Mejorar la capa de ozono empeora el cambio climático

La UE limita el uso de los gases fluorados, sustitutos de los que dañan la capa de ozono pero con un enorme impacto en el cambio climático
Por Alex Fernández Muerza 15 de enero de 2014
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Imagen: Noureddine elg

El uso de los gases fluorados (gases-F) se limitará en la Unión Europea (UE). Se utilizan desde 1975 para sustituir a los gases que dañan la capa de ozono. Sin embargo, su impacto en el cambio climático como gas de efecto invernadero (GEI) es hasta 23.000 veces mayor que el del dióxido de carbono (CO2), si bien solo representan el 2% de las emisiones contaminantes. Este artículo explica que la UE limita el uso de los gases fluorados, su impacto en el cambio climático y sus principales datos.

La UE limita el uso de los gases fluorados

La Unión Europea (UE) ha aprobado reducir en dos tercios las emisiones de gases fluorados (gases-F) a la atmósfera desde el territorio comunitario. Esta medida supondrá la prohibición de dichos gases en nuevos aparatos, como los de aire acondicionado y frigoríficos, «cuando sea posible y haya disponibles alternativas más respetuosas con el medio ambiente».

Los gases fluorados son hasta 23.000 veces más potentes que el CO2
La prohibición se aplicará de manera escalonada entre 2015 y 2022, y empezará con las neveras y los congeladores domésticos. La nueva normativa exigirá también la recuperación de los gases al final de la vida de los equipos. Los responsables comunitarios creen que esta decisión servirá para «crear buenas oportunidades de negocio para las compañías de la UE en el mercado de las tecnologías alternativas».

Los gases-F comenzaron a usarse a principios de los 90 para sustituir a las sustancias que agotan la capa de ozono, como los clorofluorocarbonos (CFC). Gracias a este tipo de medidas se está logrando una recuperación progresiva del ozono estratosférico.

Sin embargo, como explican desde el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), los gases fluorados tienen «un elevado potencial de calentamiento atmosférico (GWP) y una larga permanencia en la atmósfera, por lo que contribuyen al denominado efecto invernadero y, con ello, a agravar los efectos del cambio climático». El GWP se utiliza para comparar la capacidad de atrapar el calor en la atmósfera en número de años de los distintos gases de efecto invernadero (GEI).

La nueva legislación comunitaria, respaldada por unanimidad, propone la reducción escalonada de la venta de los gases-F más importantes hasta alcanzar en 2030 niveles cercanos al 20% actual. De esta forma se pretende lograr la citada reducción de dos tercios de las emisiones.

Impacto de los gases fluorados en el cambio climático

Los responsables del Ejecutivo europeo aseguran que los gases flourados son unos de los principales causantes del efecto invernadero y su influencia en el calentamiento de la atmósfera es «hasta 23.000 veces más potente que el CO2, aunque solo representan el 2% de las emisiones contaminantes». Su uso se ha incrementado en un 60% desde 1990, debido a su instalación generalizada en equipos de refrigeración, aislantes y sistemas eléctricos o de protección contra incendios, «mientras que la presencia de otros GEI se ha reducido», según datos de la Comisión Europea (CE).

Los expertos de la UE llevan años preocupados por el impacto de los gases-F en el cambio climático. La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), en colaboración con la CE, destacaba en un informe el incremento «constante» de dichos gases desde 1990, a pesar de la «F-Gas Regulation», el acuerdo comunitario que requiere a las industrias europeas que reduzcan su uso.

El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC) considera en concreto al Hexafluoruro de azufre (SF6), uno de los gases-F, el GEI más poderoso del mundo. Este gas es muy empleado como aislante en la industria de la electrónica. Mientras el CO2 tiene un GWP de 1 en 20 años, el del SF6 es de 22.800 en 100 años.

Principales datos sobre los gases fluorados

El Protocolo de Montreal prohibía en 1975 de forma internacional el uso de gases que redujeran la capa de ozono. El sector industrial buscó entonces sustitutos, como los gases-F, una familia en la que destacan los siguientes integrantes:

  • Hidrofluorocarbonos (HFC). Son el grupo más común de gases-F. Los HFC se emplean en varios sectores y equipamientos como sustancias refrigerantes. Se pueden encontrar en sistemas de refrigeración y aire acondicionado, bombas de calor, como agentes espumantes, en extintores de incendios, como propelentes en aerosoles y en disolventes.
  • Perfluorocarbonos (PFC). Se utilizan de forma muy común en el sector electrónico, como en la limpieza mediante plasma de láminas de silicio, y en la industria cosmética y farmacéutica, como en la extracción de esencias de origen natural. En menor medida, los PFC también se emplean en refrigeración, combinados con otros gases. Estas sustancias se usaban hace años como extintores de incendios y aún se pueden hallar en sistemas antiguos de protección contra incendios.
  • Hexafluoruro de azufre (SF6). Se emplea principalmente como gas aislante, para el enfriamiento del arco voltaico en equipos de conmutación de alta tensión, y como gas de recubrimiento en la producción de magnesio y aluminio.

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