Un proyecto europeo analiza los mecanismos de aprendizaje para ayudar a las personas con trastornos lingüísticos a leer y escribir

La Universidad de Granada participa en esta iniciativa, que compara el aprendizaje de la lectura y la escritura en cinco idiomas distintos
Por EROSKI Consumer 23 de agosto de 2009

Expertos de la Universidad de Granada participan en el proyecto europeo Enhancing literacy development in European languages (ELDEL), que estudia los mecanismos de aprendizaje del lenguaje con el objetivo de «mejorar el sistema educativo y estimular a las personas con trastornos lingüísticos para que aprendan a leer y escribir», destaca el centro universitario.
El trabajo, financiado por el VII Programa Marco de la Unión Europea (UE), basa su metodología en el estudio de los procesos de aprendizaje de la lectura y la escritura en distintas lenguas (Inglés, español, francés, checo y eslovaco) para comparar unos con otros y conocer mejor los factores implicados.
Cada lengua es una combinación única de letras y sonidos. «No es lo mismo aprender inglés que español, francés, italiano…», explican desde la Universidad de Granada. Cada idioma tiene una serie de grafemas (unidades del sistema escrito) y fonemas (del nivel fónico-fonológico), así como una particular relación entre estos.
La coordinadora del estudio en Granada, la psicóloga y pedagoga Silvia Defior, señala que el sistema de escritura de nuestro idioma es más sencillo que el de la lengua inglesa, debido a que la representación gráfica de los sonidos es más «transparente», mientras que en inglés «casi todas las palabras se escriben de una manera y se pronuncian de otra». «Por eso, los niños españoles aprenden antes a hablar y a escribir que los ingleses», subraya Defior.
El proyecto ELDEL quiere estudiar todos los factores psicolingüísticos y cognitivos que afectan al aprendizaje de la lectura y la escritura de una lengua, es decir los asociados con la capacidad de memoria, de atención visual, o los relacionados con aspectos morfológicos y sintácticos. Pero la iniciativa va más allá y también quiere investigar cómo influyen los factores ambientales, como el entorno social y cultural en el que el niño aprende.

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