Un estudio publicado en el «Journal of Neuroscience» defiende que aquellos síntomas que hasta ahora se consideraban simples reacciones reflejas en los bebés prematuros pueden ser manifestaciones de dolor. Este trabajo, desarrollado por científicos del University College de Londres, se realizó mediante escáneres cerebrales a dieciocho bebés prematuros, a los que se les sometió también a análisis sanguíneos.
Las pruebas captaron un incremento de los niveles de sangre y de oxígeno en las áreas sensoriales de su cerebro, lo que demostraba que la sensación de dolor estaba siendo procesada por ese órgano. Es la primera vez que se prueba que «la información sobre el dolor llega al cerebro en los bebés prematuros», señaló la directora de la investigación, Maria Fitzgerald.
Anteriormente, según explicó Fitzgerald, otros estudios habían demostrado que los recién nacidos podían dar muestras de malestar, lo que podía interpretarse de forma errónea como «reacciones reflejas del cuerpo más que señales de dolor verdadero». Hasta ahora ha existido una «falta de información básica» sobre cómo tratar el dolor en los bebés prematuros, afirmó la investigadora, que espera que este estudio sirva para un mayor control en las unidades para prematuros de los centros hospitalarios.