Faltan piscinas cubiertas en España y la información que dan al usuario es muy mejorable

CONSUMER EROSKI ha estudiado las piscinas cubiertas de nuestro país de uso público, ya sean de titularidad pública (por lo general, municipal) o privada (el 30% de las examinadas). Se ha comparado el equipamiento de 133 piscinas cubiertas de 18 ciudades (A Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Burgos, Córdoba, Granada, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, San Sebastián, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza); y, además, se han analizado, mediante una visita realizada por técnicos de esta revista a las 133 piscinas cubiertas, la información y los servicios ofrecidos a los usuarios, el estado de conservación y limpieza de las instalaciones y de las propias piscinas, la accesibilidad para discapacitados y la seguridad de los equipamientos, así como la vigilancia de las instalaciones.

El informe revela que a pesar de que, en líneas generales, la calidad de las piscinas cubiertas en nuestro país (y tanto vale para las de titularidad pública como para las privadas) es más que buena, su número es escaso. Aunque la natación es el deporte no competitivo más extendido en España, la dotación de instalaciones para practicarlo resulta insuficiente: sólo hay una piscina cubierta pública por cada 59.000 habitantes, y con llamativas diferencias entre unas ciudades y otras: Vitoria dispone de una piscina pública por cada 28.000 habitantes y en A Coruña, Oviedo y San Sebastián la ratio es de en torno a una por cada 37.000 vecinos. En el otro lado de la balanza, Málaga ofrece sólo una piscina por cada 137.000 habitantes, Zaragoza sólo dispone de seis piscinas cubiertas de titularidad pública para sus más de 600.000 habitantes y en Madrid tocan a más de 75.500 personas por piscina.

A la escasez de infraestructuras para practicar la natación se suma la carencia de información al usuario, apartado en el que suspende el 20% de las piscinas estudiadas por CONSUMER EROSKI. Las mayores deficiencias en información al usuario se constataron en datos básicos, sobre la calidad del agua y aspectos similares, que los usuarios deberían poder conocer cuando acuden a una piscina de uso público: en una de cada cuatro no se facilita información sobre la temperatura del agua, sobre sus niveles de cloro o sobre su pH, sobre la temperatura ambiente y la humedad relativa del recinto, etc.

El estudio ha permitido confirmar que la calidad de las piscinas es satisfactoria. De hecho, tres de cada cuatro han obtenido en el examen de esta revista la valoración final de «muy bien» o «excelente». Además, sobresale la amplitud de los horarios de servicio de estas instalaciones, cuya media diaria es de 14 horas. Sin embargo, el margen de mejora es apreciable, porque un 7% de las 133 piscinas suspende el examen y un 8% no pasa de un aprobado raspado.

La limpieza y conservación de la gran mayoría de las piscinas visitadas ha sido uno de los aspectos más destacables (sólo suspendió un 4%). En cuanto a la seguridad de las instalaciones, ninguna de las 133 piscinas cubiertas suspende. Pese al notable nivel de seguridad constatado, en casi un 16% de las instalaciones se observaron elementos que pueden poner en peligro la integridad física de los usuarios (suelos y escaleras resbaladizas en vestuarios y accesos a piscinas). La fundamental presencia de socorristas se cumple en la gran mayoría de casos, aunque en el 4,5% de las piscinas no se observó a ningún socorrista que atendiera y vigilara a los usuarios dentro del agua, y en otro 7% los socorristas no iban claramente identificados con camisetas o bañadores distintivos.

Exceso de bañistas en una de cada seis piscinas También se apreció un exceso de bañistas o poco espacio para el baño libre (debido, por regla general, a que se reservan calles de la piscina para entrenamientos o cursos) en el 17% de las piscinas visitadas, destacando negativamente las de Madrid (en el 58% había aglomeración de gente), Málaga (en el 38%) y Zaragoza (en tres de cada diez).

Por otra parte, la adaptación de las instalaciones para su uso por personas discapacitadas es buena aunque con matices: suspenden una de cada diez (mucho más las de titularidad privada que las públicas), sobre todo debido a carencias como que casi dos de cada diez piscinas no disponen de grúa o equipamiento similar (sillas elevadoras) que facilitan el acceso a los discapacitados a la piscina (en alguna instalación se argumentó que en ese caso sería ayudado por el socorrista). Además, en el 14% no tenían aseos adaptados.

18 ciudades, 18 normativas El estudio ha permitido constatar la diversidad de normativas que rigen el funcionamiento de las piscinas cubiertas en nuestro país. De hecho, las normas que rigen en cada una de las 18 capitales estudiadas es diferente, lo que da idea de la dificultad para que un usuario conozca a ciencia cierta qué condiciones debe reunir el agua de una piscina cubierta.

Entradas para un día, entre tres y ocho eurosTodas las ciudades, excepto Málaga y Sevilla, ofrecen, en sus piscinas cubiertas de titularidad pública, al usuario la posibilidad de adquirir una entrada ocasional. Llama la atención que su precio no es, precisamente, muy motivador para la práctica de la natación (la media es de casi 4 euros); sale a cuenta, para los usuarios más habituales, adquirir bonos. Las entradas diarias más económicas se vieron en las piscinas de Oviedo, Valencia y Vitoria (menos de tres euros de media), mientras que en las de Barcelona, la media de las piscinas municipales asciende a unos onerosos 8 euros.

* Se visitaron 133 piscinas cubiertas de acceso público: 12 en Madrid y Barcelona, 10 en Valencia y Zaragoza, 8 en Sevilla y Málaga, 7 en Bilbao, Alicante, Murcia, Oviedo y Valladolid, 6 en Vitoria, San Sebastián, Pamplona, Burgos y A Coruña y 4 en Córdoba y Granada.

(1). Se han analizado aspectos como la cantidad de información (expuesta y facilitada al usuario) disponible en cada instalación, el estado de los carteles y señales indicadoras, etc.

(1). Se han analizado aspectos como la cantidad de información (expuesta y facilitada al usuario) disponible en cada instalación, el estado de los carteles y señales indicadoras, etc. Asimismo se ha valorado la variedad y calidad de los servicios disponibles en cada recinto.

(2). Se han comprobado aspectos como el estado de mantenimiento, conservación y limpieza de los vestuarios, aseos, duchas, piscina, cafetería, bar o restaurante, etc. Asimismo, se ha valorado el estado de conservación de los equipamientos deportivos (canastas, porterías, redes, etc.), el estado de mantenimiento de suelos y pavimentos, etc.

(3). Se ha observado el grado de accesibilidad a las instalaciones, tanto desde el exterior como a las distintas dependencias. Se ha comprobado la existencia de rampas o ascensores que faciliten el acceso, la presencia de aparcamientos reservados para discapacitados, la existencia de grúas en las piscinas, etc.

(4). Se han valorado los distintos aspectos referentes a la seguridad en las instalaciones: la presencia de elementos antiincendios (extintores, mangueras, rociadores de agua, etc.), puertas, luces, y salidas de emergencia, la iluminación en las instalaciones, la existencia de suelos resbaladizos, la presencia de elementos potencialmente peligroso, etc.

(5). Nota final ponderada de las distintas variables observadas.

* Fuente: Ayuntamientos.

(1). Valor del pH: Es la medida de la acidez o de la alcalinidad del agua. Los expertos recomiendan que los valores del pH del agua oscilen entre 7,0 y 7,8. EL pH del agua de la piscina es el resultado de los efectos conjugados del agua de aportación, del desinfectante y de otros productos químicos utilizados en el tratamiento y conservación del agua. Es importante mantener un pH constante en el agua del vaso y mantenerlo entre los valores óptimos, entre 7 y 8, intervalos en los que los productos utilizados para la desinfección del agua son más eficaces. Un pH situado fuera de los valores idóneos provoca, entre otras consecuencias, irritación de la piel, las mucosas y los ojos de los bañistas.

(2). Temperatura del agua y del ambiente:
Los expertos recomiendan que el agua de la piscina debe estar entre los 23º y los 26º. La sensación de frío o de calor del bañista depende en gran medida de la diferencia de temperatura del agua y el aire. Por ello, la temperatura de las instalaciones debería ser lo más parecida posible a la del agua o incluso ligeramente superior (entre 2º y 4º C).

(3): Renovación de agua nueva, ciclos de depuración y recirculación: sólo entre un 1,5% y un 8% (depende en cada ciudad) del agua de las piscinas se renueva diariamente para mantener su calidad y reponer las pérdidas producidas, mientras que el resto recircula por un circuito cerrado de forma constante, donde recibe unos tratamientos adicionales (filtraciones, desinfecciones, acondicionamiento de la temperatura, etc.) con el fin de alargar su vida útil.

(4). Control de la calidad del agua:Los expertos recomiendan que el control de la calidad del agua (mediante la toma de muestras) se debe realizar como mínimo en el momento de la apertura al público de la instalación y en el de máxima afluencia, aunque es aconsejable realizar más tomas a lo largo del día. Algunos Ayuntamientos (Oviedo, San Sebastián, Zaragoza) realizan además este control de manera continua mediante programas informáticos automáticos.

(5) Analítica completa: Además de los controles de la calidad del agua, todos los consistorios realizan analíticas completas de todos los parámetros del agua (bacteriológicos y químicos) en laboratorios especializados, al menos una vez al mes.

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