La revisión del verano

Antes de emprender un viaje largo es conveniente realizar personalmente algunas comprobaciones
Por EROSKI Consumer 10 de julio de 2006

Los meses estivales son los de mayor uso del automóvil. Por ello, es conveniente realizar una sencilla revisión ocular y sustituir si fuera necesario algunos elementos como el líquido refrigerante o las escobillas del limpiaparabrisas.

Además de pasar las revisiones en taller que recomienda el fabricante, antes de partir a un largo viaje de verano se recomienda realizar personalmente una pequeña revisión de algunos elementos del vehículo:

Visibilidad: si es necesario, cambiar las escobillas. Los reflejos del sol del atardecer o el amanecer sobre la suciedad del parabrisas reducen drásticamente la visibilidad. El polvo mezclado con las primeras gotas de una tormenta exige que estas gomas se encuentren en las mejores condiciones. También es aconsejable limpiar faros, espejos retrovisores, parabrisas y ventanilla trasera, así como comprobar el reglaje de los faros. La pared del garaje suele ser un buen testigo para saber si las luces apuntan en la dirección y altura adecuadas.

Filtros: de aire, aceite y combustible. Revisar especialmente el de aire, ya que en verano hay más polvo y por tanto debe estar en buen estado.

Neumáticos: comprobar la profundidad del dibujo (1,6 milímetros como mínimo) y la presión de inflado. Si no conoce la presión adecuada, la encontrará en el manual de su vehículo y, en muchas estaciones de servicio, en una tabla junto al manómetro. La revisión debe hacerse con los neumáticos en frío.

Frenos: los vehículos actuales cuentan con testigo de desgaste en el salpicadero. Si no, hay que observar el indicador de desgaste en las propias pastillas. Si tiene que pisar el pedal del freno hasta el fondo para que el vehículo se detenga o se balancea hacia un lado al frenar con intensidad, consulte con un taller.

Amortiguadores: si notamos que el coche «rebota» tras pasar los baches es posible que estén gastados. Se puede comprobar apoyándonos con fuerza sobre la suspensión del coche en parado soltándola bruscamente y comparar con otro vehículo igual al nuestro.

Dirección: si el volante tiene holgura o la servoasistencia produce ruidos pueden ser síntomas de un mal funcionamiento.

Comprobar niveles: aceite del motor, refrigerante y líquido de frenos.

Correas: cada vez son más fiables, pero no está de más asegurarse de que se encuentran tensas.

Batería: las modernas no precisan mantenimiento, pero si el vehículo ha estado parado mucho tiempo en el garaje, conviene incluirla en la revisión.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube