Una investigación española descubre que un gen protege a las células cancerosas

El hallazgo hará posibles nuevos tratamientos para combatir la enfermedad
Por EROSKI Consumer 12 de junio de 2004

Hace cuatro años patentó el gen «Snail» como un marcador de malignidad tumoral y, ahora, Ángela Nieto ha demostrado que confiere a las células cancerígenas resistencia a su destrucción.

Esta investigadora del Instituto Cajal, del CSIC, junto con Isabel Fabregat, de la Universidad Complutense, detallan en el último número de «Genes and Development» que, si bien «Snail» actúa de forma natural y beneficiosa durante el desarrollo embrionario, puede activarse de forma patológica durante la madurez.

De esta forma -explica Ángela Nieto- facilita a diversos tumores la capacidad de formar metástasis y establecer un «escudo» de protección a sus células que las protege de la destrucción. Este descubrimiento, que culmina más de doce años de trabajos centrados en el aislamiento y caracterización de esta clase de genes, abre importantes expectativas en el tratamiento del cáncer, ya que aporta a los científicos nuevos datos sobre el proceso de malignización tumoral que resulta en la formación de metástasis.

En estudios anteriores publicados en «Nature Cell Biology», Ángela Nieto demostró que la principal función del gen «Snail» es inducir el movimiento de las células desde su lugar de origen a otras zonas del organismo. Este proceso ocurre de forma natural durante el desarrollo embrionario y es el responsable de que se formen diversos componentes del sistema nervioso, así como de los músculos y los huesos.

Este fenómeno ocurre también durante la diseminación de un tumor por el organismo, y son precisamente los genes «Snail» los que protagonizan este proceso que, en ocasiones, puede ser fatal. Para llegar a estas conclusiones, el equipo de Nieto indujo tumores en roedores y en líneas celulares humanas de cánceres de colon, vejiga y mama, así como melanomas. En los prolegómenos de esta investigación hay que mencionar que, hace ahora diez años, Ángela Nieto sugirió en «Science» que algunos genes «Slug», implicados en el desarrollo embrionario del pollo, tendrían una implicación importante en la aparición de procesos metastásicos. Fue el inicio de las conclusiones a las que ha llegado ahora.

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