Adoptar un perro durante las vacaciones, en cinco pasos

La mayor disponibilidad de tiempo durante las vacaciones permite visitar los centros de adopción de perros y meditar esta decisión en familia
Por Carolina Pinedo 7 de junio de 2012
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Imagen: karina y

Las vacaciones pueden ser un buen momento para adoptar un animal, entre otras cosas, porque hay más tiempo disponible para meditar con tranquilidad esta decisión. Quienes se decanten por adoptar, no obstante, han de tener en cuenta cinco cuestiones: contar con el consenso familiar para adoptar, reflexionar sobre el compromiso de cuidar al perro, adoptar al animal que mejor se puede cuidar, hacer una elección adecuada del can y aprovechar las vacaciones para dedicarle más tiempo.

La decisión de adoptar un animal debe tomarse con responsabilidad. Tener un animal en casa requiere esfuerzo, tiempo y dinero, pero también implica grandes satisfacciones. El marco de relajo que nos ofrecen las vacaciones brinda la posibilidad de visitar los centros de adopción con tranquilidad para elegir al animal que mejor podremos atender, según nuestro estilo de vida. Los albergues de las sociedades protectoras de animales están saturados durante todo el año, pero las vacaciones son un periodo aún más sensible, por ser una excusa para quien decide deshacerse de su animal.

1. Adoptar al perro con el consenso familiar

En la decisión de adoptar un perro debe estar implicada toda la familia. Si uno de los miembros del hogar no está de acuerdo, surgirán desavenencias tarde o temprano.

En la decisión de adoptar un perro debe estar implicada toda la familia

En cuanto haya cualquier problema con el animal, por cuestiones de educación o comportamiento, serán posibles los reproches y disputas entre los familiares por la adopción del animal. Por este motivo, toda la familia debe acoger al perro sin dudas y con entusiasmo, tanto para cuidarle como para disfrutar con él.

2. Reflexionar sobre el compromiso que se adquiere

En vacaciones tenemos más tiempo libre y podemos aprovechar para reflexionar sobre lo que implica cuidar a un animal. Si nos decidimos por un cachorro, viviremos con nuestro perro alrededor de 14 años, e incluso más, ya que hay perros que superan esa edad. Esto implica tres paseos diarios de alrededor de 30 minutos de duración, gastos en alimentación y accesorios, como correa de paseo o juguetes, así como en atención sanitaria. «La media de dinero que cuesta mantener un perro sano de tamaño medio ronda los 500 euros al año, por lo que se debe tener claro que se quiere y se puede hacer ese desembolso económico«, explica José Luis Torres, veterinario del albergue San Francisco de Asís, de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Madrid.

La pregunta clave es: ¿estamos dispuestos a asumir estas responsabilidades durante toda la vida del perro? Si la respuesta es afirmativa, estamos preparados para adoptar. En caso contrario, es mejor abstenerse o esperar a que las circunstancias para adoptar un animal sean más favorables.

3. Adoptar al animal que mejor se puede cuidar

No es lo mismo adoptar a un cachorro que a un perro adulto, o a uno de tamaño pequeño que a un perro grande. Cuestiones como la edad, el tamaño o el carácter son importantes para adoptar a un perro. Aunque un cachorro sea muy tentador, necesitará más dedicación. Hay que educarle y enseñarle a realizar ciertas prácticas en el momento y lugar adecuados, además de ser conscientes de las trastadas que puede hacer en casa (destrozar zapatillas o mobiliario). Si no podemos atender las necesidades de un cachorro, lo más adecuado será adoptar a un perro adulto. Se debe calcular el tiempo y el esfuerzo que le podemos dedicar al animal para tomar la decisión más adecuada.

Los albergues de animales, en general, carecen de razas determinadas. La mayoría de los canes son mestizos (mezcla racial). Para adoptar a un perro de un centro de acogida, no podemos encapricharnos con razas concretas. El objetivo es buscar un determinado carácter, edad y tamaño. Los responsables de los albergues de animales nos pueden ayudar y orientar sobre qué perro podremos cuidar mejor y se adaptará con más facilidad a nuestro hogar. Es recomendable dejarse asesorar por el personal del centro y explicarles con detalle qué animal buscamos (edad, tamaño, carácter).

4. Elección del perro que se adoptará

Los perros adoptados se entregan con el calendario de vacunaciones al día, identificados con microchip, desparasitados y esterilizados, con el fin de evitar camadas indeseadas que acaben abandonadas en los albergues. No obstante, no está de más hacer un chequeo en la clínica veterinaria cuando se llega a casa. Así comprobaremos su estado general de salud y planificaremos junto con el veterinario las pautas alimentarias adecuadas para el perro según su edad, tamaño y nivel de actividad.

El pasado del perro adoptado es importante para entender su carácter. No es lo mismo un animal al que se ha maltratado, que uno que no ha sufrido ninguna experiencia traumática. Las experiencias vitales del perro conforman su forma de ser. Sin embargo, un animal que haya vivido ciertas situaciones traumáticas también es un candidato idóneo para adoptar. Es recomendable informarnos en el albergue donde adoptamos al animal sobre su pasado, para así entender mejor su presente.

5. Dedicar más tiempo al animal adoptado

Las vacaciones permitirán estar más pendientes del animal recién llegado a casa. De esta manera, la fase de adaptación del perro a su nuevo hogar se podrá superar con más calma.

El tiempo que se dedica al perro no debe ser excesivo, para evitar que sufra ansiedad por separación

Se puede dedicar más tiempo para estar con el animal adoptado y valorar su estado de ánimo, sus progresos o llevarle al veterinario para que le haga un chequeo. Las vacaciones también nos permitirán acondicionar la casa para el recién llegado y adquirir los accesorios que necesite, como los platos para comida y agua, una cama o una correa de paseo.

Sin embargo, el tiempo que se dedica a estar con el perro no debe ser excesivo. «Es un error sobreproteger al animal y pasar demasiado tiempo con él. Corremos el riesgo de que, cuando llegue la hora de volver al trabajo, el perro sufra ansiedad por separación», advierte José Luis Torres.

Una vez que la decisión de adoptar al animal se ha tomado con responsabilidad y compromiso y el perro ya está en casa, es cuestión de poner de nuestra parte: mucho amor, paciencia y comprensión. El animal nos lo devolverá con creces. Y es que, en época de vacaciones, es mucho más satisfactorio, responsable y solidario adoptar que abandonar.

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