Un informe hecho público por Ecologistas en Acción alerta sobre el fuerte impacto en la naturaleza que provocan las estaciones de esquí, y que resulta especialmente acusado en los espacios protegidos de Sierra Nevada (Granada), Sierra del Candelario (Salamanca), Alto Valle de Cinca (Aragón) y el Valle de Arreu (Lérida).
Según este trabajo, que lleva por título «El impacto ambiental de las estaciones de esquí», estos espacios erosionan el suelo y destruyen la vegetación; alteran el paisaje con pistas, aparcamientos y remontes; urbanizan la montaña; modifican el ciclo del agua por el almacenamiento para la nieve artificial; y contaminan el entorno mediante el ruido y la construcción de carreteras que se colapsan cuando llega la temporada de esquí.
España cuenta actualmente con 1.205,95 kilómetros esquiables repartidos en 952 pistas de 33 estaciones de esquí alpino (incluyendo las de Andorra); una cantidad que, en opinión de la organización ecologista, resulta «más que suficiente para la escasa altitud de nuestras montañas, que no favorece la caída de nieve ni su permanencia en la mayoría de ellas».
Ecologistas en Acción llama la atención además sobre los proyectos de ampliaciones de estaciones previstos en ocho valles pirenaicos: Izas, Arreu, Echo, Punta Suelza, Bujaruelo, Gistain, Bielsa y Roncal. Para evitar consecuencias indeseables, el informe de los conservacionistas propone que se ponga freno a la expansión y ampliación de las estaciones; que se diversifique la oferta de modalidades que no requieren infraestructuras previas, como el esquí de montaña, el nórdico de paseo o el telemark; que se potencien los sistemas de transporte colectivo para acceder a las pistas, así como que se limite la urbanización exclusivamente a los pueblos de la zona, reutilizando los edificios existentes para construir alojamientos.
