo superior a 30 minutos.
  • Los cuidadores deben cerrar las puertas y asegurarse de que la estancia está libre de peligros potenciales como estufas, chimeneas o escaleras.
  • No debe dejarse nunca al niño solo en el andador.

El doctor Ebri duda que pueda limitarse el tiempo de estancia del bebé en un aparato. Es tajante: “los andadores no tienen ninguna ventaja y muchos inconvenientes. Es conveniente que los niños desarrollen el aprendizaje de la marcha con el gateo en una primera fase- hoy sólo gatea el 35% de los bebés- añade. Es importante que aprendan a recibir estímulos con las manos y los pies, y que se inicie naturalmente el desarrollo psicomotor”.

“El andador enseña a patinar, no a andar”, sentencia el pediatra Santos Serrano. “Lo mejor que se puede hacer con un andador es tirarlo”, asegura el ortopeda Ebri. Parece claro que el uso del tacatá implica riesgos. Veamos en resumen cuáles son:

  • Puede ser causante de golpes leves, choques, lesiones, quemaduras, vuelcos y caídas por las escaleras.
  • Reduce la motivación que el niño necesita para aprender a caminar.
  • No contribuye al desarrollo psicomotor que el bebé precisa para iniciar la marcha.
  • No favorece el desarrollo natural de los músculos.
  • Confunden al bebé al distorsionar los límites de su propio cuerpo.
  • En algunos casos puede llegar a deformar ligamentos y huesos.
  • Dificulta el progreso de los bebés con problemas motores y les obliga a desarrollar movimientos compensatorios.

Alternativas

Los doctores son conscientes de que posiblemente sean necesarias campañas de concienciación de los riesgos del andador y de sus pocas ventajas. No se trataría de ir contra la industria, sino de prevenir accidentes domésticos. En cualquier caso, si los padres están decididos a utilizarlo, deben mirar en la etiqueta si el aparato cumple las normas estándares de seguridad y asegurarse de que el bebé toca el suelo con los pies.

De igual modo, los pediatras creen necesario ofrecer a los progenitores alternativas más seguras y eficaces para el desarrollo motor del pequeño, sin olvidar la comodidad que para el cuidador ha de representar su control visual constante. Entre ellas se apuntan algunas que pueden ser mejor utilizadas, donde prima el sentido común:

  • Saltador de puerta: se sujeta al marco de las puertas mediante un gancho con muelles y sus correas son ajustables.
  • Mesa de juegos o tacatá estacionario: carecen de ruedas pero tienen asientos, giran y rebotan.
  • Corralitos o parques: ofrecen una buena zona de seguridad para los bebés mientras aprenden a sentarse, a gatear o a caminar.
  • Tronas o sillas para comer: además de comer, los niños pueden divertirse en ellas con juguetes sobre la bandeja.
  • Correpasillos: cochecito que sirve para que el bebé lo empuje en sus primeros paseos.
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